—Me intriga saber a dónde me estás llevando —hablé en su oído un poco más fuerte de lo normal para que pudiera oírme por encima del viento chocando con nuestros rostros, los motores de los autos y los bocinazos. Zayn iba a una velocidad.. considerablemente rápida y yo le tenía terror a la velocidad.
—Es donde suelo salir los fines de semana. Si no te gusta te llevaré de nuevo a casa —me volví hacia atrás y pensé. Existía la posibilidad de que no me sintiera cómoda en donde él solía salir. Intentaría amoldarme pero cuando noté que las calles comenzaban a ser cada vez más oscuras y los autos desaparecían para ser reemplazados por motocicletas, comencé a asustarme. Bien, estaba aferrada al torso de uno de los chicos mas sexys en todo el globo terráqueo y sabía que, aunque a veces Zayn fuera un poco descarrilado, no dejaría que nada me pasara. O eso suponía. Pasamos algunos kilómetros en una autopista hecha trizas y casi desierta y llegamos a lo que parecería ser un pueblo. Condujo hábilmente entre los contenedores de basura, los automóviles estacionados y algunas personas que pasaban caminando y estacionó junto a otras motocicletas. Me bajé intentando calmar mi cuerpo ya que mis manos temblaban incesantemente y observé el lugar. Bueno, por ser la primera cita podría haberme llevado a un lugar más.. no lo sé, ¿limpio? Me sobresalté al sentir el brazo de Zayn sobre mis hombros. Lo observé y con una sonrisa se acercó para besarme. Luego de unos segundos me separé de él ya que mis pulmones pedían a gritos un poco de aire y ambos caminamos puertas dentro. Un grandulón con el cabello desordenado y una camiseta sudada nos interfirió el paso.
—Malik, hermano. Creía que no iba a verte hasta el sábado —hizo un extraño apretón de manos con Zayn y yo me limité a observar.
—Sí pero quería mostrarle a mi amiga lo que suelo hacer en mi tiempo libre —aquel grandote me miró de arriba a abajo y elevó las cejas.
—Bien, que se diviertan tu y tu.. amiga —le guiñó un ojo a Zayn y el rió.
—Claro que lo haremos, Bill —y fue lo último que dijo mi acompañante antes de entrar por completo al lugar. Era una especie de taberna, por decirlo así, modernizada. El olor a cigarrillos y alcohol podía sentirse a leguas de distancia y chicas con pequeñas prendas iban de un lado al otro llevando bandejas con bebidas de diferentes colores.
—¿Esto es un bar? —pregunté elevando una ceja y observando cada rincón. Pasamos por entre las mesas y llegamos al final donde había una escalera caracol de madera bien barnizada.
—Esta parte sí. Nosotros iremos arriba, es más.. pintoresco —reí levemente y subí las escaleras delante suyo. Una vez arriba esperé y él volvió a pasar su brazo por mis hombros. Bien, definitivamente este lugar era muchísimo mejor que el del piso de abajo. Las paredes estaban recubiertas por una especie de terciopelo color bordó, el parqué del suelo brillaba más que el mismísimo sol y aquí no había mesas para comer o beber. Aquí habían mesas de billar—. ¿Juegas billar, muñeca?
—Un poco, hace bastante que no juego —contesté con sinceridad. Solía jugar hace algunos años con mis amigas y era una de las mejores pero no creía que aquellos dotes siguieran vivos en mi interior.
—Bien, vamos a ver que tal lo haces —caminamos dentro y Zayn iba haciendo aquel extraño saludo con cada tipo que se cruzaba. Al parecer él era venerado aquí ya que todos los que no se acercaban a saludarlo lo observaban desde lejos y murmuraban cosas que no lograba oír.
—Pareciera que te adoraran aquí —susurré.
—Vengo seguido, digamos que ya soy algo así como un socio vitalicio de este lugar —contestó en un susurro idéntico al mio pero mucho más sensual. Definitivamente el lugar no era para cualquiera—. No cualquiera entra aquí arriba, así que no te separes de mi ni un segundo —bien, si quería asustarme lo había logrado. Me aferré más a su cintura y asentí levemente. Continuamos caminando entre las mesas de billar y llegamos al fondo de lugar donde se extendían varios gabinetes con sillones aterciopelados rojos y mesas de centro con bebidas dentro de hieleras. Nos sentamos justo en el del centro y Zayn destapó una botella de champagne.
—¿Ya planeas emborracharme? —pregunté divertida mientras cruzaba mis piernas.
—Bueno, ebria eres divertida —me ruboricé al recordar lo que me habían contado de la noche en que me embriagué y él me pasó la copa—. Hagamos un brindis —comentó elevando la copa en el aire entre nosotros. Era escasa la distancia que nos separaba lo cual ponía la cosa interesante. No iba a embriagarme, menos estando en un lugar así.
—Bien, ¿por qué vamos a brindar? —pregunté elevando la copa al igual que él.
—Por ti, por mi.. nosotros —sonreí con los labios sellados y asentí mientras chocaba mi copa levemente con la suya. Nunca creí que este momento iba a suceder. Que Zayn y yo no seríamos dos personas separadas y seríamos algo así como un 'nosotros'. Me encantaba como sonaba.