Al no recibir ninguna señal del otro lado de la puerta, volví a golpear tres veces con persistencia.
—¡Ya va! Maldita sea, ya oí —bien, eso no era un buen comienzo. Jugué con las mangas de mi sweater nerviosa intentando mantener mi posición firme. Debía explicarme lo sucedido anoche. Al abrir la puerta y verme su expresión se suavizó notablemente y me dedicó una media sonrisa aun adormilado. Intenté mantenerme en una pieza—. Buenos días, muñeca —pero al segundo lo olvidé. Su voz sumamente ronca y baja provocó que me flaquearan las piernas. Me aclaré la garganta y traté de concentrarme en lo que debía decirle, no en su falta de camiseta, o en el precioso pantalon de pijama gris que llevaba el cual caía de una forma fenomenal.. <<¡Concéntrate!>> gritó mi consciencia dandome una bofetada mentalmente.
—Buenos días, Zayn —respondí con mi voz un tono más alto de lo normal. Se recargó en el marco de la puerta total y completamente despreocupado con sus fuertes y desnudos brazos cruzados en lo alto de su pecho y me miró fijo sin borrar aquella leve sonrisa de sus labios.
—Estoy esperando ansioso la razón por la cual estas golpeando a mi puerta a estas horas de la mañana —cierto, debía decirle de que no recordaba nada. Aunque probablemente eso lo daría por echo. La vergüenza hizo acto de presencia en mi interior.
—Eh.. bueno, me gustaría saber que sucedió anoche. Quiero decir, recuerdo hasta que comenzamos a beber. El resto ha desaparecido de mi mente siendo reemplazado por un horrendo dolor de cabeza —expliqué con sinceridad. Su mirada adoptó una pizca de ternura y ladeó la cabeza.
—Eso que tienes se llama resaca y es comprensible considerando que te bebiste todo en el bar —mis mejillas se incendiaron al instante y me vi obligada a bajar la mirada.
—Por favor, dime que solo me quedé dormida en un sofá —rogué intentando creerme de que era posible aquello pero en realidad yo sabía que estando ebria lo que menos hacía era dormir.
—Si eso te hace feliz, puedo decírtelo —suspiré desilucionada y mis hombros se relajaron un poco. El simple hecho de tenerlo delante mio con nada mas y nada menos que unos pantalones, el cabello despeinado y aquella sonrisa arrogante me tensaba. Más de lo normal.
—Ya dime, ¿a quién le bailé esta vez? —pregunté rindiéndome ante la humillación. Lo observé y su mirada destelló unos segundos. Me miraba, sí, pero parecía perdido en sus pensamientos. ¿Estaría recordando lo pasado anoche? Oh dios, ¿habré hecho algo fuera de lugar con él? Fuera lo que fuera por el aspecto de su rostro parecería agradarle aquel pensamiento. Suspiró y se enderezó metiendo las manos en los bolsillos de su pantalón gris de chandal.
—Bailaste, me invitaste a bailar contigo —mi respiración se aceleraba con cada palabra que él decía—. Bailamos —mierda, bailamos. ¡Había aceptado bailar conmigo! ¿Por qué no puedo recordarlo? Maldita sea, me encantaría atesorar ese recuerdo en mi interior—. Te subiste a la tarima del piso de abajo y bailaste —mis mejillas se incendiaron al instante luego de oír aquella declaración—. Provocaste a todos los hombres del bar, incluido a mi —su voz había dejado la diversión tiempo atrás, ahora se dedicaba a mirarme fijamente intentando quemarme quizás. Su voz era baja, lenta, abrazadora, inquietante—. Hasta que noté que fue suficiente y te traje a casa —volvió a su semblante normalizado. Suave y pasivo.
—Debo dejar de embriagarme así, algún día hare algo que no tendrá vuelta atrás —murmuré más para mi que para él, pero por desgracia logró oírlo. Elevó los hombros como restándole importancia al asunto acompañando su movimiento con una mueca.
—Eres divertida ebria. Eres mucho más extrovertida, me agrada eso —sonrió de lado y me observó fijamente. ¡A él le agradaba cuando era extrovertida!—. Bien, si ya sabes todo lo que necesitas, iré a ducharme —<<¡Vé con él!>> se burló mi diablillo interior. Me mordí el labio como sopesando la posibilidad y luego caí en la cuenta de lo que estaba pensando.
—Sí, gracias —sonreí y voltee para salir casi corriendo de ahí. Solté todo el aire que venía conteniendo cuando oí la puerta cerrarse. Vaya, la presencia de Zayn me ponía tensa, nerviosa. Mis músculos parecían enroscarse a cada segundo que pasaba bajo su escrutinio y eso no era para nada bueno. Tenía que relajarme, tomarlo con calma. Él me estaba dando una oportunidad, debía aprovecharla bien.
—¿Cómo es eso de que te embriagaste anoche? —oí la voz preocupada y molesta de Gemma en la cocina. Clavé mis pies al suelo y mi oído se agudizó. Esto de oír conversaciones ajenas se me estaba haciendo costumbre pero tenía una leve sospecha y quería eliminarla lo antes posible.
—Luego de que _________ llegó me bebí una botella entera de whisky. De solo pensarlo me dan náuseas —fruncí el ceño acercándome más al marco de la entrada a la cocina y traté de oír mejor.
—Oh Harry, no me digas que aún no la has superado. Han pasado más de dos años —sentí como mis piernas se debilitaban al instante.
—Gemma, lo he intentado. Te lo juro. ¡He pasado un año entero sin verla! Y llega aquí, con esa fresca sonrisa y su dulce mirada y.. me desarma. Simplemente arrasa conmigo sin piedad —hubo un momento de silencio y yo me encontraba repitiendo las palabras de Harry una y otra vez en mi cabeza. <<Está enamorado de ti>> susurró aquel diablo en mi interior. No, era imposible. Total y completamente ilógico.
—Vaya —murmuró Gemma un poco impresionada—. De verdad estás enamorado de ella.
—Nos hemos besado —comentó Harry al instante. Fruncí el ceño. ¿Por qué le contaba todo aquello a Gemma? <<Porque es su hermana, quizás>> contestó mi conciencia burlona—. Dos veces —todo mi cuerpo se congeló. ¿Dos veces? ¡Está mintiendo! ¡Solo nos hemos besado cuando le saqué el sobre de las manos! Maldito mentiroso.
—¿Estás hablando enserio? Por dios, Hazza. Cuéntame eso —comentó Gemma. Al parecer estaba igual de sorprendida que yo. No, era imposible estar igual de sorprendida que yo. ¡Mi mejor amigo enamorado de mi!
—Las dos veces me ha besado ella. La primera, sé que solo lo hizo para distraerme. Quería quitarme algo que yo tenía en las manos, y la segunda.. anoche. Pero estaba ebria —me llevé una mano a la frente y traté de controlar la ira que sentía conmigo misma. <<Lo deseas, y lo sabes>> susurró desde un profundo lugar de mi subconsciente aquella consciencia entrometida. ¡¿Y tú donde estabas cuando lo besé anoche?! grité en mi fuero interno con rabia—. La cosa casi se me va de las manos pero.. la detuve a tiempo —oh mierda, de verdad que soy extrovertida ebria—. Para mi no significó nada, sé que no siente lo mismo por mi. Solo lo hizo por interés y porque no sabía lo que hacía —agregó con tono desilucionado. El corazón se me partió en mil pedazos. ¿Acaso me sentía culpable por no quererlo de la misma manera? Vaya que dolía. Pero de todas las chicas que rondan en el mundo, ¿por qué se tuvo que enamorar de mi? ¡Soy un desastre con dos patas y él lo sabe! Soy torpe en muchos sentidos, mi autoestima roza el subsuelo, lo único que hago hábilmente es cocinar y cantar un poco. Soy vaga, cuando estoy a solas con él soy como un hombre, desgarbada y repugnante debido a la confianza que me da. Vivo sentándome encorvada y adoro comer, odio el ejercicio y lo hago simplemente para estar en forma y evitar terminar como una pelota de playa aunque esté en camino. Harry y yo solemos hacer competencias de eructos, y no solo eso, siempre gano yo. ¡¿Por qué maldita razón está enamorado de mi?! ¡Soy desagradable! Me escandalizaba la simple idea de pensar en Harry como algo más que un amigo. Callé a mi mente y volví a agudizar mi oído intentando escuchar más.
—__________, querida —me sobresalté y miré a Anne acercándose con una sonrisa—. ¿Estás bien? —me sentí cohibida. Como si me hubiesen descubierto haciendo algo total y completamente malo. Y quizás estaba en lo cierto.
—S-sí —tartamudee.
—¿Nos acompañas con el desayuno? —asentí y tragué sonoramente mientras seguía a Anne hacia la cocina. La mirada exigente de Harry se clavó en mi y no desistió hasta que me senté a un lado de su hermana. Gemma se aclaró la garganta.
—¿Quieres un poco de café, _______? —preguntó sonriente. Negué, mi estómago se había cerrado completamente. El timbre sonó con insistencia sacándome de mis pensamientos.
—Yo iré —avisé mientras me ponía de pie. El ambiente podía cortarse con un cuchillo tranquilamente. Al salir de la cocina inhalé mientras caminaba hacia la puerta. Al abrir me encontré con dos hombres. No tenían más de cuarenta años. Ambos morochos, el cabello peinado hacia arriba con exceso de gel, lentes ray ban negros, trajes grises, corbatas a juego y perfumes fuertes.
—Buenos días —saludaron al unísono. Fruncí el ceño.
—Buenos días, ¿en qué puedo ayudarles? —ambos se miraron y el más alto le hizo un leve asentamiento de cabeza al otro.
—¿Señorita _____________? —¿Quiénes eran y por qué sabían mi apellido?
—Estoy en desventaja —aviso para que me dijeran al menos quieres eran.
—________, ¿todo bien? —preguntó aquella voz a mi espalda pero se apagó al instante cuando llegó a mi lado. Ambos hombres sonrieron cínicamente a mi mejor amigo, yo aún intentaba averiguar si los conocia de alguna parte—. ¿Qué hacen aquí? —observé a Harry y al notar su expresión di por hecho que no se llevaban bien.
—Buenos días, Edward —saludó burlonamente el más alto de los dos. Harry detestaba que lo llamaran así.
—Debemos hablar —sentenció el más bajo.
—Bien, hablaremos mañana —contestó mi amigo secante.
—No Edward. Hablaremos hoy y punto —volvió a sentenciar el mismo hombre quitándose los lentes y dejando ver una mirada grisácea y escalofriante.
—_________, cariño —una corriente eléctrica recorrió mi cuerpo al oír su forma de llamarme y al sentir su mano sobre la parte baja de mi espalda—. Ve adentro con mi madre y mi hermana —me crucé de brazos y elevé una ceja.
—Yo no voy a irme a ninguna parte, ¿quiénes son ustedes dos? —pregunté molesta. Esta era mi casa también y mínimamente quería saber quienes eran aquellos desagradables hombres.
—Son de Modest Management, _________. Ve adentro —me ordenó el castaño ahora con una pizca molesta en su voz. Suspiré y me di por vencida.
—Bien, cualquier cosa me llamas —avisé a Harry antes de sonreír cínicamente a los dos hombres, dar media vuelta y caminar dentro de la casa. Justo venía bajando las escaleras aquel adonis de cabello oscuro y ojos penetrantes—. Zayn —lo llamé acercándome. Sonrió a medias y caminó decidido hasta mi. Abrí la boca para hablar pero me calló con un beso. Un lento, dulce y perfecto beso. Se alejó y me observó sonriente—. Vaya, alguien está de buen humor hoy —bromee con una sonrisa tironeando de mis labios.
—Algo así. ¿Ibas a decirme algo? —me aclaré la garganta y asentí volviendo a la preocupación.
—En la puerta hay dos hombres de Modest Management —su expresión cambió en cuestión de segundos a una totalmente seria y no me dio tiempo para acabar la oración antes de salir disparado en dirección a la puerta. Observé su despreocupado andar y cuando volví a voltear hacia las escaleras me llevé una sorpresa. Elevé ambas cejas.
—¡________! Buenos días —al parecer volvió al rubio. Bueno, le favorecía mucho más que el morado que usaba hasta hacía pocos días atrás.
—Buenos días —contesté con cinismo—. ¿Dormiste aquí?
—Oh sí, llegué de madrugada. Bastante tarde para mi gusto pero Zayn me llamó así que vine volando —sonrió mostrándome su perfecta dentadura y yo me convertí en una fiera.
—¿Así que él te llamó de madrugada? —asintió entrelazando las manos delante de su cuerpo y sonriendo como si tuviera cinco años. Bien Malik, si así quieres jugar entonces.. juguemos. Sonreí—. ¿Quieres desayunar? Esta la madre de Harry y su hermana en la cocina.
—Oh claro, muero de hambre —exclamó con un gesto exagerado. Ambas caminamos hacia la cocina y una vez adentro me senté en donde estaba antes, a un lado de Gemma.
—Buenos días, soy Perrie. La novia de Zayn —se presentó con una sonrisa exagerada mientras extendía su mano manicurada hacia Anne. Ella sonrió pero pude notar que aquella sonrisa no era sincera. Mientras tanto, Gemma y yo observábamos la escena asqueadas.
Flashback.
—Así que ya dime, ¿has avanzado algo con el morocho? —rodé en la cama de Gemma quedando boca abajo y me apoyé en mis antebrazos. Tomé una palomita de maíz del tarro y me la llevé a la boca mientras negaba. Puse los ojos en blanco.
—Hay un problema en medio —Gemma frunció el ceño.
—¿Un problema en medio? ¿Una chica?
—Perrie Edwards —elevó ambas cejas y me observó unos segundos—. Agh, me queda un gusto amargo en la boca cuando pronuncio su nombre —entorné los ojos mirando la nada mientras comía más palomitas—. Esa maldita rubia —Gemma rió levemente y la fulminé con la mirada.
—Oh vamos, ¿qué puede tener ella que tu no? —suspiré.
—Canta como un ángel —formé una lista en mi mente.
—Tú tambien cantas excelente —puse los ojos en blanco y continué.
—Tiene un cuerpo de infarto.
—________ —comenzó Gemma pero la callé elevando mi dedo índice en el aire. Cerro la boca y me miró divertida.
—Tiene un estilo para vestirse envidiable para cualquiera.
—Ya, suficiente —me calló poniéndose de pie. Se sacudió ambas manos y me observó con los brazos en jarras parada delante mio—. ¿Te das una idea de lo que yo daría por tener solamente una pizca de tu estilo? ¿O de tu voz? ¿O de tu figura? ________, eres perfecta. Y si el idiota de Zayn Malik no lo nota, ¡su problema! Pero no por eso debes compararte con otra mujer a la cual, déjame agregar, superas notablemente en todos los aspectos.
—Oh Gemma, que dulce —sonreí a medias pero sus palabras me habían subido el ánimo completamente—. Acabas de subirme el ánimo.
—Bien, espero que nunca más vuelva a bajarte por esa estupidez. De verdad, ___________. Sólo dale a Malik y a los demás hombres del globo terráqueo un poco de tiempo, y caerán a tus pies como un dominó —ambas sonreímos y continuamos conversando toda la noche como solía suceder con Gemma Styles, una de mis mejores amigas.
Fin Flashback.
—Aún sigue siendo irritante —murmuró la castaña ojiverde que estaba sentada a mi lado. Reí levemente.
—¿Quieres un poco de café, Perrie? —se sentó al lado de Anne y sonrió. Dios, ¿acaso no se le cansaba el rostro de sonreír así?
—Sí un poco, gracias —le serví en una taza y luego nos quedamos las cuatro en silencio, bueno más bien las tres en silencio mientras Perrie hablaba sobre su experiencia en la competencia de X factor, y bla bla bla.
—¡Están dementes! —se oyó el grito histérico de Zayn en el hall. Fruncí el ceño y caminé fuera de la cocina. Ambos estaban parados frente a frente en el living.
—Zayn, cálmate.
—¡¿Que me calme?! ¡Quieren manejarnos la vida, Harry! ¿Acaso no lo ves? —Zayn parecía estar fuera de sus cabales. Se pasó ambas manos por el cabello y al parecer estaba conteniéndose. En cuestión de segundos, Anne, Gemma y Perrie estaban a mi lado observando la situación.
—Zayn, tranquilo —se acercó Perrie hacia él pero apenas lo tocó el se soltó de su agarre.
—Ahora no, Perrie —contestó cortante—. ¿Y qué planeas hacer? ¿Dejar que nos ordenen como si tuviéramos cinco años? —dijo ahora hablándole a Harry.
—Claro que no —contestó mi amigo con el ceño fruncido—, pero tampoco podemos desquiciarnos como lo estas haciendo tú. ¿Por qué no vas y das una vuelta para despejarte? —le propuso entredientes. Se notaba a leguas que había tensión entre ambos—. Puedes llevar a __________ si quieres, esta vez vas a tener que encargarte tú si llega ebria —abrí la boca para protestar pero las palabras simplemente no salían. Zayn acortó la distancia entre ambos quedando frente a frente.
—No te pongas en idiota, Styles. Voy a romperte la cara —noté como las manos de Zayn se convertían en dos puños así que decidí intervenir. Me puse en medio y apoyé las palmas de mis manos en el pecho del morocho, alejándolo.
—Zayn, ya basta. Nadie va a golpear a nadie, ¿oyeron? —estaban demasiado ocupados sacándose chispas por los ojos pero yo no era una mujer que se dejara pisotear—. ¡Hey! —dije llamando la atención de ambos. Los ojos color avellana de Zayn se fijaron en los mios con una expresión impasible. Me observó unos segundos y luego se dio media vuelta y salió de la casa con un fuerte portazo. Perrie corrió detrás suyo y solamente quedamos los cuatro, o más bien nosotros dos. Anne y Gemma se esfumaron hacia la cocina. Voltee y noté lo cerca que me encontraba de Harry—. ¿Estás bien? —pregunté dando un paso hacia atrás sin sacar mi mirada de la suya.
—Sí, un pequeño percance. Nada de que preocuparse —contestó encogiéndose de hombros.
—¿Cómo es eso de que tuviste que cuidarme ebria? —pregunté cruzándome de brazos. Bajó la mirada y sonrió con los labios sellados dejando ver aquellos bellos hoyuelos que caracterizaban su sonrisa.
—Bueno, luego de tu salida con Zayn volviste ebria y él.. prácticamente te arrojo hacia mi para que me encargara de ti —volvió a encogerse de hombros—. Ninguna novedad.
—¿Ninguna novedad? ¿A qué te refieres con eso? —fruncí el ceño y me crucé de brazos.
—Zayn es así, __________. Despreocupado, lo único que importa en su vida es él. Si planeas tener una relación color de rosa, llena de ositos de peluche y chocolates, buscate otro hombre porque con Zayn no tendrás nada de eso —pasó por mi lado y subió las escaleras algo molesto. Pero, ¿cómo podía confiar en que él me decía la verdad? Definitivamente Harry y Zayn no tenían una buena relación estos últimos días, y ahora me entero de que mi mejor amigo lleva enamorado de mi más de dos años. ¿Cómo puedo saber que lo que me dice es cierto y no lo dice por celos o para que deje a Zayn y corra a sus brazos? Probablemente nunca lo sabría. Entonces, cuando estaba quemando cada una de las neuronas de mi cerebro intentando encontrar una explicación razonable por la cual Harry estaba enamorado de mi, sonó mi móvil.
—Vaya, Mr X. Llevaste un buen tiempo en silencio —murmuré mientras lo sacaba del bolsillo de mis jeans y abría el mensaje. 'Cariño, la respuesta a lo sucedido con Danielle y Eleanor ha tocado a tu puerta hace veinte minutos -X'.