—________, si no me dejas entrar me veré obligado a tirar abajo la maldita puerta —continué mirando el techo y suspiré.
—¿No puedo estar sola cinco minutos?
—No, abre —puse los ojos en blanco y caminé hasta la puerta. Giré la llave y abrí encontrándome con su rostro. Justo en aquel momento tenía unas enormes ganas de golpearlo.
—¿Qué es lo que quieres? —pregunté de mala gana cruzándome de brazos.
—¿No vas a dejarme entrar?
—No, quiero dormir. ¿Qué quieres? —me miró unos segundos y luego una sonrisa tironeó de sus labios.
—Vamos _____, déjame entrar. Sabes que quieres hacerlo —elevé una ceja y reí incrédula.
—¿Acaso crees que no puedo resistirme y decirte que no?
—Sí, sé que eres capaz de decirme que no pero realmente no quieres hacerlo —se acercó y acarició mi mejilla—. Lo siento —suspiré y me acerqué para abrazarlo por la cintura. Zayn a veces podía ser irritante, egocéntrico y un imbécil pero también tenía sus momentos como estos en los que era el más dulce de todo el mundo.
—Detesto que peleen, ¿pueden dejarlo ya? —supliqué sin mirarlo. Suspiró.
—Harry es el problema. Sabe que no podemos salir de casa contigo si queremos que te quedes todo el año, él va a arruinarlo todo —levanté el rostro y lo miré sin soltarlo—. Incluyendo lo nuestro —mi corazón comenzó a latir más rápido y sentí como mis manos comenzaban a sudar.
—¿Qué es exactamente 'lo nuestro'? —pregunté. Realmente moría por saberlo.
—Podemos ser lo que quieras —contestó con una media sonrisa y sentí que me fundiría en sus brazos. Mis piernas eran gelatina cuando él estaba cerca.
—Sería mejor si sale de tus labios —dije mientras observaba y memorizaba cada rincón de su rostro. Cada lunar, cada peca, cada pestaña.
—De todos modos, creo que sería mejor sin etiquetas, _______ —abrí la boca para protestar pero en lugar de eso suspiré.
—Bien, si eso quieres.
—No es lo que quiero, linda. Siempre cuando la gente etiqueta algo, se arruina por completo —me parecía una de las excusas más estúpidas que había oído en mi vida pero no dije nada al respecto. De todas formas, no me interesaba tener alguna etiqueta. Podía besarlo, abrazarlo, estar con él. Lo que importaba era que era mio.
—Está bien —sonreí a medias y él me imitó. Se acercó y besó mis labios lenta y dulcemente. Un beso que demostraba cariño. Mi móvil comenzó a sonar así que tuve que alejarme de él. Lo saqué de mi bolsillo y atendí.
—¿Hola? —se oían unos susurros—. ¿Hola? ¿Quién habla? —miré el identificador y era un número desconocido. Mis sentidos se pusieron alertas y me llevé el aparato al oído de nuevo prestando suma atención a lo que oía. Quizás el teléfono de Mr. X se había activado por accidente y podía saber algo sobre él.
—¿Y qué se supone que fue eso? ¿Pelear con Zayn así? —era Louis. Louis hablando con Harry. Mierda, esto no sería bueno.
—¡Yo la quiero! ¡¿Tanto te cuesta entenderlo, Louis?! Lo nuestro fue bello, sí. Sentí muchas cosas contigo, y aún te adoro pero como a un hermano. Fue hace casi cinco años, ¡supéralo! —entonces algo en mi interior hizo click. Él estaba aquí adentro.
—Mierda, está aquí —murmuré y Zayn me miró con el ceño fruncido.
—¿Qué? ¿Quién está aquí? —preguntó pero yo lo ignoré. Corrí fuera de la habitación y busqué en las demás, nada. Debía encontrar a Louis y a Harry. Bajé las escaleras y al llegar al living los vi a los dos parados uno enfrente del otro gritándose. Ambos me miraron y Harry se sorprendió pero luego su semblante volvió a uno molesto cuando Zayn se paró a mi lado. Busqué con la mirada algún lugar donde podía estar metido ese maldito y entonces vi la ventana justo detrás de Louis y Harry. Caminé entre ambos y al llegar a la ventana la vi entre-abierta. La abrí por completo y miré hacia afuera pero no había absolutamente nada ni nadie. Se había ido.