La oscuridad cubría cada rincón de aquella espaciosa estancia. El único sonido que era capaz de escucharse era el del viento en el exterior moviendo las hojas de los árboles y golpeando fuertemente los cristales de las ventanas.
El olor a tabaco y alcohol inundaba el lugar, pero no de una forma grotesca, sino más bien de alguna manera suave y tranquila.
En medio de aquella amplia sala se encontraba un hombre de negros cabellos, sentado sobre uno de los cómodos sofás, admirando la nada, perdiéndose en sus difusos pensamientos. Sus penetrantes y oscuros ojos brillaban con malicia mientras recordaba aquellas tardes y noches que había compartido con Jung Su Ah. Sí, la muy puta había sido una exquisita perra en celo. Siempre pidiendo más. Siempre buscándolo cuando su libido estaba insoportable y debía frotarse contra un pene con desesperación. Siempre tomando las riendas de la morbosa situación, llevando a su interior su grueso pene y gimiendo como la vil prostituta barata que era.
--Voy a extrañarte, Su.- jadeó con dificultad aquel hombre, llevando una de sus manos hasta su hinchado pene, el cual salía de entre los costosos pantalones de algodón. Llevó su mano con rítmicos movimientos de arriba hacia abajo, presionando el hinchado y húmedo glande. Gruñía desde lo profundo de su garganta mientras mordía su labio inferior- Maldita puta, ¿A quién se supone que follaré ahora?- gruñó mientras eyaculaba y manchaba sus pantalones.
Frunciendo el ceño con irritación, se acomodó los pantalones para entonces ponerse de pie, y alcanzar un pequeño trapo y limpiarse las manos.
Acercándose a una de las ventanas del frente, apartó la frágil cortina para corroborar que nadie estaba en la calle. Había estado esperando que aquel estúpido detective montara guardia frente a su casa solo para vigilarle.
Suspirando cansadamente, se encaminó a la planta de arriba, adentrándose entonces en su espaciosa alcoba, encendiendo la luz de una de las lámparas junto a su cama. Se deshizo de la ajustada camisa de vestir negra que llevaba arrojándola a la cama para luego hacer lo mismo con los pantalones, andando en simples y ajustados bóxer de licra.
Sin prisas, anduvo hasta el cuarto de baño, mirándose en el espejo sobre el lavabo, se apreció a sí mismo. Desde hacía tiempo que gozaba de dicha acción. Le gustaba mirar los tatuajes que adornaban su cuerpo, cubriendo sus fuertes brazos y la parte superior de su torso, sobre las fuertes clavículas. Su espalda había sido marcada también por unos cuantos más, y por último pero no por eso menos importante, aquellas pequeñas pero hermosas alas de golondrina que sobresalían de ambos lados en su zona pélvica.
De hecho, el primer par de tatuajes que se había hecho eran ese par de golondrinas en tinta negra. No era secreto para nadie la fascinación que él tenía por las antiguas culturas, y justamente una de ellas, la egipcia, decía que dichas aves eran quienes guardaban las almas de los muertos. Y eso representaban las suyas, las almas de su madre y hermana.
Lamió la comisura de sus labios mientras apartaba aquellos recuerdos de su mente y gruñía con molestia desde lo profundo de su garganta. Deshaciéndose del ajustado bóxer, entró en la regadera, sintiendo segundos después el agua caliente recorriéndole el cuerpo entero, pegando sus medio largos mechones a su rostro.
Durante casi una hora estuvo simplemente bajo el chorro de agua, mirando un punto fijo en la pared de azulejos, distraído en sus pensamientos. Por alguna razón, estaba recordando su niñez con más frecuencia, el día exacto en el que su madre falleció y el momento en el que su hermana se había pegado un tiro, volándose la cabeza.
Flash Back—
21 años antes---
Aquel joven niño regordete de siete años había llegado del colegio temprano puesto que sus clases se suspendieron por día de limpieza general. Al entrar a la modesta cada que era su hogar, su nariz se llenó del delicioso aroma de la comida de su madre, quién desde la cocina le daba la bienvenida. Acudiendo a su encuentro, sus preciosos ojos color marrón apreciaron a la hermosa mujer de cabellera negra agarrada en un apretado moño.

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THE BROKEN ANGEL
Misterio / SuspensoUno era un chico retraído e incluso un poco espeluznante, capaz de alejar a cuanta persona lo mirase a los ojos. El otro era sociable, amistoso y que poseía algo capaz de brindar una calidez que amantaba los deseos de vivir. Choi Seung Hyun era un...