Trabajo para el diablo (ChanBaek)

LIII (PARTE I)

Estos últimos capítulos van a ser bastante largos. Disfrútenlos ♥.

Varios meses tortuosos pasaron y, tras constantes visitas al juzgado, Baekhyun tuvo la fortuna de ser declarado inocente.

Le quitaron el embargo, le devolvieron el departamento, sus cosas y lo más importante: su rango y empresa. Cumplió la mayoría de edad en octubre y según lo estipulado por el testamento de su madre, ya era el director oficial de Nita K y el dueño de todo. Abrieron otra causa para Kim Il Wook, puesto que a él lo absolvieron ya no tenía nada que ver con el tema. Ni bien ocupó su sillón frente al escritorio de su oficina por primera vez después de tanto tiempo, lo despidió, por supuesto. También se deshizo de todos los abogados que tuvo la empresa hasta el momento y pidió al Estado que enviara nuevos; los fiscales designados a Nita K para cobrar sus impuestos también desaparecieron de la escena. Echó a patadas y mancilló a todos aquellos que tuvieron un mínimo de relación con Kim Il Wook y sus chanchullos, y estaba tratando con recursos humanos para conseguir gente verdaderamente capacitada y honesta.

Debía limpiar Nita K por completo.

Había restituido a Chanyeol a su antiguo puesto como secretario. A la hora de tomar la decisión, consideró seriamente volver a contratar a Yixing, pero su instinto le dijo que no. Algo cambió el día que lo despidió, como si el vínculo que los había atado hasta ese momento se rompiera, desapareciera, y ya no hubiera vuelta atrás. A sus ojos, ahora Yixing no era más que su amigo, sólo eso, su mejor amigo, y no quería arruinarlo convirtiéndose en su jefe otra vez.

Chanyeol era un tema totalmente diferente. Por más de que lo contrató y fueron jefe y empleado hasta el final, jamás, ni una sola vez, lo sintió como un verdadero subordinado. Llevaba su agenda y lo ayudaba con el trabajo, sí, pero en su mente era más... Como un compañero de vida extendiéndole una mano. Probablemente se debiera a que Chanyeol nunca se dejó dominar ni intimidar por su personalidad; cuando le gritaba sólo se reía y cuando lo presionaba se encogía de hombros con indiferencia. Fue desesperante, pero también, quizás, la llave a la relación que forjaron y en la actualidad mantenían.

No fue un empleado sumiso y obediente, y Baekhyun no hizo más que caer en sus redes y bailar a su ritmo como un títere.

Había un problema sin embargo y es que Chanyeol, últimamente, había estado comportándose bastante extraño. Cuando le pidió que volviera a su lado en la empresa en un comienzo se mostró sorpresivamente reticente, y luego había aceptado y sonreído como de costumbre. Pero Baekhyun supo que aquella sonrisa tuvo bastante de falsa, simplemente porque lo conocía demasiado. Dejó las cosas estar sin embargo, saliendo apenas de muchísimos problemas, no quería sumar nuevos a la lista.

Y para agregar a la otra lista, la de logros, en esos instantes se encontraban todos en el enorme salón de actos de la escuela. Los alumnos de tercer año iban acompañados de familiares y seres queridos a la espera de recibir los diplomas que ameritaban sus egresos de la escuela. Así es, había terminado la escuela, por fin, daba por finalizado aquello que tanto martirio le había significado y que creyó que jamás lograría sin morirse en el intento. Le pareció absurdo que al comienzo del año hubiera pensado con semejante seguridad que era imposible y una pérdida de tiempo.

Viéndose desde enero hasta ahora, ya no era la misma persona, definitivamente.

A Chanyeol, alumno honorífico con el mejor rendimiento entre los egresados, le tocó dar un pequeño discurso de fin de año. Le habían comunicado que su ausencia a mitad de semestre cuando se había ido a su pueblo seguramente afectara toda su calificación final, pero en definitiva ni siquiera eso redujo su promedio de forma alarmante. Seguía siendo el mejor estudiante. Una muchacha del 3-3 lo acompañaba como mejor promedio femenino, ella también debía dar su discurso. Luego, llegó el monólogo del director, largo y tendido, tanto así que ni siquiera los mayores terminaron de oírlo completo, a la mitad se distrajeron con cualquier otra cosa, aunque fingieron prestar atención por respeto. A eso siguió la entrega de diplomas, otra cuestión larga y exhaustiva puesto que las divisiones eran muchísimas.