Capítulo 23

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Narra Gabe:

- Vaya, veo que no puedes vivir sin mí - sonrío tomándome la situación de la mejor forma posible.

Ella juguetea con el cuchillo mientras me pasa la lengua por el cuello. Es altamente repugnante, admito que esto antes solía excitarme... Bien, puede que aún siga teniendo ese efecto en mí.

- ¿Qué quieres de mí, Sheila? - bramo con lentitud mientras ella pasa sus manos sobre mi pecho sin dejar de sujetar el cuchillo.

- Bueno, intentaste matarme. No es tan difícil de adivinar - inclina la cabeza mostrándome unos pequeños pero afilados colmillos.
Muerde mi cuello con firmeza y solo puedo cerrar los ojos con fuerza. Aunque las heridas superficiales se curen rápidamente eso no implica que no sienta dolor - Eres adorable, Gabe. Si no me hubieras abandonado, no hubiera sucedido nada de esto. Piensa bien las cosas antes de hacerlas, cariño.

Me refuerzo intentando escapar pero de nuevo, el cuchillo me lo impide provocándome una pequeña herida.

- Mataste a mi familia. ¿Pensabas que me quedaría de brazos cruzados? -río suave y ella acaricia mi mejilla con sus largos dedos mientras sus labios color rojo pasión se tuercen.

- Lo hice por ti. Es decir, por nosotros. Así podríamos estar juntos para el resto de nuestras vidas. Pero lo arruinaste completamente todo. Tú mismo te condenaste.

Comienzo a reírme notablemente.

- ¿Yo? Vale, estás peor de lo que pensabas. Deberías mirar eso - noto su mirada furtiva en mí.

De repente, me apuñala el pecho con el cuchillo. Me retuerzo notablemente. Es un dolor muy fuerte. Paso mis manos por mi boca. Al apartarlas, noto mis dedos impregnados en sangre. Esta vez, ha sido una gran hemorragia.

Me quedo rendido en el suelo intentando recuperar fuerzas.

Me retuerzo en vano y de repente, veo una imagen desenfocada de Rubby.

- Rubby... - susurro intentando no perder el conocimiento. El dolor parece aumentar por segundos. Nunca me habían apuñalo en el corazón con un arma. Supongo que es más doloroso de lo que me había imaginado.

A los pocos segundos, todo sucede muy rápido. Rubby se acerca a mí totalmente preocupada. No sé que está diciéndome, apenas puedo observar su imagen.

- Vete... Debes irte... -murmuro y noto como el dolor desaparece poco a poco y finalmente, pierdo totalmente la consciencia.

- ¿Para qué me traes este lobo? No lo necesitamos, debiste acabar con él.

- Lo siento, mi señora. Pensé que le serviría de algo. ¿En qué más puedo servirle?

- Vigílalos. No deben escapar.

Unas voces muy familiares retumban en mi mente. Tengo miedo de abrir los ojos y ver con lo que me voy a encontrar. Ya no siento dolor, tal vez, la herida haya cicatrizado ya. No sé cuanto tiempo llevo inconsciente ni siquiera sé si seguimos en el mismo lugar.

¡Oh mierda! ¡Rubby!

Abro los ojos de cuajo y no me puedo creer lo que ven mis ojos.

¿Daniel? ¿Es él? No puedo creérmelo. ¿Qué hace aquí? ¿Qué ocurre?

Intento mover mis manos pero no puedo. Compruebo que están atadas a una silla de madera y también mis pies.

Miro a los alrededores. Veo a Rubby totalmente inconsciente. Parece estar bien aunque noto como le sangra la nariz. Debe de estar totalmente confundida con todo lo que está ocurriendo. No quería meterla en este lío pero me parece que lo he arruinado completamente todo.
A su lado, un chico al cual no había visto en mi vida, permanece a su vez, inconsciente.

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