Una dulce melodía me despertó de un hermoso sueño que tenía en el cual Harry y yo escapábamos a Nebraska y vivíamos felices para siempre. Me desperecé unos segundos, me senté en la cama frunciendo el ceño y buscando de dónde provenía aquella música aunque no fue muy difícil de encontrar. Harry estaba sentado en la punta de la cama con unos pantalones de chandál, y una guitarra tocando alguna canción que no conocía. Abrí la boca para hablar pero él me calló comenzando a cantar. No sabía si reír, llorar o tirarme encima suyo.
—Am I sleep, Am I awake or somewhere in between? I can't believe that you are here and lying next to me. Or did I dream that we were perfectly entwined, like branches on a tree or twigs caught on a vine. Like all those days and weeks and months I tried to steal a kiss, and all those sleepless nights and daydreams where I picture this. I'm just the underdog who finally got the girl, and I am not ashamed to tell it to the world. Truly, madly, deeply, I am, foolishly completely falling. And somehow you kicked all my walls in so baby say you'll always keep me truly, madly, crazy, deeply in love with you. In love with you —intenté decir algo pero no pude por dos razones. Uno, las palabras no salían. Y dos, la canción no había terminado—. Should I put coffee and granola on a tray in bed, and wake you up with all the words that I still haven't said. And tender touches just to show you how I feel, or should I act so cool, like it was no big deal. Wish I could freeze this moment in a frame and stay like this. I'll put this day back on replay and keep reliving it, 'cause here's the tragic truth if you don't feel the same, my heart would fall apart if someone said your name. I hope I'm not a casualty, I hope you won't get up and leave. May not mean that much to you, but to me it's everything. Everything. Truly, madly, deeply, I am, foolishly completely falling. And somehow you kicked all my walls in so baby say you'll always keep me truly, madly, crazy, deeply in love with you. In love with you —dejó la guitarra a un lado y me observó unos segundos en silencio.
—¿Eso es lo que piensas? —pregunté sin poder creerlo.
—Eso fue lo que pensé durante toda la mañana —fruncí el ceño.
—¿La escribiste durante la mañana? —asintió y sonrió de lado. Me quedé admirándolo en silencio. ¿Cómo era posible que siguiera soltero? ¿Cómo era posible que ninguna mujer de este maldito mundo se diera cuenta del pedazo de hombre que era Harry Styles?
—Dime algo.. —pidió casi rogando mientras jugaba con sus dedos. Y por lo visto era posible luego de tantos años que me siguiera sorprendiendo con su personalidad. Horas atrás era un experto en sexo que sabía como sacarme un suspiro por segundo y ahora me escribía una canción y me pedía mi opinión como un cachorrito mojado y perdido.
—¿Decirte algo? —pregunté incrédula. Me tiré encima suyo y ambos caímos al suelo quedando yo sentada a horcajadas sobre él.
—Oh mierda, creo que me rompí la columna —balbuceo con dolor.
—¡Lo siento, lo siento muchísimo! ¿Estás bien? —intenté ponerme de pie pero me lo impidió pasando sus brazos por mi cintura.
—Haz que el dolor valga la pena —murmuró antes de acercarse y besarme. Y ahí estaba. En el suelo de una de las suites mas lujosas del hotel Healthman de cinco estrellas, besándome con mi mejor amigo, uno de los integrantes de la banda más famosa del mundo entero. Sonaba demasiado irreal.
—No puedo creer que estoy besando a Jev Cipriano —comenté divertida antes de volver a besarlo. Sentí su sonrisa sobre mis labios y me alejé—. ¿Algo que decir? —pregunté jugando con un mechón de su cabello que caía sobre su rostro.
—Quizás estuve viendo tu twitter alguna que otra vez —me alejé de él y elevé una ceja.
—¿Me estuviste espiando?
—No te espié, twitter es público. Cualquiera puede ver las cosas que publicas ahí. Por cierto, podrías publicar algo como 'propiedad de Harry Styles'. Sería un bonito detalle de tu parte —reí y besé su nariz.
—No lo haré porque esto nunca pasó —me puse de pie y recordé que estaba en ropa interior. Entonces la situación se puso incómoda. Me sentía prácticamente desnuda delante de su mirada.
—¿Qué? ¿Cómo que nunca pasó? —oí su voz a mis espaldas mientras caminaba apresurada hacia el baño y tomaba una bata. Salí y me choqué con su cuerpo—. No, otra vez con las batas no —y antes de que pudiera quejarme la bata ya estaba en el suelo.
—Harry, no. Me siento incómoda —intenté taparme de nuevo pero él me tomó de la cintura y me llevó hasta la cama en contra de mi voluntad. Me arrojó ahí como si fuera una muñeca de juguete y en ese momento odié ser tan pequeña y debilucha. Se dejó caer sobre mi y me tomó ambas muñecas colocándolas sobre mi cabeza y dejándome inmóvil bajo su cuerpo—. ¡Suéltame! —ordené intentando safarme de sus manos pero él era demasiado fuerte o yo demasiado débil.
—¿Cómo es eso de que te sientes incómoda?
—¡Déjame ir, Styles! —volví a intentar gritando molesta pero fue inútil.
—Contéstame, _________ —bufé y miré hacia otro lado. Cualquier cosa se vería bien en lugar de los ojos de Harry.
—Me incomoda andar en ropa interior delante tuyo, ¿feliz? —lo miré y frunció el ceño.
—¿Feliz? Claro que no, no entiendo porque te sientes incómoda.
—Porque sí, ya déjame ir.
—______________, no quiero que te sientas incómoda conmigo. Eres hermosa y quiero que me dejes admirarte sin usar una maldita bata por cinco minutos —suspiré y asentí levemente.
—Bien, estaré sin la estúpida bata. ¿Puedes soltarme ahora? —sonrió y elevó una ceja.
—Hm, primero debes pagar —acercó sus labios a los míos y no me negué. Diez minutos después estábamos sentados en la cocina de la suite preparando waffles, tocino y huevos revueltos. En realidad yo estaba sentada en la barra comiendo el tocino que Harry sacaba del sartén y dejaba en el plato—. Deja de comértelo —dijo fingiendo estar molesto pero él nunca fue bueno mintiendo.
—Veo que has practicado con la cocina —se aclaró la garganta.
—Taylor me ha enseñado algunas cosas —como dije, Harry no era bueno mintiendo por lo cual siempre se veía obligado a ser sincero. A veces en momentos inoportunos.
—Tienes que estar bromeando —dije molesta.
—Solo me enseñó a hacer esto, quedan muchas recetas y planeo que me las enseñes tú —rodé los ojos sin que me viera y suspiré.
—¿Ella es mejor cocinera que yo? —me miró y rió sin soltar la sartén.
—¿Celosa? —volvió su vista a lo que hacía y pude sentír su sonrisa.
—¡Claro que no! —contesté molesta frunciendo el ceño.
—Si no dejas de fruncir el ceño te van a quedar arrugas —mi ceño se frunció más debido a que él ni siquiera estaba mirándome. ¿Cómo sabía las caras que yo estaba haciendo? Sacó las últimas barras de tocino, los huevos revueltos y los waffles dejándolos en un plato aparte y acercándose a mi. Se colocó entre mis piernas y me acercó a él aunque yo miraba la comida que tenía en mi mano fingiendo estar molesta—. Nadie cocina mejor que tú, ________ —suspiré.
—Eso suena tan satisfactorio —rió y acercó su boca hacia mi mano—. No, es mío.
—Podemos compartirlo.
—¡Puaj! ¡Que asco! —elevó ambas cejas y se llevó una mano al pecho.
—¿Te da asco compartir comida conmigo? Estoy ofendido.
—Me da asco compartir comida con cualquiera, Harry. Es asqueroso.
—Me refería a que podíamos comer una mitad cada uno, ¿en qué pensaste? —reí levemente y corté el pedazo de tocino por la mitad comiéndome uno y metiéndole en la boca el otro a él.
—Nada, olvídalo. La verdad es que es el tocino más delicioso que probé en mi vida, ella si que te enseñó bien —sonrió e imité su gesto—. Pero yo te enseñaré mejor —me acerqué lo besé lenta y dulcemente. Se alejó de mi y me miró.
—¿Seguimos hablando de comida? —ambos reímos y volvimos a besarnos. Así nos pasamos un buen rato entre comer, besos, risas, bromas, coqueteos y otras cosas.
—¿Recibiste noticias de los managers o alguien más? —pregunté tomando el vaso de jugo de naranja que me ofrecía y dándole un trago. Negó levemente y volvió a acomodarse entre mis piernas.
—Apagué mi móvil anoche cuando subimos al taxi —eso definitivamente no era una buena noticia.
—Harry, van a matarte. Para sumarle yo dejé mi móvil dentro del sobre en la mesa del salón.
—_________, es mejor así. Nos desconectamos un maldito día de todo el resto del mundo, fue el mejor día de mi vida. Creeme —sonreí y junté mi frente con la suya sin sacar mi mirada de sus hermosos ojos.
—También el mío, pero tarde o temprano debemos volver a la realidad. Enciende tu móvil —suspiró, me besó y luego lo tomó de la barra. Lo encendió y comenzó a sonar como loco.
—Ni que hubiera fallecido alguien, están locos —dijo mirando la pantalla de su móvil. Marcó un número y se llevó el aparato al oído. Luego de unos segundos le contestaron—. Paul, soy Harry.. sí, ya lo sé.. no me interesa, Paul necesito que me hagas un enorme favor. ¿Puedes venir a buscarnos?.. Con _________.. luego te explico, ¿puedes?.. estamos en el Healthman, ¿podrías traernos ropa?.. eres el mejor guardia de seguridad del mundo, ¡gracias Paul! Adiós.
—¿Y bien? —pregunté curiosa.
—Paul nos traerá ropa y vendrá por nosotros en media hora —me miró y sonrió—. Me pregunto qué tanto podremos hacer en media hora..