Capitulo 31

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Me aferré a su camiseta como si estuviésemos en el medio de una tormenta de mar y él fuese un salvavidas. Sentía como el aire comenzaba a faltarme pero me calmé mentalmente, no quería volver a tener mi foto desmayada en el suelo en las portadas de todas las revistas adolescentes. Harry pasó su brazo por mis hombros mientras que yo me aferré a su cintura y poco a poco avanzamos hacia quién sabe donde. 
—¡HÁGANSE A UN LADO! —gritó enfurecido pero fue como si nada hubiese salido de sus labios. Los paparazzis seguían rodeándonos, aplastándonos y cegándonos con sus malditos flashes. Harry comenzó a empujarlos sin soltarme y logramos llegar a una puerta. Abrió y me empujó dentro. Pasó él y la cerró a sus espaldas poniéndole seguro. 
—¿En dónde estamos? —pregunté sin alejarme de él. Temblaba, por los nervios y por el miedo. Esos hombres podían despedazarme y no iba a importarles si podían tomar sus malditas fotografías. 
—No lo sé, estoy intentando buscar algún interruptor de la luz —estaba todo total y completamente oscuro—. Quédate quieta —me pidió mientras dejé de sentir su brazo bajo mi mano. Oí sus pasos y luego tropezó—. ¡Mierda! —fruncí el ceño ya que se oía demasiado lejos. Mi corazón comenzó a palpitar más rápido de lo normal y el miedo avanzó por mi cuerpo.
—¡¿Harry?! ¿Estás bien? ¿Que pasó? 
—_______, no te muevas. Hay una escalera —y eso lo explicaba. Él estaba abajo. Vaya, cayó por unas escaleras. ¿Estará bien? Lo oí quejarse y luego no oí nada más.
—¿Harry? —nada—. ¡Harry! —entonces una tenue luz me dejó ver los escalones justo delante de mis pies y él estaba abajo. Miró a su alrededor y yo me limité a observar sus movimientos desde arriba de las escaleras. 
—Es un sótano. Parece que aquí guardan cosas que no sirven —dio un paso hacia adelante pero mi voz lo detuvo.
—¡No! Harry, sube. Salgamos, creo que los paparazzis ya se fueron —voltee y pude ver con dificultad la puerta. Subí mi mano hasta el seguro y traté de quitarlo pero estaba demasiado duro—. Maldita sea —murmuré molesta haciendo más fuerza en mi tarea. 
—¿Qué sucede? —susurró en mi oído provocándome un escalofrío. Me aclaré la garganta y me hice a un lado señalándole el seguro de la puerta.
—No puedo abrir —dio un paso llegando hasta la puerta y trató de abrir el seguro. Luego de dos intentos frunció el ceño. 
—Ábrete estúpido seguro —intentó con ambas manos pero era inútil.
—Pareciera que está oxidado y viejo —comenté acercándome un poco más a la puerta y entrecerrando los ojos para tratar de ver mejor.
—Bien, estamos oficialmente encerrados —fruncí el ceño. 
—No, no lo estamos. Sigue intentando —intentó un par de veces más pero el maldito seguro no iba a ceder. Apoyé mi espalda contra una de las paredes de ladrillo y tiré mi cabeza hacia atrás—. No puedo creerlo. 
—¡Hey! ¡Ayuda! ¡Estamos encerrados! —gritó Harry golpeando la puerta pero al parecer nadie nos oía. Rebusqué en mis bolsillos pero no estaba mi teléfono.
—Mierda, no tengo mi teléfono. ¿Tienes el tuyo? —negó levemente y caminó hacia las escaleras.
—Lo dejé en la suite —contestó mientras bajaba escalón por escalón.
—¿A dónde vas? —pregunté entre curiosa y asustada. Volteó unos cinco escalones abajo y me miró.
—Iré a ver que hay aquí abajo, tendremos tiempo para investigar hasta que alguien nos encuentre —al no obtener respuesta de mi parte continuó bajando.
—¡Espera! No me dejes aquí sola —comencé a bajar y las maderas crujían bajo mis pies. Una vez abajo me tomé unos segundos para analizar el lugar. Paredes de ladrillos rojos al igual que arriba, muebles rotos, electrodomésticos viejos que seguramente no funcionaban, cajas y cajas de quién sabe qué, telas de arañas.. muchas telas de arañas. El suelo era de cemento desprolijo y el techo era de madera, con enormes vigas que lo cruzaban. El lugar daba miedo, y para sumarle.. hacía un calor agobiante. Observé a Harry caminando de un lado al otro revisando todo como un niño de cinco años que encuentra un pasadizo secreto a una habitación prohibida. Luego de unos minutos lo observé dejándose caer en el suelo y reposando su espalda en una de las paredes. Estiró sus piernas y las cruzó. Sus jeans negros estaban llenos de polvo, sus converse blancas ahora eran grises y su camiseta del mismo color. Me recogí el cabello en un moño improvisado y desprolijo intentando estar más fresca pero era imposible. Me dejé caer en el otro lado del sótano y me senté igual que él. Cuando volví la mirada hacia su lugar buscando la suya lo vi con las manos en el dobladillo de su camiseta. Fruncí el ceño escandalizada.
—¡¿Qué estás haciendo?! —me miró y elevó una ceja sin detener su accionar. 
—Por si no te diste cuenta, el calor que hace aquí es sofocante —rodé los ojos y me miré las manos evitando mirarlo a él—. Agradece que no me quito los jeans —maldito. Suspiré y dejé caer mi cabeza hacia atrás cerrando mis ojos.
—Zayn va a enloquecer cuando se entere de esto —murmuré esperando que Harry no escuchara pero por desgracia lo hizo. 
—¿Por quedarte encerrada en un sótano con tu mejor amigo? —lo fulminé con la mirada.
—¿Aún planeas seguir diciendo que eres mi mejor amigo? —frunció el ceño molesto y confundido.
—¿Qué? ¿De qué hablas? —me puse de pie y caminé de un lado al otro.
—Harry, ya sé que te gusto, ¿bien? Deja de fingir —se puso de pie y su cara no cambió. Seguía mirándome con el ceño fruncido. Se acercó a mi pero yo mantuve las distancias entre nosotros.
—¿Que tú me gustas? ¿Quién te ha dicho eso? 
—¡Te oí hablándolo con Gemma! ¡¿Feliz?! —me miró unos segundos y luego su mueca se relajó como si hubiese entendido algo que antes no.
—Ahora comprendo.. de eso hablabas en el bar. ¿Creías que iba a decirte que me gustabas? —la confundida ahora era yo. Fruncí el ceño.
—¿No era eso de lo que me hablabas tú? —soltó una leve risa y se llevó ambas manos al cabello.
—Todo fue una confusión, _________. Yo no estaba tratando de decirte que me gustas, yo trataba de decirte lo de Zayn y Perrie —bufé y me crucé de brazos.
—Otra vez con eso no, Styles —volvió a mirarme y comenzó a avanzar mientras que yo retrocedía.
—Mierda, _________. ¿Acaso me crees capaz de mentirte con algo así? Nunca te he mentido, siempre he estado ahí para ti cuando Zayn ni siquiera te miraba. ¡Yo estuve ahí, no él! —mi espalda chocó con la pared y me vi acorralada. No había escapatoria. Sus ojos verdes se clavaron en los míos y sentí que mis piernas temblaban—. Debes creerme a mi, princesa —murmuró a unos pocos centímetros de distancia. En cuestión de segundos la temperatura se fue por las nubes. El calor era agobiante y quizás no era el ambiente, sino nuestros cuerpos. Me sentía afiebrada. Sentía que cada centímetro de mi piel ardía y sentía el calor que emanaba Harry. Él sentía lo mismo. Ambos estábamos ardiendo. Mis ojos no oyeron las órdenes de mi cabeza y fueron descendiendo por el rostro de Harry, su cuello, su clavícula.. sus pectorales, fuertes y con una leve capa de sudor que solo hacía que se viera más tentador de lo normal. ¿Yo veía a Harry tentador? Cuando quise darme cuenta mi respiración se había vuelto superficial, mis labios se encontraban entreabiertos y él me estaba mirando de arriba a abajo de una forma lenta y torturadora. ¿Deseaba a Harry? Sí. Tenía que admitirlo, siempre lo desee. Siempre hubo una conexión entre nosotros que iba más allá de la amistad, una electricidad que era imposible de ignorar. Desde que ambos crecimos y no fuimos más los niños que éramos cuando nos conocimos, las cosas cambiaron. Siempre me lo negué. Siempre me negué la posibilidad de probarlo de una manera diferente pero en este tiempo había roto todas mis reglas. Lo había besado más de una vez, lo había mirado de una forma diferente, había pensado cosas para nada inocentes sobre él y lo había deseado más que nunca. Sus manos bajaron desde la pared a ambos lados de mi cabeza donde se encontraban y se posaron delicadamente en mi cintura descubierta por el top que llevaba puesto desde la mañana. Piel con piel. Fuego con fuego. Las deslizó hacia atrás en la parte baja de mi espalda y me acercó más a él de golpe haciendo que mis manos se pegaran a su pecho. Se acercó a mi rostro y me preparé mentalmente para un beso pero desvió su boca hacia mi oreja. 
—Solo dime y me detengo —susurró en un tono bajo y grave. No pude evitar que un suspiro se escapara de mis labios y pude sentir su sonrisa triunfante. Esta vez todo era diferente. Ahora no habría excusas. Ambos estábamos sobrios, conscientes y sabiendo claramente lo que hacíamos. Llevé mis labios hasta su cuello y dejé un beso, seguido de un leve mordisco. No podía decir nada, absolutamente nada. Mi garganta estaba bloqueada completamente, al igual que mi mente. Estaba cegada. El deseo que sentía por él me cegaba. Volvió a mirarme y se acercó en un segundo juntando sus labios con los mios. Un hormigueo en mi interior se hizo presente volviéndose insoportable pero placentero al mismo tiempo. Harry se agachó sin separarse de mis labios, colocó sus manos detrás de mis rodillas y me obligó a doblarlas, haciendo que enredara mis piernas en su cintura, profundizando el conctacto. Llevándolo a un nivel insoportablemente bueno—. No habrá vuelta atrás —habló sobre mis labios. Volví a besarlo. 
—Cierra la boca, Styles —contesté molesta. Sonrió y continuó con su trabajo de besarme como nadie nunca lo había hecho. Estaba hundida hasta el fondo, no lograría salir aunque así lo quisiera. Pero quiero aclarar que no quería salir. No planeaba alejarme de Harry. Lo deseaba a un nivel inhumano y ahora que le había dado rienda suelta a lo que tanto tiempo estuve negando, no iba a detenerme. 
—¿Esto significa que me crees? —si seguía hablando iba a golperalo. ¿Tenía necesidad de arruinar el momento así? Continué besándolo ignorando su pregunta y con la esperanza de que lo olvidara pero me separó de él obligándome a poner mis pies en el suelo. Dio un paso hacia atrás y me miro como un león mira a su próxima presa. Sus ojos verde esmeralda apenas se notaban, sus pupilas estaban dilatadas al punto de hacer ver sus ojos casi negros. Sus labios estaban color carmesí, inchados y húmedos. Su cabello más revuelto de lo normal y su pecho desnudo subía y bajaba al compás de su respiración irregular. Nunca se había visto más sexy. 
—¿No podemos hablar de eso mas tarde cuando salgamos de aquí? —pregunté pero sonó más a una plegaria. Sonrió de lado y se cruzó de brazos mirándome burlón.
—Alguien está desesperada por un poco de sexo.. —era increíble que esas palabras hubiesen salido de su boca. No, en realidad era increíble el hecho de que tenía razón. Yo estaba desesperada por un poco de sexo, pero no sexo con cualquier hombre. Sexo con él. Con Harry Styles, mi mejor amigo, mi hermano de otra sangre. 
—No estoy desesperada por tener sexo contigo, imbécil —la mentira salió de mi boca antes de que pudiera detenerla. Él elevó una ceja sin sacar ese deje de diversión de su rostro.
—¿Ah no? 
—No, estoy desesperada por un poco de aire fresco. Vaya, el calor aquí es insoportable —y sin darle tiempo a decir algo, me quité el top quedando solo en brasier. Suerte que estaba usando mi conjunto de encaje negro favorito y uno de los más lindos que tenía. Arrojé la prenda por ahí y di una vuelta en mi lugar con una sonrisa triunfante ante la cara perpleja y lasciva de mi mejor amigo—. Ah.. mucho mejor.
—Eso fue un golpe bajo, _________ —murmuró acercándose. Elevé ambas cejas y me crucé de brazos.
—No tengo idea de lo que estás hablando —enganchó su dedo índice en el borde de mis shorts tirándo con fuerza y pegándome a su cuerpo. En esta ocasión hubo mucha más piel en contacto provocando un efecto efervescente en mi estómago—. ¿Quién está desesperado ahora? —susurré cerca de sus labios. 
—Cualquier hombre con sangre en las venas estaría desesperado si te cruzas así por delante de sus ojos, ________ —observé sus labios cada vez más cerca de los mios, casi rozándoce pero cuando ni una hoja de papel entraba entre ambos, se alejó. Fruncí el ceño—. Pero, seamos sinceros.. tengo más fuerza de voluntad que tú —me crucé de brazos molesta—. Además de que te he visto en ropa interior tantas veces como para aprender a resistirme —caminé hacia él exagerando el vaivén de mis caderas y me detuve a escasos centímetros de su cuerpo. El no se inmutó.
—Sí, pero en ese entonces yo no deseaba que te pasaras conmigo. No veo porque te resistes ahora.. —mis manos treparon por su torso como enredaderas hasta llegar a su nuca, donde jugué con las puntas de su cabello—. ¿O es que no me deseas? —rió levemente.
—¿Y te atreves siquiera a pensar que no te deseo? —clavé mis ojos en los suyos y puse todas las cartas sobre la mesa con una sola palabra.
—Demuéstralo —nos miramos durante unos largos segundos sin ninguna señal de diversión en nuestros rostros. Ahora la cosa se había puesto seria. Yo estaba midiendo cuánto sentía por mí y él.. no sé exactamente que estaba esperando.
—Creo que tú debes demostrarme a mi otras cosas —elevé una ceja y mantuve mi mirada fija en la suya.
—¿Qué cosas? 
—¿Me crees que Perrie y Zayn se acostaron y luego el te mintió? —rodé los ojos.
—Otra vez con eso 
—________, mírame —obedecí y colocó sus manos en mis mejillas—. Nunca te mentiría con algo así. Soy un buen perdedor. Acepté que Zayn estuviera contigo, te escuché hablando de él durante dos años.. pero esta vez él está jugando sucio. Debes confiar en mi, ¿cuándo te he mentido? —pensé unos segundos pero no hacía falta hacer demasiada memoria.
—Nunca —susurré con sinceridad. Entre él y yo nunca hubo mentiras de por medio, eramos total y completamente frontales al decir las cosas, haciendo una excepción con esto del deseo entre ambos.
—Te daría fotografías para que me creyeras si no se las hubiera arrojado a Zayn en la cara luego de golpearlo anoche —mis ojos se abrieron como platos y lo miré impresionada.
—¿Lo golpeaste? Espera, espera.. ¿fotografiaste a Zayn y Perrie en su departamento? 
—Claro que lo golpee. No va a lastimarte, engañarte y salir ileso si yo estoy cerca. Y no, no los fotografié —fruncí el ceño.
—¿Entonces de donde sacaste las fotos? —se encogió de hombros.
—Dejaron un sobre amarillo con una gran X en la puerta de la casa. Lo abrí y encontré las fotos.. quizás la idea era que tú las encontraras —Mr. X se había pasado de la raya. ¿Ahora planeaba involucrar a mis amigos en esto? Estaba cien porciento segura de que él estaba detrás de esto, pero como lo había dicho anteriormente, no tenía ganas de pensar en eso ahora. Suspiré y continué enredando sus rizos en mis dedos sin dejar de mirarlo.
—Te creo.. claro que te creo, Harry —le creía porque también creía a Mr. X capaz de fotografiar a Zayn y Perrie teniendo sexo. Espero que Zayn haya quemado las fotos porque si las encuentro por la casa, voy a vomitar. 
—También quiero oírte decir en voz alta que estás celosa de Taylor —detuve mi accionar y me alejé unos centímetros. Vaya forma de arruinar el momento totalmente. ¿Por qué debía nombrarla?
—Acabas de arruinar el momento completamente —sonrió de lado y me acercó más a él. 
—Vamos, dilo. Ambos lo sabemos.. te mueres de celos.
—No voy a decir eso porque no es cierto. No estoy celosa de tu novia. Claro que si su casa se estuviera incendiando con ella dentro y yo tuviera una botella de agua, me la bebería pero no estoy celosa —rió más fuerte y no pude evitar sonreír.
—Bien, voy a dejarte conservar un poco de tu orgullo femenino esta vez —¿esta vez? ¿Habría una próxima vez? La ansiedad me golpeó con fuerza e inconscientemente deseaba que hubiese una próxima vez así—. Ya me cansé de hablar, tenemos algo pendiente —cuando acercó sus labios a los mios dispuesto a seguir con lo que comenzamos, coloqué mi dedo índice sobre su boca y lo detuve.
—Espera, primero quiero que admitas que te mueres de celos de Zayn —entrecerró los ojos y me miró fijamente.
—¿Y todavía necesitas que lo admita? Claro que me muero de celos. Él puede tocarte, acostarse contigo, besarte, decirte cosas lindas y como si aquello fuera poco, tu le das amor. Estoy total y completamente celoso de Zayn Malik, admitido —¿era posible que fuese tan sincero con alguien más? 
—¿Cómo seguirán las cosas cuando salgamos de aquí? —pregunté en un susurro. 
—No pensemos en nada más que no sea el ahora, _________. En lo único que puedo pensar es en las ganas que tengo de besarte —mi corazón se aceleró y mi respiración volvió a ser superficial.
—Entonces hazlo —acabó con la distancia que nos separaba y me besó. Fue un beso lento, dulce, lleno de sentimientos que me costaría tiempo descubrir y comprender. Aquel cosquilleo tan famoso hizo aparición en mi estómago y sentí que nada más importaba. Hasta que un sonido proveniente de arriba nos obligó a separarnos. Nos miramos y fruncimos el ceño al mismo tiempo. 
—¡¿Harry Styles?! ¡¿________ ___________?! ¡¿Hay alguien ahí abajo?! —me alejé de él y corrí en busca de mi top. Si alguien llegaba a encontrarnos en esta situación sería vergonzoso además de que correría a contarles a todos que encontró a Harry Styles y ________ ____________ medio desnudos en el sótano del hotel más lujoso de Los Ángeles. Y vaya que eso sería un escándalo. Logré ponerme la prenda de ropa y Harry se puso su camiseta.
—¡Sí! ¡Estamos aquí! —gritó cuando ambos nos vimos presentables. Caminamos hacia las escaleras y me dejó subir primera. No necesitaba voltear para afirmar que su mirada estaba enfocada en mi trasero, podía sentirlo. Luego iba a pagarmelas por ello. Al llegar arriba uno de los que supuse era encargado del hotel nos recibió con una linterna y una notable preocupación en el rostro.
—¡Llevamos mucho tiempo buscándolos, Señor Styles! ¿Están bien? ¿Están lastimados? 
—Estamos bien —contesté automáticamente.
—Con un poco de calor. Allí abajo está que arde —clavó sus ojos en los mios y luego de unos segundos no pude evitar bajar la mirada. En momentos como estos, Harry me intimidaba. El calor subió a mis mejillas pero apenas se notó, con el calor que hacía ahí adentro era normal que mi cara estuviese del color de una manzana. 
—No saben cuanto sentimos el incidente de los paparazzis —se disculpó mientras los tres salíamos de aquel lugar. Las luces brillantes del hotel me obligaron a entrecerrar los ojos. El sótano estaba apenas iluminado y ahora aquello era una pesadilla para mis pupilas—. Ni siquiera tenemos idea de por donde entraron. Ahora hemos puesto seguridad en cada entrada y salida del hotel para su protección —el encargado tenía unos 29 años. Cabello castaño claro, corto y unos ojos celestes hipnotizantes. Sus rasgos eran masculinos pero sin parecer bruscos. Sus dientes brillaban, estaban perfectamente alineados y pude notar un bonito hoyuelo en su mejilla izquierda cuando sonreía. <<Igual que el mío>> pensé con una sonrisa—. Bien, pueden subir a sus suites. Uno de sus managers me dejó un recado para usted Señor Styles. 
—Dígame —contestó Harry cuando nos detuvimos en el medio del vestíbulo llevándonos las miradas de todos los huéspedes. Le hice un escaneo a Harry y luego a mi misma y sí, parecía que acababamos de salir de una cueva. Y quizás fue algo así.
—Dijo específicamente que sólo debía oírlo usted —me dirigió una mirada y luego volvió sus ojos a Harry.
—Cualquier cosa que quieran decirme, _______ puede oírlo —el encargado, que por lo que leí en una placa dorada que estaba justo encima del bolsillo de su chaqueta azul marino decía Smith, parecía incómodo y dubitativo. Y claro, Harry acababa de ponerlo en una posición comprometedora.
—Está bien, Harry. Me adelantaré e iré a ducharme. ¿No hay nadie en las suites, señor Smith?
—No señorita, todos han salido, incluídos sus guardaespaldas —asentí levemente y miré a Harry.
—Cuando subas toca la puerta, estaré en mi suite —asintió con una sonrisa y me guiñó un ojo. Me mordí el labio inferior avergonzada y me apresuré a alcanzar el elevador. Una vez que llegué al cuarto piso, caminé por los pasillos vacíos y con la clave que nos habían dado a todos, abrí la puerta de la suite. Cerré y practicamente corrí hacia la ducha. Estaba hecha un desastre. Me tomé unos minutos en la bañera recordando cada momento de ese día. Más bien, de lo sucedido en el sótano. Y de lo que no llegó a suceder. Había aceptado mi atracción por Harry. A él y a mi misma. De alguna manera, sentía un peso menos encima. Venía cargando con eso desde hacía tiempo, y ahora que lo había dicho me sentía bien. Y se sentía bien ser correspondida. La pregunta es: si no hubiese llegado el encargado del hotel, ¿habríamos continuado? Me reí para mi misma. Claro que habríamos continuado, esa era la idea. Un ruido fuera del baño me sobresaltó. Miré la puerta cerrada unos segundos hasta que reaccioné y salí de la bañera. Me coloqué la bata de baño, la anudé y me asomé por la puerta.
—¿Hola? ¿Quién está ahí? —luego de unos segundos sin obtener respuesta alguna salí y miré hacia ambos lados pero todo estaba exactamente en su lugar, la puerta de entrada estaba cerrada. Todo estaba bien. Voltee para entrar al baño otra vez pero mi cuerpo impactó con otro. Rápidamente miré el rostro del extraño que había irrumpido en la suite y me tranquilicé al instante—. Dios, ¿acaso quieres matarme, Harry? —sonrió de lado y se encogió de hombros.
—Dijiste que viniera a tu suite —entrecerré los ojos.
—Dije que golpearas la puerta —me crucé de brazos y lo miré a una distancia prudente—. ¿Cómo entraste?
—Sé la clave —excelente. Eso significaba que él podría entrar y salir las veces que quisiera de la suite de las mujeres—. Yo y los demás la sabemos. Esperamos ansiosos que hagan una pelea de almohadas para poder escondernos en el armario y espiarlas.
—Son unos pervertidos, tú y los otros cuatro idiotas —me tomé unos segundos para mirarlo desde la cabeza a los pies. Traía una camiseta con mangas color plomo, unos jeans caídos y sueltos y estaba descalzo. Volví la vista a su rostro y pude notar que su cabello estaba húmedo—. Vaya que te duchas rápido.
—Cinco minutos son suficientes.
—¿Acaso te lavas el cabello o solo entras, te mojas y luego sales? —no comprendía como podía asearse completamente en solo cinco minutos.
—Digamos que los hombres somos más rápidos en algunas cosas que las mujeres —rodé los ojos y noté como sus manos se dirigían hacia el cordón de mi bata. Instintivamente di un paso hacia atrás y me la ajusté.
—¡No! —dije escandalizada pero él me miraba burlón—. No traigo nada debajo —su sonrisa desapareció y dio un paso hacia mi.
—Mejor aún.
—No, Harry —lo detuve con una mano en su pecho y la estiré lo más que pude para mantenerlo a distancia—. Creo que fue suficiente por un día —me miró unos segundos y estaba convencida de que iba a alejarse y darse por vencido, pero en lugar de eso me tomó de los brazos y me acorraló contra la pared. Bajó sus manos hasta que quedaron a la altura de mi cintura dejandome sin escapatoria. Apenas una corriente de aire podía pasar entre ambos.
—Nunca empiezo algo y lo dejo a medias, eso debes saberlo —la sangre de mi cuerpo comenzó a bombearse más rápido, mi corazón latía desbocado y luchaba contra mi misma para lograr que al menos mi respiración se mantuviera normal.
—Cualquiera puede entrar y vernos así. Solo nos traería problemas a ambos, y lo sabes. Además, yo estoy con Zayn y tú estás con Taylor —se acercó y besó mi cuello.
—Eso no pareció importarte cuando estábamos en el sótano —continuó con sus besos cubriendo cada milímetro de piel de mi cuello y no pude evitar inclinar mi cabeza para facilitarle el acceso. Tenía el control de mi cuerpo. Un suspiro se escapó de mis labios.
—No, Harry.. enserio —mis palabras intentaban ser duras e inflexibles pero mi tono de voz era débil y los suspiros me lo hacían menos creíble. 
—Vaya que suenas convencida de que me detenga.. 
—No puedo sonar convencida si tú haces eso.
—Bien —se alejó unos pasos y me miró fijamente. Intentaba moverme pero su mirada me clavaba en mi lugar. Era como si estuviera encadenada—. Dime que no quieres hacerlo y voy a dejarte tranquila.. por ahora —abrí la boca para hablar pero las palabras no salían. Dentro de mi se debatía un duelo entre mi cuerpo y mi cabeza. Deseaba que me tocara, que me besara, que mi piel hiciera contacto con la suya pero sabía perfectamente que era peligroso. Los demás podrían volver en cualquier momento y encontrarnos. <<Dime que no quieres hacerlo y voy a dejarte tranquila.. por ahora>>. Era prometedor. Me dejaría en paz.. por ahora. Dejaría de besarme.. por ahora. No iba a tocarme.. por ahora. Quizás luego encontraríamos un momento y un lugar más apropiados. 
—Quiero que me dejes tranquila —en su rostro se reflejó la decepción, así que acabé la oración—... por ahora —volvió a sonreír y exageró una reverencia.
—Como usted ordene, señorita ___________. Volveré a atenderla más tarde. Quizás me pase por su suite cuando todos duerman. Quizás la secuestre mientras todos están distraídos. Quizás encuentre algun pequeño y remoto lugar donde pueda besarla hasta gastar sus labios. Tantas opciones —suspiré con esperanza, anhelo y emoción. Ansiaba que llegara aquel momento—. Pero como usted lo ha dicho, la dejaré tranquila para que termine de arreglarse —sonreí de lado e imité su reverencia estirando mi bata como si fuese un vestido y estuviésemos en el siglo XVIII. 
—Hasta entonces, milord —caminó hasta la puerta llevándose mi mirada pero antes de salir volteó y se acercó.
—He olvidado algo —antes de que pudiera preguntar sus labios estaban sobre los míos. 

Who is Mr.X? Adaptada One DirectionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora