Caminé por las desoladas, grises y lluviosas calles de Londres. El día de hoy no favorecía a nadie en nada a no ser que fueras de aquellos idiotas que solían quedarse en su casa mirando una película y tomando algo caliente. Era una tradición para mi, para ambos, pero la aniquilé de mi rutina luego de separarnos. Me subí el dobladillo del abrigo con el fin de cubrirme el cuello un poco más y que el frío viento del ambiente no me helara los huesos. Sostuve el paraguas color grisáceo sobre mi cabeza y traté de no tropezar ni resbalar mientras me dirigía hacia casa. Todo el plan venía de maravilla, los mensajes llegaban exitosamente a __________ y todo iba como debía ir. Nada arruinaría esto, iba a cumplir mi meta costara lo que costara. Metí las llaves de mi departamento en la cerradura y al entrar sacudí un poco mi paraguas evitando mojar el parqué. Lo dejé apoyado contra la pared a un lado de la puerta y me quité el abrigo colgándolo en el perchero. Caminé hacia la cocina y me serví un vaso de whisky. Esto de ser un anónimo que envía mensajes develando secretos sobre la banda más popular del mundo y los que lo rodean era un trabajo duro y estresante. Me dejé caer en el sofá y bebí un poco del contenido de mi vaso. Saqué el móvil del bolsillo trasero de mis jeans y marqué el número. Sonó una, dos, tres.
—¿Hola? —se oyó del otro lado.
—Espero que hayas conseguido lo que te pedí —contesté con frialdad y severidad mientras jugaba con el dobladillo de mi camiseta.
—No me hables así —me insultó un poco más y luego continué.
—¿Has acabado? No tengo tiempo para tus tonterías.
—No entiendo que haces llamándome. Sabes que cualquiera podría oírme hablando contigo y todo esto se echaría a perder.
—Si esperaba hasta que tú llamaras me habría consumido en mis restos. Nadie va a enterarse, ¿lo tienes? —si no tenía lo que venía pidiéndole hace más de tres días, acabaría con su cuerpo en un abrir y cerrar de ojos. O mas bien en un chasqueo de dedos.
—Sí, lo tengo.
—Bien, iré a buscarlo mañana por la mañana —y colgué antes de que pudiera responder. Le di otro trago a mi vaso de whisky y miré la hora. Era temprano, ___________ y las demás marionetas llegarían dentro de un tiempo al estudio así que esperaría para enviarle el mensaje que seguía en la lista. Suspiré y me quité los zapatos, mis pies latían con fuerza y los tenía completamente rojos.
—Malditos zapatos, necesito unos más grandes —dejé caer mi cabeza hacia atrás reposándola en el respaldar del sofá y pensé en mi próximo movimiento. Todo debía ser fría y cautelosamente calculado. Nada podía fallar. Un simple error y todo se iría por la cañería. Le di otro trago al whisky y luego dejé el vaso sobre la mesa de centro del living. No podía embriagarme, soy de aquellas personas que ebrias solo dicen la verdad. Lo cual me haría correr hacia la casa de __________, mostrar mi identidad y ganarme un pase directo a la cárcel. Pero no, todo iba a salir a la perfección y todo iba a derrumbarse como si hubiese sido construído con plumas y yo fuera un huracán.***
—¿Qué? —preguntó Danielle nerviosa. Noté como sus manos temblaban y se estiraba las mangas frenéticamente.
—Sí Danielle, tus síntomas son de un embarazo. Amiga —la miré a los ojos y una leve sonrisa se me escapó—. Estás embarazada —sus ojos se llenaron de lágrimas y se dejó caer de rodillas en el suelo. Fruncí el ceño y me dejé caer a su lado pasando mi brazo por sus hombros, tratando de consolarla—. Dani, no llores. Es una noticia preciosa. Sé que probablemente estés asustada pero yo voy a ayudarte. Lo superaremos juntas y ese bebé será feliz.
—_________ ya cállate. Soy.. —miró sus manos temblorosas y luego murmuró entredientes—, una asesina. No merezco vivir..
—Danielle, ¿qué dices? —pregunté sin comprender absolutamente nada. ¿Asesina? ¿Por qué?
—Los síntomas ya no están, __________. Ayer todo ha acabado —fruncí el ceño y me alejé un poco de ella.
—¿A qué te refieres? —giró su rostro hacia mi y noté su maquillaje corrido. El rimmel caía en forma de líneas por sus mejillas y desembocaba en sus labios. Sus ojos estaban enrojecidos y denotaban dolor y miedo.
—Yo.. lo aborté —me quedé unos segundos observándola y luego abrí los ojos impresionada.
—¡¿Que tú qué?! —pregunté en un grito histérico. Era imposible, Danielle no podría haber abortado a su pobre bebé.
—Sh, sh. Por favor ________, no grites. Nadie puede saberlo, mucho menos Liam —la miré impresionada y me puse de pie.
—Danielle tienes que estar bromeando, ¿has abortado al bebé y el padre ni siquiera lo sabía? —se puso de pie y se acercó a mi con mirada suplicante mientras agitaba sus manos débilmente en el aire.
—__________, deja de gritar. Te lo ruego.
—¡¿Qué deje de gritar?! —grité pero en un susurro histérica—. ¡Danielle abortaste a un bebé, mataste a una persona y lo único que te preocupa es que no grite! —continué gritando en pequeños murmuros provocando que mi cara se tornara carmín debido a la fuerza que ejercían mis cuerdas vocales. Me llevé una mano a la frente y miré hacia otra parte. El olor en aquel lugar era repugnante pero lo que menos me importaba era aquello. Danielle había estado embarazada, no se lo había dicho a nadie y lo había abortado. ¿Cómo una persona como ella podría haber hecho algo así? Pero no, estaba segura de que detrás de aquello había otro tema. Algo oscuro. Alguien más. Voltee y la observé llorando sobre las palmas de sus manos. No tendría que haberla tratado así, me sentí culpable al instante—. Dani ven, nos tomaremos un taxi —hablé mientras pasaba mi brazo sobre sus hombros y la empujaba lentamente hacia la calle—, nos iremos a casa y hablaremos de esto, ¿está bien? —asintió débilmente y yo froté mi mano en su espalda—. Tranquila, todo estará bien. Siento haberte gritado, yo estoy contigo. Cálmate —paré a un taxi que justamente pasaba y nos subimos. Le indiqué la dirección y durante el viaje Dani se dedicó a observar por la ventana, yo en cambio la observaba a ella. Era imposible que ella sola hubiese hecho una cosa así. Una vez que llegamos a la casa ambas entramos con una copia de llaves que yo tenía hacía unos días atrás y pasamos al living—. Te traeré un vaso de agua —caminé hasta la cocina y solté un suspiro. Todo esto se me estaba yendo de las manos. Volví al living y le ofrecí el vaso de agua. Me senté a su lado y observé como sus manos temblaban—. Dani, cálmate.
—No puedo, ________. Liam se enterará algún día y cuando lo haga va a odiarme.
—Danielle —tomé sus manos y las acaricié suavemente—. Sé que tu no serías capaz de hacer algo así. Dime, ¿qué fue lo que en realidad pasó? —bebió un trago de agua y luego bajó la mirada suspirando.
—No sucedió nada. Yo misma lo decidí. Ni Liam ni yo estábamos listos para tener un bebé —la miré durante unos segundos más y luego largué un suspiro.
—¿Estás segura? Sabes que puedes confiar en mi —levantó su mirada y me observó como analizándome el rostro pero luego negó levemente.
—No hay nada más, __________. Gracias por comprender, por favor no se lo digas a nadie —sonreí a medias para intentar calmarla y me acerqué estrechándola en mis brazos.
—Tranquila Dani, no diré nada. Confía en mi.
—Confío en ti, _________. Gracias, eres una excelente persona —me abrazó con un poco más de fuerza y luego ambas nos separamos oyendo la puerta de entrada.
—¡____________, Danielle! —oímos los gritos preocupados y ambas nos pusimos de pie. Dani se secó las lágrimas y trató de lucir relajada. Los chicos nos miraban preocupados parados en el hall mientras que nosotras estabamos paradas en el pasillo que comunicaba la cocina con el hall y el living. Me dediqué a pasar mi mirada desde Zayn hacia Harry.
—¡¿Qué es lo que pasa con ustedes?! ¡¿Cómo pueden desaparecer así?! —rompió Liam el silencio mientras se acercaba a Danielle y la estrechaba entre sus brazos apoyando la cabeza de la chica en su pecho.
—El punto es que estan bien y a salvo. Tengo hambre —Niall desapareció rumbo a la cocina siendo seguido por Louis y Zayn. Danielle y Liam se fueron al living y ahí estábamos nosotros. Se acercó a mi y yo bajé la mirada. Ultimamente aquellos ojos esmeralda me intimidaban más de la cuenta. Me di cuenta de su cercanía cuando sus zapatos estaban justo delante de los mios.
—¿Estás bien? —preguntó. Suspiré y asentí. Levanté mi mirada hacia la suya y fue uno de los peores errores que pude haber cometido. Sus ojos brillaban de una forma que nunca había visto antes. Y había observado sus ojos millones de veces, pero nunca los había visto así. Tan.. bellos—. ¿Qué fue lo que sucedió? —murmuró provocando que su aliento mentolado acariciara mi rostro. Me aclaré la garganta y traté de mantenerme centrada.
—Nada, sólo.. me sentía un poco mal y Dani me acompañó hasta aquí. Eso es todo —me observó unos segundos mas y luego bajó la mirada al mismo tiempo en que tomaba una de mis manos.
—Podrías habérmelo dicho —volvió a mirarme y sentí que algo dentro mio hizo 'crack'—. Estaba preocupado —sus palabras eran susurros y llegaban a mis oídos como una suave caricia. ¿Desde cuando Harry y yo teníamos momentos así?
—Estabas ocupado.. con la entrevista y todo eso —murmuré sintiendo el contacto de su mano con la mia y caí en la cuenta de que.. era Harry. Esto no podía estar pasando—. Ire.. iré a cambiarme —solté su mano y me alejé hacia las escaleras sin mirarlo. Si lo hacía probablemente caería en su encanto otra vez. Entré a mi habitación molesta conmigo misma y con él. Por empezar, ¿por qué tiene que usar su encanto y su voz baja y dulce conmigo? Soy su mejor amiga, se supone que esto no debe pasar. Y, ¿qué es lo que sucede conmigo? ¿Por qué cedo a sus encantos? Bufé molesta y me descambié para luego entrar en la ducha. Me bañé, quitándome de ensima el asqueroso olor de aquel horrible callejón sucio y al salir me cambié. Un sweater color coral, unos jeans azules ajustados y converse blancas. Mientras cepillaba mi cabello me quedé pensando en lo sucedido con Danielle. No podía creer que ella había abortado a su bebé pero aunque dije creerle, no lo hice. Es obvio que Danielle es la segunda persona más buena en toda la maldita faz de la tierra, el primer puesto lo tiene su novio. Ella nunca sería capaz de algo así. Allí había algo detrás y estaba segura de que Mr. X tenía algo que ver. ¿Habrá extorsionado a Danielle para que lo abortara? ¿Pero cómo? ¿Con qué? ¿Qué podría llegar a tener Mr. X que pondría a Danielle en una desventaja de tal magnitud que la llevar a tomar esa decisión? Dejé el cepillo sobre mi tocador en el baño y al salir me llevé una sorpresa.
—¿Zayn? ¿Qué haces aquí adentro? —pregunté frunciendo el ceño nerviosa. Se encontraba sentado en el borde de mi cama con sus antebrazos apoyados en sus piernas. Su presencia me ponía más que nerviosa y ni hablar de su mirada ardiente y fija. Aquel chico sabía como incomodarte en cuestión de segundos.
—Paseaba por la casa —comenzó mientras se ponía de pie y se acercaba a mi observando alrededor—, y entonces me di cuenta que no conocía tu habitación —tragué sonoramente y sentí como mis manos comenzaban a sudar.
—B-bueno —hablé entrecortada observando mis manos—, ya la conoces. Puedes irte.
—¿De verdad quieres que me vaya? —levanté mi mirada hacia la suya y entonces comprendí que no. No quería que él se fuera, claro que no—. Dime que no soy el único que siente esa corriente eléctrica cuando nuestras miradas se cruzan —sentí un cosquilleo en el centro de mi estómago. ¿Mariposas? El aire comenzó a faltarme y si decía una sola palabra, arruinaría el precioso momento que estaba sucediéndo delante de mis ojos. Un momento que no había imaginado ni en mis sueños más locos, algo que creía imposible. Dio un largo paso hacia mi y tomando mi rostro entre sus manos él.. me besó. Me tomó unos segundos comprender lo que estaba pasando pero cuando entendí, le seguí la corriente. ¡Mierda, Zayn Malik estaba besándome! ¡ESTABA BESANDO A ZAYN! Su beso era hambriento, desesperado y no me dejaba momentos para respirar. Era algo salvaje y impulsivo. Así como Harry lo había dicho. Empujó mi cuerpo con el suyo y fue guiándome hacia atrás hasta que mi espalda chocó con la pared. Sus manos viajaron desde mi cintura hasta mis muslos y me levantó en un abrir y cerrar de ojos obligándome a enredar mis piernas en su cintura.
—Zayn —murmuré sobre sus labios—. Zayn.. esto.. está mal —hablé entrecortada debido a sus besos. Dejó mi boca por unos segundos y fue regando besos desde mi mejilla, por mi mandíbula hasta llegar a mi cuello—. Perrie.. ¿qu-qué hay de ella? —pregunté cerrando mis ojos y dejándome llevar un poco.
—No tiene porque enterarse, nadie tiene por que saberlo —murmuró sobre mi piel dándome escalofríos. Pero entonces caí en la cuenta de que esto estaba mal. Él estaba con Perrie y si quería estar conmigo primero debía dejarla. No sería segunda opción de nadie, menos de él.
—No Zayn, no —lo alejé de mi y logré mirarlo a los ojos—. No puedo.
—__________, créeme. No debes preocuparte por Perrie —observé sus ojos color miel durante unos segundos y luego suspiré.
—De todas formas.. es demasiado rápido —los nervios se habían ido para darle paso a la cordura y el razonamiento. Gracias a Dios.
—Sí, solo.. me dejé llevar —sonrió de lado y sentí que podía derretirme fácilmente. Me bajó y cuando mis pies tocaron el suelo enrredó sus brazos en mi cintura y me acercó a él juntando sus labios con los mios otra vez. Definitivamente, era algo de lo que nunca me cansaría. Sus labios eran suaves, como aterciopelados y dulces, como caramelos. Luego de unos segundos se alejó solo unos centímetros de mi y juntó su frente con la mia sin dejar de mirarme a los ojos—. Pero debes prometerme algo..
—¿Qué? —murmuré.
—Nadie puede saber esto, ¿bien? —fruncí el ceño.
—¿Por qué nadie puede saberlo? —suspiró.
—De verdad muñeca, no hagas preguntas. Solo.. confía en mi, ¿si? —lo observé unos segundos y luego comprendí que esto era lo que tanto tiempo había estado esperando. Esta oportunidad ahora se me estaba presentando y definitivamente no iba a dejarla pasar.
—Bien, confío en ti —sonrió y me dejó un casto beso en los labios antes de alejarse completamente. Me guiñó un ojo y salió de la habitación cerrando la puerta a sus espaldas y dejándome sin aliento. Caminé hasta mi cama y me dejé caer ahí observando el techo con una sonrisa idiota. Tomé una de mis almohadas, me tapé el rostro y grité con todas mis fuerzas sacando aquella emoción interior que sentía. Entonces el sonido de mi móvil me sacó de la nube de ensueño en la que me encontraba y me arrojó a la realidad. Me puse de pie y lo tomé del escritorio. Observé la pantalla y abrí el mensaje de aquel número desconocido abriendo tambien un nuevo misterio que comprender. 'Creo que deberías echarle un vistazo al teléfono de tu mejor amigo. ¿Quién es el tal "Wilby"? Extraño, ¿cierto? -X'