XI

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Baekhyun parpadeó, sintiendo un dolor de cabeza de diez mil demonios. Parecía que estaba tronando dentro de su cráneo. Frunció el ceño ante la confusión, no sabía dónde se encontraba ni qué había pasado exactamente. Había estado en el gimnasio del colegio encargándose de muchas cosas a la vez, se había sentido mal mientras caminaba hacia la salida, algo mareado, y entonces... Se sentó repentinamente sobre la cama donde reposaba, arrepintiéndose al instante cuando un terrible dolor de espalda lo atacó. Aspiró aire entre dientes e hizo círculos con los hombros, intentando aliviarse de alguna manera. Miró a su alrededor y notó con alivio que estaba en su casa, ocupando su habitación, pero... ¿Cómo había llegado allí?

La puerta estaba semiabierta y escuchó sonidos provenientes de la sala. Moviéndose lentamente y como pudo, caminó fuera de la habitación. Los días de trabajo agotador y mal alimentado le estaban pasando cuenta, y lo notó en su dolor corporal general. Sentía como si hubiera hecho gimnasia aeróbica cincuenta años seguidos, sin parar. La puerta de la sala estaba abierta, y su estúpido y tan alto como un árbol secretario, estaba sentado sobre el sillón mirando la televisión con ambos pies descansando sobre le mesa ratona del frente. Gruñendo, recordó por fin cómo es que habían sucedido las cosas.

-Ponte cómodo, estás en tu casa.- Mencionó lleno de ironía mientras se adentraba en el lugar.

El más alto se volteó, sonriendo enormemente al verlo. ¿Nunca se cansaba de sonreír todo el tiempo como un idiota?

-¿Has despertado?

-No, soy un jodido holograma.

-Bueno, bueno...- Se puso de pie con una ceja alzada. -Si enfermo te pones peor que de costumbre, será una catástrofe de la que no querré ser testigo.

-Pues vete.- Le siseó.

Chanyeol se hizo hacia atrás con fingido asombro. -Qué malote.

Baekhyun suspiró, sintiéndose fatal como para seguir con las pullas. Se arrojó sobre el sillón, terriblemente agotado, y apoyó la cabeza sobre el respaldo, cerrando sus ojos.

-Lo siento.- Oyó la voz más suave y comedida del otro.

Alzó los párpados para verlo sentado frente a él sobre la mesita. ¿Por qué se disculparía ahora?

-Sé que estás mal, debería callarme la boca.- Contestó su pregunta indirectamente.

Resopló. -Por favor, no cerrarías esa enorme boca tuya aunque el mundo dependiera de ello.

Chanyeol rio un poco, dirigiéndose hacia la cocina. Baek siguió todos sus movimientos con la mirada. Volvió sosteniendo una bandeja con un tazón de líquido humeante y un vaso de agua, se sentó otra vez sobre le mesilla y colocó la bandeja sobre sus rodillas.

-Escucha, puedo apostar lo que sea a que estás así de débil por tu mala alimentación.

-No eres doctor, no sabes nada.- Baekhyun volvió a recostarse sobre el respaldo.

Chanyeol lo miró con ojos entrecerrados. -¿Siempre almuerzas?

-Sí.

-¿Y hace cuánto lo haces esporádicamente?

Tragó saliva, titubeante. -Siempre lo hago.

-No mientas, puedo parecerlo, pero te aseguro que no soy nada estúpido.

Ahora hizo un sonido gutural al cubrir sus ojos con un brazo. -Quizás... No lo haga tan seguido.

Chanyeol sonrió. Por fin Baek estaba cediendo, poco a poco. -¿Y...?- Lo alentó.

-Tampoco ceno muy bien... Desde que comencé con ese maldito instituto del demonio.

Rio con suavidad, demasiado satisfecho por alguna loca razón. Estiró una mano y le revolvió tiernamente los cabellos. Baekhyun lo miró extrañado, pero no lo apartó.

Trabajo para el diablo (ChanBaek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora