Aquel apuesto pelinegro se encontraba en la sala de profesores, calificando el último examen que había aplicado a sus alumnos de segundo grado. Los largos mechones de cabello azabache caían sobre esas espesas y pobladas cejas, mientras que su ceño se fruncía debajo de aquellos anteojos de marco grueso. Sus inquietantes ojos negros se paseaban entre línea y línea, leyendo y analizando las respuestas, descartando aquellas que le parecían ambiguas y elogiando esas pocas que eran centradas y correctas.
La postura de su cuerpo lucía rígida, pero él parecía estar lo más cómodo posible. Sostenía entre sus dedos índice y medio la lapicera color rojo con la que calificaba, jugando con ella mientras se dedicaba a revisar. Con su otra mano tomaba de vez en vez la taza de humeante café americano que había conseguido de la cafetería cercana al campus.
Vistiendo un impecable traje color negro, acompañado de una camisa de seda y un abrigo del mismo tono que llegaba a sus rodillas, el profesor se mantenía en completa paz. Ignorando el hecho de que los demás profesores a su alrededor, le miraban con curiosidad. Todos y cada uno de ellos tenían esa inquietud de saber cómo exactamente era el profesor, pero ninguno se atrevía a acercarse demasiado. Consideraban el rechazo como la más probable de las respuestas.
Un par de mujeres en específico, se dedicaban a mirar a aquel hombre a detalle, observando cada meticuloso movimiento y apreciando ese masculino perfil que proyectaba el pelinegro desde aquella solitaria mesa en la que se encontraba. JiYoon e Hyun-Ah, entrecerraban los ojos mientras le observaban, curiosas y ansiosas de escuchar sus nombres pronunciados por aquella gruesa voz.
Ambas habían escuchado los rumores de pasillo. Las decenas de colegialas suspiraban enamoradas del misterioso profesor nuevo. Cuchicheaban sobre lo guapo y varonil que era. Elogiaban la masculinidad que el hombre poseía. Y chillaban emocionadas mientras presumían de alguna banal mirada o atisbo de sonrisa que el pelinegro les dedicaba. Pero su interés no se había disparado tanto hasta que escucharon a una de las más dedicadas estudiantes, Ha Yi, hablar sobre esa voz que podría engatusar hasta al más puro de los ángeles.
--Tengo que conocerlo mejor...- murmuró JiYoon, mirando de reojo a su mejor amiga y compañera de trabajo, quién rio levemente mientras negaba.--¿De verdad? ¿Y qué harás?
--Primeramente...-arregló su largo cabello negro y revisó su ropa- Me acercaré a saludar. Deséame suerte.- sonrió antes de ponerse de pie.
La delgada joven alzó la barbilla con suficiencia, notando como los demás presentes en aquella sala de profesores se miraban asombrados mientras le observaban acercándose a aquel solitario y apartado hombre. La silueta de la profesional era perfecta, sus curvas se marcaban por debajo de esas ajustadas prendas que lucía, las cuales no era más que unos ceñidos pantalones de mezclilla claros, blusa blanca y un bonito saco de color negro, terminando con unos zapatos altos del mismo color.Seung Hyun se había mantenido al margen, ignorante de las intenciones de aquella hermosa mujer, hasta que notó como alguien se detenía y tomaba asiento justo enfrente. Alzando la mirada, se encontró con unos risueños ojos color marrón que le miraban con interés.
--Hola...- murmuró la joven mientras una sonrisa se extendía a lo largo de sus apetitosos labios color carmín.--Hola.- un atisbo de sonrisa apareció en sus delgados labios, deleitando con ella a la joven, quién mordió levemente su labio inferior.
--¿Seung Hyun, cierto?
--Así es. Tú debes ser, JiYoon.- la joven sonrió satisfecha de que el pelinegro conociese su nombre.
--Lo soy. Es un placer conocerte.- extendió su mano, la cual él tomó y llevó a sus labios para depositar un suave y ligero beso en un signo de galantería.
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THE BROKEN ANGEL
Gizem / GerilimUno era un chico retraído e incluso un poco espeluznante, capaz de alejar a cuanta persona lo mirase a los ojos. El otro era sociable, amistoso y que poseía algo capaz de brindar una calidez que amantaba los deseos de vivir. Choi Seung Hyun era un...