CAPÍTULO 9

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Previamente—

El sonido de las sirenas policiacas aturdía e incluso adormecía el sensible oído humano mientras oficiales uniformados se desplazaban rápidamente alrededor del lugar, acordonando la zona y restringiendo el paso a los civiles.

Un lento suspiro abandonó los gruesos labios de la detective Park mientras miraba sobre su hombro al detective Dong Young Bae llevando a la escena, mostrando su placa a los uniformados.

—¿Me explicas los daños?— inquirió el moreno mirando a su alrededor.

—Aparte de la entrega segura de nuestras placas? — ironizó la detective mientras sus llenos labios rojos se fruncían— Otra víctima. Varón de cincuenta y tres, identificado como Hong Dae-Hyun, dueño de un laboratorio farmacéutico.

—¿Cómo murió?

—Al parecer fue envenenado. — el moreno le miró consternado— Como puedes ver, se encontraron diferentes frascos y soluciones cerca del cuerpo. Sandara podrá darnos un mejor diagnóstico, por supuesto.

—Supongo que pasaré entonces a comprar algo para cenar rumbo a la estación.

—Me gusta la comida tailandesa...— sugirió la alta detective sonriendo mientras sacudía los hombros ligeramente— Mucho papeleo, Dong.

Cada uno tiene lo que se merece...

En medio de un cansado aliento, Young Bae miró a su alrededor, notando cómo todos sus compañeros se concentraban los archivos de Hong Jun les había tendido apenas habían pisado la estación. El técnico era excelente en su labor, pero en ocasiones como esa, odiaba ese hecho. El hombre les había facilitado varios expedientes, artículos y noticias sobre su más reciente víctima.

Hong Dae-Hyun había sido el dueño y presidente de uno de los mejores laboratorios farmacéuticos de la ciudad, y como tal, había tenido un largo historial de incidentes, así como también una secreta lista de enemigos, entre ellos las personas que vivían en desacuerdo con el uso y distribución de los fármacos aprobados. Dichas personas, alegaban que el empresario había estado operando bajo las narices del gobierno, haciendo práctica una labor errónea, en la que se distribuían fármacos caducos, además de que sostenían que estaban probando los mismos en animales e en humanos a cambio de un pago.

—Bien, sí...— habló la detective Kong— El hombre era un verdadero asno. — frunció los labios— Y en comparación de las otras víctimas, él sí tenía una extensa lista de personas que lo odiaban. ¿Creen en verdad que está relacionado con nuestro caso? ¿Creen que fue el mismo asesino? ¿No cabe la ligera sospecha de que se hubiese suicidado?

—Todo sería mucho más fácil así...— volviéndose, la detective se encontró con los astutos ojos se la forense— Yo podría tener una verdadera noche de descanso. — suspiró.

—¿Qué tienes para nosotros?— el capitán DaeSung la miró detenidamente mientras se guardaba las manos en los bolsillos del pantalón— Espero sea algo bueno que nos ayude a aclarar un poco todo esto.

—Eso espero yo también...— suspiró la médico, abriendo la carpeta que llevaba consigo para extendérsela a Young Bae, quien había caminado hasta ella— Luego de practicarle la autopsia, redacte mi informe y puedo decirles con seguridad que él, en comparación con las otras víctimas, no conocía a su atacante.

—¿Cómo puedes saberlo? — preguntó el moreno, mirándola con el entrecejo fruncido.

—Porque sé hacer bien mi trabajo.— alardeó— El cuerpo de la víctima presenta signos de violencia. Encontré moretones alrededor de las muñecas y tobillos, como si lo hubiesen mantenido atado durante la agresión. Fue obligado a ingerir una serie de fármacos y sustancias nocivas, entre ellas antidepresivos y sustancias que aún no son aprobadas y siguen en la etapa de experimentación. Murió de un paro cardiaco debido a la mezcla de todas las sustancias. Y puedo decirles que fue horas antes de ser encontrado, el rigor mortis comienza a aparecer entre tres o cuatro horas después, la víctima tenía entre diez y doce horas de haber fallecido.

THE BROKEN ANGELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora