Años más tarde..
"Gotta a glimpse of the old you. Just when I, had forgotten what it looked like. Hide and seek, from our old guilt. No, we all need to disappear.."
No me emocionaba asistir a la fiesta de Navidad que festejaban mis padres en Holmes Chapel, pero no tenía opción. Después de todo eran mis padres y era Navidad, no podía quedarme en la Universidad en Italia. Debía viajar quisiera o no. Así que ese día decidí armar mi maleta para un fin de semana en Inglaterra y emprendí vuelo a mi hogar. La Universidad era exactamente lo que necesitaba, un respiro de todo lo que me había agobiado el año anterior a ingresar. Italia era lo que estaba buscando, un país tranquilo y muy pintoresco. Siempre había sido fanática de Roma, así que había logrado quedar en una de las mejores Universidades de allí, estudiando en la facultad de Filosofía y letras. A mis 22 años, la literatura se me hacía sencilla y me gustaba lo suficiente como para ser capaz de trabajar por simple placer. Conseguí un trabajo con un sueldo lo suficientemente bueno como para poder pagar un departamento en el una zona residencial de la ciudad mientras terminaba mis estudios. Estaba a punto de comenzar a cursar con el cuarto y último año antes de ser reconocida entre los profesionales como una Licenciada en Literatura y Letras. Sonaba tan hermoso que me emocionaba del solo pensarlo. El viaje no fue demasiado largo, o al menos no lo fue para mi ya que dormí la mayor parte del mismo. Una vez que la azafata me despertó para avisarme que estábamos por aterrizar, me preparé mentalmente para lo que pisar suelo londinense significaba. Sabía que miles de recuerdos iban a invadirme cuando sintiera solo la brisa de mi ciudad natal, así que me calmé mentalmente y me animé a mi misma. Sería un lindo fin de semana que pasaría con mis padres, todo saldría como lo planeado. No habían necesidad de ser negativa. Tomé mi bolso de mano y me levanté del asiento cuando el avión aterrizó por completo. Me dirigí al aeropuerto y esperé por mis maletas pacientemente. Mi móvil sonó y al leer el identificador sonreí.
—El avión acaba de aterrizar, estoy viva y respiro —oí la risa de mi madre al otro lado y sonreí mientras tomaba mi maleta de la cinta de donde salían y la bajaba al suelo.
—Estamos esperándote en la puerta principal del aeropuerto, tu padre está a punto de tener un pico de presión por los nervios y la ansiedad así que apresúrate, cariño.
—En dos minutos estoy con ustedes —colgué y levanté la manija de la maleta para arrastrarla y hacer rodar sus ruedas directo hacia la puerta. Una vez que salí, me paré a mitad de la acera y busqué con la mirada a mis padres. Hacía unos meses que no los veía, ya que habían ido a visitarme por mi cumpleaños número 22, y se quedaron por el fin de semana. Cada año viajaban de vez en cuando para verme y tomarse unas vacaciones de la ciudad gris que era Holmes Chapel. Las peronas entraban, salían y se encargaban de darme unos buenos empujones y ni siquiera detenerse a pedir disculpas. Entonces vi a mi madre caminando hacia mi con su usual sonrisa y mi padre a su lado, con las manos en los bolsillos de sus jeans. Caminé, o casi corrí hacia ellos y los abracé al mismo tiempo. Y aunque hacía poco que los había visto, siempre los extrañaba muchísimo. Después de todo, eran mis padres. ¿Qué clase de persona no extraña a sus padres?
—Papá, cálmate —le pedí entre divertida y preocupada.
—Lo siento, es que estoy tan feliz de verte de nuevo, hija. No sabes lo mucho que te extrañamos aquí.
—Oh papá, me vas a hacer llorar —lo abracé otra vez y los tres nos dirijimos hacia el auto. El trayecto a la casa pasó en un abrir y cerrar de ojos, apenas recordaba como era mi casa. El último año que estuve en esta ciudad ni siquiera lo pasé viviendo con mis padres. Aunque prefería dejar ese año en un rincón oscuro y prohibido de mi mente, de vez en cuando me tomaba unos minutos y recordaba cada una de las cosas que habían sucedido. Por desgracia no había podido olvidarlo, ni un detalle de la última noche que me hizo huír de Londres. Me había escapado para poder meterme debajo de una roca y tratar de ser una persona nueva dejando atrás todo mi pasado, y lo había logrado un poco. Aunque la mayoría de las personas me reconocía como "La chica que causó la separación de One Direction". Los chicos según leí en algunas revistas de Danna, mi compañera de departamento en Roma y compañera de Universidad, se habían separado al año siguiente del gran suceso en el MSG. Hasta el día de hoy, cuatro años después, en algunos medios se seguía hablando de lo que había pasado esa noche, pero yo prefería hacer como si nunca hubiese existido. Aunque cada noche me persiguieran unos ojos color esmeralda que me miraban llenos de dolor y confusión. Esa tarde me la pasé conversando con mis padres sobre lo que nos esperaba al día siguiente, y mi padre habló generalizando sobre la cantidad de personas que vendrían a la cena de Navidad.
—No comprendo, siemrpe les gustaron las reuniones más privadas en fiestas —comenté durante la cena esa noche.
—Sí, pero este año queremos festejar a lo grande. Mañana tendrás que ayudarme con los decorados, de la comida se encargará tu padre pero nosotras tenemos que hacer el postre.
—¿De cuántas personas estamos hablando aproximadamente? —tomé mi vaso con jugo de naranja y le di un trago.
—Cincuenta, cincuenta y cinco, no más que eso —me ahogué luego de oír la respuesta de mi madre y la miré con los ojos muy abiertos.
—¿Cincuenta personas aquí? ¿Pero qué tanta gente tienen que invitar? —mi padre se encogió de hombros y señaló a mi madre.
—Ya sabes quien quiere hacer sociales con toda la ciudad —la mujer que me dio la vida lo fulminó con la mirada y luego me observó a mi sonriente.
—Sí, no tiene nada de malo querer invitar a tus conocidos a una fiesta. Hace tiempo que no tenemos una de esas y sería un bonito recuerdo.
—Será bonito para la gente que venga, se siente a comer y beber y luego se vaya. Nosotros tenemos que hacer todo el trabajo, mamá —contesté divertida. No me molestaba trabajar, ni decorar, ni cocinar postres. Al contrario, sonaba divertido y mucho más si lo haría con mi madre. Me aclaré la garganta y apoyé suavemente los cubiertos sobre mi plato vacío una vez que había terminado de cenar—. ¿Elena va a venir? —sentí como el ambiente se hacía tenso, y podía oír a mi padre masticar lenta y torturadamente desde el otro lado de la mesa. Luego de unos segundos obtuve una respuesta.
—No, ella pasará las fiestas con la familia de John —John era el nuevo novio de mi hermana. Rubio, alto, ojos azules, con dinero y un departamento en Los Ángeles, otro en Londres y otro en New York. Mis padres estaban ofendidos con mi hermana, y se sentían algo deprimidos. Y yo los comprendía a la perfección. Sus dos hijas habían volado del nido y los habían dejado completamente solos en esta ciudad tan pequeña y deprimente. Probablemente era una de las razones por la cual mi madre invitó a cincuenta personas en Navidad, intentando ocupar el vacío que sentía al saber que mi hermana no iba a venir a disfrutar de Noche Buena con nosotros. Asentí y comencé a contarles anécdotas e historias de la Universidad. Les conté sobre Danna, les conté sobre mi departamento allá y que hablo italiano con fluidez. Esa noche me acosté en la cama y cuando logré dormirme soñé con luces destellantes, gritos ensordecedores, secretos revelados, y ojos color esmeralda..
"See you covering your tracks, will you ever come back? See you covering your tracks, will you ever come back? I honestly miss you.."
La mañana del 24 de Diciembre era fresca, como siempre. Pero esta vez se habían dado las condiciones para que con mi madre decidamos que cenaríamos en el jardín. Era el lugar con más espacio de la casa y además no tendríamos problemas con los invitados que fuman, ya que mi padre era asmático y no podía compartir una habitación con un fumador. Colgamos guirnaldas rojas, blancas y verdes en los árboles, en las paredes de la casa, luces de colores, armamos la mesa afuera, llevamos las sillas, los platos, cubiertos, vasos y el resto de las cosas. Cerca de las cuatro treinta comenzamos con la cocina. Mi madre propuso que cocináramos algunas cosas de chocolate y otras de frutas, yo estuve de acuerdo y propuse cocinar al menos un Lemon pie, mi postre favorito. Reímos, mezclamos, batimos, horneamos y charlamos mientras mi padre estaba afuera preparando el asador para comenzar a cocinar carne y algunos vegetales.
—Bien, hemos terminado aquí —avisó mi madre limpiándose las manos con un trapo de cocina. Me lo pasó a mi, imité su acción y luego me quité el delantal.
—Iré a bañarme y comenzaré a prepararme —le di un vistazo al reloj de pared de la cocina y marcaba las 8. Habíamos tenido algunos inconvenientes con la masa del Lemon Pie así que tuvimos que rehacerlo de nuevo y eso nos hizo retrasar.
—Sí, yo también. Los invitados comenzarán a llegar a las nueve —comentó mi madre apagando la luz del horno. Corrí escaleras arriba a mi habitación, tomé dos toallas y me encerré en el baño. Abrí la ducha, y una vez que el agua estuvo a la temperatura perfecta me metí debajo. Detestaba ducharme, no porque fuese una mujer sucia, para nada. Sino que me molestaba el hecho de estar tanto tiempo sin hacer nada, lo cual me daba tiemp suficiente para pensar o recordar cosas que no quería. Pero siempre pensaba en él, cada día de mi vida. Sus besos, sus palabras, sus ojos eran cosas que quedaban plasmadas para siempre en una persona. ¿Cómo podía olvidarme de la forma en que me miraba? ¿Y como me miró esa noche? Eso definitivamente me perseguiría toda mi vida. La conciencia me carcomía la mente cada noche recordándome lo mucho que los había lastimado a todos y que nunca sabría si me odian o si me habrán perdonado. Al salir de la ducha me envolví una toalla en el torso y otra en el cabello, fui a mi habitación y elegí mi atuendo para la noche de Navidad que compartiría con cincuenta personas. No podía ponerme jeans, una blusa y Converse. [http://www.polyvore.com/cgi/set?id=88373902&.locale=es]. El timbre había comenzado a sonar unos minutos antes de que terminara de peinarme, así que apenas acabé bajé las escaleras y ayudé a mi padre a atender a los invitados mientras mi madre continuaba arreglándose. La mayoría eran vecinos y amigos de mis padres que conocía, y aunque estaban esas personas que no sabía quienes eran, ocupaban la minoría. Observé a mi madre bajar las escaleras con un precioso vestido color crudo que le quedaba excelente. Me acerqué y la miré sonriente.
—¿A quién intentas impresionar? —bromee dándole un abrazo. Rió y se alejó observándome y haciéndome dar una vuelta en mi lugar.
—¿Y tú? ¿Acaso hay algún joven soltero por allí que sea buen partido? —negué y suspiré pensando que nunca lograría encontrar alguien que cumpliera mis expectativas. Harry había dejado las barreras demasiado altas, nadie lograría superarlo o siquiera igualarlo. Siempre sería el dueño de mi corazón, odiándome o no—. Ya llegará alguien, cariño —acarició mi mejilla y el timbre incesante interrumpió nuestro momento. Sonaba cada cinco minutos, y no veía el momento de que toda la gente estuviera aquí para poder descansar de ese sonido insoportable—. Yo me encargaré de los invitados, ve a preguntarle a tu padre si necesita algo —asentí y caminé fuera del living. El jardín estaba casi repleto de gente conversando, bebiendo alguna que otra cosa, sentados en la mesa riendo y pasándola bien. Mis padres tenían razón, hacía mucho que no veía tanta gente conocida y que apreciaba en una fiesta divirtiéndose.
—Papá, ¿necesitas algo? —pregunté a una distancia prudente del asador. No quería que mi vestido se impregnara de olor a humo.
—¿Podrías traerme algo para beber? —asentí y sonreí.
—¿Cerveza? —me devolvió el gesto y me encaminé hacia adentro. Pasé entre las personas y oí a alguien llamándome así que voltee.
—¿Necesita algo, señor Patrickson? —pregunté sin dejar de caminar y mirando hacia atrás.
—¡Se necesitan más aperitivos por acá, _________! —asentí y sonreí agradeciéndole mentalmente por ayudarme a mantener a los invitados contentos, pero entonces mi cuerpo chocó con el de alguien más y me vi obligada a aferrarme de sus brazos para no caer. Nunca más volvería a usar tacones tan altos en el césped.
—Diablos, lo siento —me disculpé riendo levemente—. Estos tacones son difíciles de usar en el jardín —levanté la mirada y me congelé en mi lugar.
"If I speak, yet, will you shut out? Will you listen, long enough to hear my words? If our eyes meet on a dead-end street will you walk off, or look away?"
Sentí como mis piernas flaquearon y me aferré aún más fuerte a él. Aferrándome a este momento, a la primera vez luego de cuatro largos años, que nuestros ojos se encontraban de nuevo. Podría decir que estaba apenas unos centímetros más alto que cuando tenía 19, una barba incipiente se marcaba en su barbilla y en su mandíbula, la cual estaba más marcada que antes. Sus brazos eran más fuertes, más robustos, podía sentir sus músculos tensándose bajo mis manos. Su cabello estaba peinado hacia arriba, y seguía igual de largo que siempre, solo que ahora se podía apreciar mucho mejor el precioso rostro de adonis que tenía.
—¡________! —una voz alegre y cantarina me expulsó del transe en el que me encontraba. Di un paso hacia atrás y lo solté, sintiendo enseguida el vacío en mi pecho.
—Anne —la saludé sonriente. Apenas podía hablar. Ella se acercó y me estrechó entre sus brazos. Nunca supe que versión le había contado Harry de mi a las personas, si creían todos que yo había arruinado sus carreras apropósito o si fue realmente un accidente. Por lo visto, a su madre le había dicho buenas cosas de mí, sino Anne nunca me perdonaría por hacerle algo así a su hijo.
—Que bueno verte, linda. ¿Dónde has estado? —me aclaré la garganta y suspiré.
—Me mudé. Estoy estudiando en la Universidad de Filosofía y Letras, en Roma —hablé orgullosa de mi misma. Me encantaba saber que en un año terminaría mis estudio y sería una profesional de lo que amaba hacer.
—¿Roma? Vaya, eso es genial —abrió la boca para decir otra cosa pero mi madre la interrumpió.
—Anne, ¿por qué no me acompañas y te presento a los invitados? ________, tú y Harry pueden encargarse de atender a los que falten por llegar —me miró fijamente y pude entender el doble sentido de sus palabras. No sabía si agradecerle o odiarla. Asentí y las dos mujeres se fueron hacia el jardín, dejando un silencio sepulcral entre Harry y yo. Sentía su mirada en mí, siempre fui capaz de sentirlo cuando estaba mirándome porque me quemaba.
—Tengo que buscar más aperitivos y llevarlos al jardín, ¿quieres ayudarme? —levanté la mirada y él parecía estar en shock. Pero no se veía sorprendido, se veía serio y pensativo. Con el ceño fruncido parecía unos años mayor. Asintió apenas y caminé hacia la cocina sabiendo que me seguiría. Una vez dentro, busqué platos donde poner bocadillos, palitos salados, papas fritas, y demás. Dejé todo sobre la isla de la cocina y comencé a distribuirlos en cada plato, Harry solo seguía mirándome. No había dicho nada, absolutamente nada. No había oído su voz aún. Me aclaré la garganta y lo miré.
—¿Cómo está tu hermana? —de las mil cosas que podía preguntar, decidí preguntarle sobre Gemma. ¿Qué demonios me importaba? Quiero decir, sí, me interesaba saber sobre la vida de Gemma, pero en ese instante me interesaban mil cosas antes que eso. Y entonces lo oí reír. Fue una baja, corta y grave carcajada, pero pude oír su voz.. su ronca voz. Sonaba como mi hogar. Fruncí el ceño y él llevó ambas manos hacia su rostro suspirando.
—Nunca cambiarás..
—¿Disculpa? —no había comprendido qué diablos le dio risa, y mucho menos por qué decía que yo nunca cambiaría. Bajó sus manos y pude ver de nuevo su semblante serio y pensativo. No me gustaba, no me gustaba para nada. Clavó sus ojos en los míos y me aferré al mármol de la mesada sabiendo que algo se aproximaba.
—¿Donde mierda has estado estos cuatro años, __________? —preguntó brusco. Me sentí intimidada y lastimada. Él nunca me había hablado así.
—Háblame bien —pedí en un susurro casi inaludible.
—¿Que te hable bien? ¿Es enserio? —se puso de pie y caminó de un lado al otro—. Estoy a punto de colapsar, _________.
—Entonces cálmate y evítalo —yo y mis estúpidas contestaciones en los peores momentos.
—¡Que me calme! —dijo riendo irónicamente—. ¡¿Te he buscado durante dos años mientras tú arrojabas monedas a la Fuente de Trevi y me pides que me calme?! —sentí que el alma me abandonaba el cuerpo y mi corazón se aceleró.. si es que era posible que se acelerara más de lo que ya estaba.
—¿Qué? —pregunté en un susurro casi sin aire. ¿Él me había buscado?
—¡Desapareciste, ________! ¡Tus padres no sabían donde estabas, y cuando lo supieron no quisieron decirme! ¡Cambiaste tu número telefónico, no contestaste mis e-mails, pensé en enviarte señales de humo, una paloma mensajera, no lo sé! ¡Me volví loco buscándote! —ok, estaba muy molesto, pero.. aún no podía creerlo.
—¿Por qué? —¿por qué me había buscado luego de que arruiné su carrera y su vida? Hice que la banda se separara, saqué a la luz decenas de secretos que debían mantenerse ocultos, destrocé su sueño a pedazos.. y él me había buscado.
—¿Hablas enserio? —continué con mi semblante sorprendido y suspiró—. ¿En dónde demonios tenías la cabeza cuando yo te decía que te amaba?
—Yo.. n-no.. no puedo creer que me hayas buscado, Harry.
—Lo hice, ___________. Durante dos años te busqué en cada rincón del mundo, nunca superé tu partida. Nunca entenderé por qué hiciste lo que hiciste esa noche, pero si querías escapar me hubieses dicho y yo habría huído contigo —mis ojos se llenaron de lágrimas y me sentí estúpida.
—¿Lo habrías hecho? —rodeó la mesada y se paró frente a mí manteniendo nuestras miradas unidas.
—_______, habría ido hasta el fin del mundo contigo —levantó su mano y acarició mi mejilla haciendo que mis ojos se cerraran por inercia. Su tacto fue cálido, como una caricia en el alma. Él era mi paz, esa paz que añoré durante cuatro largos años—. Aún lo haría.. —mis párpados se abrieron de nuevo ante la sorpresa que me causaron sus palabras.
—¿Aún me..? —no acabé la oración, él sonrió.
—Por siempre, __________. Siempre voy a amarte —no merecía a este hombre. Dios había sido tan generoso conmigo y yo lo había echado a perder. Suspiré y bajé la mirada dejando que las lágrimas cayeran por mis mejillas.
—Yo también sigo amándote, y lo siento tanto por esa noche —entonces, cuatro años de culpa contenida salieron a la luz. Comencé a llorar, y llorar desconsoladamente repitiendo una y otra vez las palabras "Lo siento". Harry me abrazó y me aferré a su torso, negándome a soltarlo de nuevo alguna vez. Era capaz de abandonar la Universidad y toda la vida que tenía en Roma por él.
—Está bien, ________. Te he perdonado al segundo siguiente de que te fuiste. Nunca he estado molesto o resentido contigo, ni yo ni nadie —sorbí por la nariz y levanté mi rostro para mirarlo a la cara.
—¿Los chicos tampoco? —negó y sonrió a medias.
—Nos salvaste del infierno que vivíamos. Te debemos las gracias, ser famosos nos estaba consumiendo a todos y tú fuiste nuestra salvadora antes de que las cosas se pusieran peores.. —no podía creer lo que salía de sus labios, simplemente no podía creerlo—. Gracias, ______ —Él estaba dándome las gracias, gracias por un hecho que me persiguió durante cuatro años cada noche atormentándome minuto a minuto. Nos quedamos los dos abrazándonos en silencio, disfrutando de la compañía del otro, deseando que el momento nunca terminara. No quería volver a alejarme de él, no después de esta noche—. Te he extrañado tanto.. —cerré mis ojos con fuerza y lo abracé aún más fuerte.
—Y yo a ti, Harry —contesté con sinceridad.
—________, no soportaré seguir sin ti. No después de verte hoy.. —levanté el rostro y lo miré unos segundos, entonces se acercó y juntó nuestras frentes, fijando su mirada en mis labios—. ¿Lo intentamos de nuevo? —oh santa mierda, él me estaba preguntando si yo quería volver a estar con él. Abrí la boca para responder, pero me interrumpió—. Me mudaré a Roma contigo, nos volvemos allá ahora mismo si es necesario. No me importa, no me importa nada más que tú y yo. Podemos lograrlo, esta vez no habrá nada que ocultar, esta vez podremos ser solo nosotros. Sin managers, sin fans, sin secretos —sin Mr. X. Sonreí a medias y asentí.
—Te daría cien oportunidades con tal de estar contigo, Harry —y me besó. Luego de cuatro años sin sentir sus labios, volví a tener ese cosquilleo en el estómago. Ese que había extrañado durante tanto tiempo. Estábamos juntos de nuevo, y esta vez tenía un buen presentimiento. Todo iba a salir bien. Al fin había obtenido mi final feliz.
"See you covering your tracks, will you ever come back? See you covering your tracks, will you ever come back? I honestly miss you."