Trabajo para el diablo (ChanBaek)

XXVIII (PARTE I)

-Wow, Chanyeol...

Kyungsoo abrió los ojos enormemente al visualizar a su mejor amigo ataviado con la ropa que su jefe le había dado. Él ya estaba preparado, le tocaba esperar a que el otro terminara, y cuando salió de la habitación con esas pintas se sorprendió gratamente. Chanyeol se observó en el espejo de cuerpo entero que había en uno de los pasillos. Llevaba un par de pantalones pinzados entallados color azul marino a juego con un bléiser, ambos rodeando a la medida y perfectamente su cuerpo. Su torso lo cubría una camisa blanca y sus pies un par de mocasines negros.

-¿Qué tal?- Murmuró un poco avergonzado.

-Jamás creí que diría algo como esto, pero te ves guapo, Yeol.

Le sonrió, tan brillante como un sol. -Gracias.

-¡Bien!- Se puso de pie. -¿Estamos listos?

-Claro.- Y volvió a verse en el espejo con inseguridad.

Kyungsoo resopló. -Te ves genial, amigo.- Palmeó su hombro. -Baek fue bastante pertinente.

-Por supuesto que lo fue, es diseñador.

Ladeó su rostro. -¿Y la corbata?

-¿Oh?- Chanyeol vio hacia abajo. -Noona la habrá dejado en algún lugar cuando husmeó en las bolsas y no lo noté.- Suspiró con molestia.

-Bueno, yo tengo unas cuantas, te prestaré y ya.- En respuesta su amigo asintió. –Mamá y papá ya están allí, será mejor que nos apuremos.

Al llegar al salón donde la susodicha fiesta se llevaba a cabo, Chanyeol se quedó aún más deslumbrado por el mundo que lo rodeaba. Desde que se había metido en la limusina de Kyungsoo había ingresado a un estado constante de sorpresa. En la calle seguían aparcando carísimos autos de los cuales bajaba gente vestida de forma increíblemente lujosa. Hombres con elegantes trajes, mujeres con hermosos y exuberantes vestidos. Cuando entraron no logró reprimir a tiempo un sonoro jadeo, observándolo todo con ojos enormes, como un niño pequeño que conocía Disneyland por primera vez. Kyungsoo rio divertido por su reacción, su amigo estaba pasmado y no era para menos.

El lugar era gigante, con extensos techos de mármol color marfil sostenidos por altas columnas color tiza, estas a su vez surcadas por ramificaciones en dorado similares a las bifurcaciones de los relámpagos al caer y dividirse en cientos, todo sobre un suelo de azulejos negros veteados en grises y algún que otro verde oscuro. Había mesas redondas dispuestas por todo el lugar, cubiertas con manteles blancos y una loza exquisita haciendo juego. Finos portavelas ocupaban sus sitios junto a bellísimos arreglos florales. Del techo, ayudaban a alumbrar grandes candelabros con cientos de focos que de sólo verlos te dejaban con la boca abierta. Eran magníficos. Todo era magnífico y Chanyeol no podía encontrarse más impactado.

Aquel era un mundo del que mínimamente sabía, pero del que no formaba parte y creía no poder hacerlo nunca. Cada día asistía a Yoksei y presenciaba el despliegue de la más vana opulencia, pero esto definitivamente era otro nivel. Ensimismado en sus pensamientos de asombro, no notó que varias miradas habían estado posándose sobre él hasta que Kyungsoo lo codeó para que volteara a ver a un grupo de tres muchachas absurdamente bellas viéndolo de forma inquisitiva.

-Qué cosas, recién te apareces y ya te ganas todas las miradas.- Le susurró en tono de broma.

Chanyeol vio cómo las féminas le regalaban sonrisillas de lado, sosteniendo finas y largas copas de champaña, y se sintió increíblemente avergonzado. Siempre había sido muy torpe cuando se trataba de cosas así. Se comportó como un tonto con Ye Song y se comportaba como un tonto con Baek también. Sólo fue capaz de darles una tosca y casi desapercibida reverencia antes de alejarse con premura hacia otra dirección.