Capítulo 15

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Narra Dory:


Mi mente se mantenía ocupada. El fin de semana me encerré en mi cuarto y sobre el cuaderno "mágico" dibujé repetidas y repetidas veces los tres dibujos. Esas eran las señales que me llevarían a encontrar a la persona que había reclamado mi ayuda. El sábado, ejercité mi mente y el domingo me arriesgué a salir de mis aposados y rebuscar en las calles más próximas algo o alguien que pudiera servirme de ayuda. Tras horas y horas buscando, la noche se apoderó en el cielo y tuve que volver a casa sin nada entre mis manos.
Supongo que Mihael me había mentido, no era tan fácil como el creía.

Hablando del joven ángel... ¿dónde estará? Desde aquel encuentro con mi abuelo no he vuelto a verlo.

Tal vez se esté escabullendo de mí, tal vez esté enfadado por no hallar pruebas... No lo sé, sinceramente.

Salgo de clase a eso de las tres y media de la tarde con un abujero en el estómago no muy normal en mí.

Hoy me tocaba ir a pie ya que mi auto se estropeó sin razón la noche anterior. ¡Puñetas! Seguro que fue cosa de Carol, me odia a muerte por ser amiga de Annie.
Annie desde que salió con Castiel, es odiada por Carol ya que ella siente un profundo amor por él. Todo el mundo lo sabe menos Castiel. Rubby también es odiada por ella ya que al ser una gran amiga de Cas pues...

Bueno a lo que iba, que parece que os estoy contando aquí un culebrón.

Sigo mi camino hasta la salida del instituto, tras bajar las escaleras principales, me tropiezo con el último escalón. Mi cara en estos momentos es un juramento.

Cuando pienso que me voy a comer el suelo, noto unas manos rodeándome las costillas. Apoyo mi mentón en su hombro y este se separa con rapidez nada más hacerlo.

- Casi te matas - murmura alzando una ceja mientras me miraba penetrante con esos ojos negros como una noche sin estrellas.

- Lo sé - pongo los ojos en blanco - No calculo muy bien las distancias - me encojo de hombros.

- Supongo que de nada - mira a los alrededores con un cierto grado de picardía en sus palabras.

- Oye... Como quiera que te llames... - aclaro sin acordarme de su nombre - No te hagas el chulo. Estoy agradecida de que me ayudaras el otro día pero por eso no eres el puto amo del universo - ladeo la cabeza y nada más finalizar mis palabras, él reprime una carcajada y cambia de tema.

- Fíjate por donde. Precisamente te estaba buscando - continúa mirándome a los ojos muy fijamente.

- ¿Ah sí? ¿Y para qué? - me cruzo de brazos ignorante y coloco bien mi bandolera ya que con el impulso se resbaló de mi brazo.

- Lloras por los baños, hablas sóla durante las clases, ignoras a tu mejor amiga... No sé, ¿qué crees tú que está ocurriendo? Por que yo no tengo ni puñetera idea.

Trago saliva. ¿Cómo sabe lo de Rubby? Es cierto que la ignoro pero no porque no quiera hablar con ella...

- ¿Y a ti qué coño te importa? ¿Acaso eres mi madre? - paso por su lado y camino recta haciéndome la cabreada.

- No, tal vez me parezca más a tu abuelo. ¿No crees? - murmura siguiéndome muy cerca con tono burlón.

- Con mi abuelo no te metas. ¿Vale? - alzo la voz sin mirarle mientras bufo por lo bajo.

- Claro. ¿Piensas que porque deje de meterme con él va a curarse? - se ríe falsamente - Por supuesto que no. Morirá, tal vez en un par de segundos o posiblemente en un par de días pero está claro que su muerte está tan cerca como tus ganas de llorar ahora mismo - camina hacia a mí haciendo pucheros - Vamos, dulce Dory. ¿Qué piensas hacer después de eso? ¿Ponerte a llorar como un bebé o rajarte las venas? Venga, ¿qué piensas hacer? - me desafía pasando una mano por mi mejilla humedecida mientras se pone frente a mí.

Frunzo el ceño, este chico es un completo gillipollas. Refunfuño pensando bien en mis actos y sin más, el odio se acumula dentro de mi ser.

No tengo ganas de huír si no todo lo contrario, tengo ganas de usar la navaja.

¿Cómo se enteraría de lo de mi abuelo? Alguien debió de habérselo contado. Tal vez Annie o Rubby. Vete tú a saber.

- No me toques, no vaya a ser que me pegues algo - golpeo su mano para alejarla de mi rostro. ¿Quién se cree que es para hablarme de esa forma?

- Perdona pero no creo que te vaya a pegar algo que tú posiblemente ya tengas - siguió burlón mientras metía ambas manos en los bolsillos.

- Pero tú... ¿De dónde coño has salido? ¿De un puto cementerio? - contraataque mientras sentía como mi corazón aumentaba el ritmo cardíaco.

- No vas por mal camino. Pronto tendrás que visitar mi dulce hogar - regresa de nuevo con el tema de mi abuelo.

Cierro los ojos con fuerza apretando los puños. Vamos, Dory, no puedes caer tan bajo como él.
La ignorancia es lo mejor en estas circustancias .
Abro los ojos de golpe, él me observa curioso mirándome de nuevo fijamente.

¿Y ahora que coño mira?

Alzo las manos inconscientemente y respondo a su mirada.

Mis manos parecen ir sólas, mis dedos se doblan un poco como si fueran las garras de un lobo o un oso.

De ellas, comienza a salir una luz blanca- azulada que lo ciega totalmente.

Frunzo el ceño mientras mi mirada sigue fija en él.

La luz se dirije a él con rapidez y uso una fuerza mágica que hace que este retroceda hacia atrás cayendo rendido sobre el suelo. Aprieto los puños ya consciente de mis actos y cierro los ojos apretándolos con fuerza. Respiro con dificultad y me llevo la mano derecha a mi cabello. ¿Qué ha pasado? ¿Yo he hecho eso?
¿Yo le he tirado al suelo?

El muchacho, se levanta con dificultad haciendo una mueca y apoyando su mano sobre su rodilla.
Me mira riendo como si por fin hallara algo o estuviera celebrándolo.

- Sabía que eras especial. Que no eras humana. Eres una de nosotros - habla mirándome de nuevo y recoje su bandolera.

- ¿De qué coño hablas? - me digno a responder.
¿Enserio ha hecho todo esto solo para...?

- Lo sabía.

Esas fueron sus últimas palabras antes de desaparecer por completo. ¿En serio? Una de nosotros...

Me froto la cara con las manos pensativa y sigo pensando en sus palabras.

¿Acaso el también es un ángel?












Roja ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora