CAPÍTULO 13

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Inquieto.

Así era justo como se sentía en se momento Ji Yong. Por más que intentaba concentrar su atención en otra cosa, lo único en lo que podía pensar era en que su mejor amiga verdaderamente había parecido perdida cuando los oficiales de policía recibieron las cintas de las cámaras de la estación. Justo allí, se mostraba al detective sureño llegando temprano como todos los días, sin embargo, no había un registro de su salida. Lo verdaderamente perturbador era que después de las nueve y cuarto, las cámaras habían dejado de funcionar, reanudando su trabajo hasta pasadas las once.

No había tenido idea de que a ChaeRin le interesaba el detective de tal forma, y el hecho de que ella se hubiese abstenido de decirle tan sólo por el hecho de pensar que él no estaba interesado en nada que no fuese Seung Hyun, en verdad le afectaba.

Toda su vida, desde que conocía a la chica, se había asegurado de demostrarle que la consideraba más que una amiga, incluso podría decirse que eran como hermanos e incluso ahora, luego de tantos años, el sentimiento seguía siendo el mismo. No importaba demasiado que ahora estuviese viendo a alguien, creía que era lo suficientemente hábil como para demostrarlo.

Ahora, mientras yacía en la cama con el pesado brazo del profesor sobre su cadera de forma posesiva, se preguntaba si en verdad había estado tan distraído y fuera de órbita, como su mejor amiga le había dicho. Pero a pesar del dilema en el que ahora estaba metido, la verdad sea dicha, no cambiaría absolutamente nada.

Llámenle demente, pero nunca se había sentido más seguro. Cada mañana mientras despertaba entre los brazos del mayor, lo único en lo que podía pensar era en cuán afortunado era porque a pesar de saber que el profesor no era completamente sincero, y qué por supuesto de vez en cuando solía tener algún desliz, se empeñaba en mantenerse a su lado. Había sido lo suficientemente ingenuo como para pedirle exclusividad, pero o era tonto. Sabía que de vez en cuando se necesitaba buscar en otras personas algo de éxtasis para al final del día, reiterar la elección que se había tomado.

Quizás no tuviese mucho sentido, sin embargo, era como se sentía.

En cuanto a él, sería completamente sincero al decir que disfrutaba cuando el degradado detective Lee iba a buscarle. Le parecía gratificante ver a dos hombres como esos peleando por él. Al final, nadie era tan inocente como aparentaba.

Mientras suspiraba profundamente, sintió los suaves labios del mayor tras su oreja, besando perezosamente mientras la mano que mantenía sobre él se deslizaba hacia el centro de su cuerpo y se hundía bajo su camiseta, acariciando en el transcurso la blanda piel de su estómago. Los dientes del pelinegro rascaron con lentitud su piel, ocasionando que decenas de hormigueos se propagaran a lo largo de su cuerpo, obligándolo entonces a estremecerse y gemir en respuesta.

En todo el tiempo que llevaban juntos, aún no podía acostumbrarse a los mimos expertos de Seung Hyun, cada vez seguía estremeciéndose ante los besos y las caricias que recibía. Sabía que su amante era un hombre experimentado y sumamente deseado que era capaz de hacer temblar a cualquier mujer que se propusiera. Por alguna razón, le parecía que la única excepción masculina que el mayor había tenido era él.

Sintiendo como el pelinegro lograba recostarlo sobre su espalda mientras trepaba sobre él, observó con detenimiento los oscuros ojos del hombre, mismos que parecían resplandecer ante el deseo y la anticipación. Relamiéndose los labios, apenas y sintió un gemido deslizándose de entre sus labios antes de que la boca contraria se inclinase y reclamara la suya. Los labios de Seung Hyun se aseguraron de besarle ávidamente, como si quisiera beber la vida de ellos.

Gimió con goce mientras sentía la escurridiza y habilidosa lengua del profesor acudiendo al encuentro de la suya, emprendiendo una batalla que aseguraba la dominación de parte suya. Alzando los brazos, le rodeó el cuello mientras sus dedos se escabullían entre las hebras de espeso cabello negro, y al mismo tiempo sus piernas se abrían y permitían que el cuerpo más robusto se acomodara entre ellas, dando oportunidad de que el viril miembro ajeno se frotase contra el suyo.

THE BROKEN ANGELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora