Capítulo 3

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Narra Gabe:


¿Saben qué? Odio los lunes y sobre todo cuando es el primer día de clase. Bueno, hay cantidad de cosas que detesto y esta es una de ellas.

Mi sobrino decidió llevarme al instituto ya que le quedaba cerca del lugar donde trabajaba.

Durante el trayecto, tuve que aguantar sus paradojas. Sí, a Ty se le suele ir la cabeza de vez en cuando.

Desde que escuchó en la televisión de plasma (oh si, el preciado televisor) la noticia de la muerte de aquel tio que caminaba de vuelta a su casa pasada la medianoche. Estaba... como decirlo... ACOJONADO. No paraba de hablar de ello con cierto temor en su tono de voz. No entiendo porqué se pone así.

Al llegar, me deja cerca del campus. Me despido de él con un sencillo "Chao" cuando en realidad tenía ganas de soltarle "Vete a tomar por culo". ¡Me había tragado sus mierdas durante todo el trayecto! Exactamente durante quince minutos. ¡No me jodas!

Camino por el lugar mirando a los alrededores. Esto está lleno de adolescentes en celo. Son como los lobos cuando aparece la luna llena... SE DESENFRENAN aunque todo el año, no como los lobos que es una semana al mes.

Bien, sigo a lo mío hasta llegar a la entrada del instituto. Tengo que ir a hablar con la directora antes de ingresar en clase.

Camino por los pasillos un poco perdido.
La gente me observa con curiosidad y con suspicacia. No deben de estar acostumbrados a nuevas compañías. No los juzgo, yo tampoco la verdad.

Cojo mi celular, sentí como vibraba dentro de mi bandolera. Vaya, otro mensaje.
Lo leo detenidamente mientras sigo caminando.

En un instante, tropiezo con algo. Mi móvil sale volando cayendo al suelo. ¡Mierda!

- Oh, lo siento - murmura una voz femenina.
Me arrodillo ayudándole a recoger un archivador junto con un cuaderno pequeño.

Alzo la mirada. Veo a una chica de piel morena, pelo negro como el carbón y ojos verdes pasión. Parece arrepentida, nerviosa incluso.

- No... pasa nada - frunzo el ceño. ¡Deberías de tener más cuidado! No. Fue el móvil quien me distrajo de la vida real.
Observo con detenimiento el cuaderno, tiene un símbolo bastante... Me suena de algo pero no recuerdo de donde. Es un círculo y su interior se parte en dos, una de las partes es negra y la otra blanca. Recojo el libro y rozo el símbolo con mis dedos. Es como si me hipnotizase. Acaricio con mis dedos la parte blanca. Aparto la mano con rapidez. Me quejo mirando mi mano izquierda. Tengo una quemadura extendida por los tres dedos centrales.

Ella me arrebata el cuaderno rápidamente de mis manos. Frunce el ceño seria y lo guarda en su mochila.

- Toma... tu celular. Lo siento... Estaba distraída - me entrega mi móvil. Está bien con suerte.

- Gracias... Adiós - me despido mirándola con frialdad.

Ella se estremece como si sintiese un dolor en su interior.

Sigo caminando y me encuentro en frente al despacho de dirección.

Llamo a la puerta y espero respuesta.

- ¡Pase! - escucho en su interior.

Abro la puerta y me sumergo en el interior.

- Buenos días - intento sonreír en vano.

- Buenas, ¿qué se le ofrece? - aparta la mirada del papeleo por unos segundos.

- Verás... Soy Gabe... Gabe Miller, señora - le recuerdo. Seguro que ha leído el informe.

- Oh si. Bienvenido Gabe al centro escolar - se levanta y me tiende la mano. Me acerco y le sigo el apretón de manos - Bien, le entregaré unos informes que debe entregar a su tutor. Liam, el profesor de literatura. Empieza hoy, ¿verdad? - se vuelve a sentar acomodándose.

- Sí, por desgracia - continúo en mi lugar.

Ella me sonríe observándome.

- Bien, si necesita algo aquí me tiene. Pienso que se adaptará bastante bien. Tiene unas notas excelentes y su comportamiento parece... correcto - dice observando mi expediente.

- Gracias, señora. Espero que tenga un lindo día - beso los nudillos de su mano.

- Igualmente, Miller - se despide sonriéndome de lado.

Salgo del despacho con los informes entre mis manos.

Comienza a sonar la sirena. Cierro los ojos tapándome los oídos. Es un sonido realmente electrizante y espantoso. Creo que me estalló el tímpano.

Ladeo la cabeza y recupero mi compostura.

Me decido a subir las escaleras. Al estar en primero de bachillerato supongo que tendré que llegar a la planta de arriba de todo.

Acelero el paso, encuentro las clases de primero. Busco "1.A". La clase que me asignaron.
Veo a un chico delante de la puerta de la misma. Procede a fumarse un pitillo mientras mira a la nada. Sus ojos son negros como el carbón y su pelo está muy despeinado. Supongo que es lo tiene el pelo afro.

Me saluda con un gesto. Se lo devuelvo amablemente.

- ¿Tú debes de ser...? - alza una ceja interrogante mientras le da otra calada.

- Gabe. Gabe Miller - me presento observando el humo.

- Encantado, Gabe. Yo soy Daniel - me ofrece un apretón de manos.

Le observo con desconfianza. Suspiro y decido aceptarlo.

- Por cierto, ¿en qué clase te tocó? - murmura observando el pitillo.

- Pues justo en la que estás apoyando tu puñetero trasero - sonrío de lado.

- Me gustas... Eres atrevido, eres de los míos - susurra más para si que para el resto con intriga. Veo que mantiene la mirada perdida.

- Mmm... ok. Si me disculpas... no quiero llegar tarde el primer día - pestañeo apoyando una mano sobre la puerta. Él sonríe apartándose de la misma.

- Ya nos veremos, Gabe - me susurra casi al oído sonriendo y desaparece alejándose sin apartarme la mirada.

"Un instituto de locos. Madre mía. ¿Por qué se me ocurriría venir aquí? " - la voz de mi subconsciencia ataca de nuevo.

Empujo la puerta abriéndola e interrumpo la clase. Miro el reloj. He llegado diez minutos tarde. Aún me falta para superar el récord...

- Mmmm... ¿ Dónde están esos modales, caballero? - la profesora me interroga cruzándose de brazos.

- Verás... al dejarme la ventana abierta, se marcharon volando. Yo no tengo la culpa - alzo ambas manos como sobreprotegiéndome.

Los compañeros comienzan a reírse. Pocos, ya que muchos me exploran con la mirada.

- Bien, jovencito. Veo que está de buen humor. ¿Por qué no se presenta ante la clase? - se acerca a mi.

- Sí, sí. Vaya comenzando usted - me apoyo en la pizarra con la mirada perdida.

Ella me lanza una mirada asesina y se planta frente a toda la clase.

- Bien chicos, os presento a Gabe Miller, vuestro nuevo compañero de clase - anuncia.

Todos me observan, escucho susurros hacia mí, algunas me observan embobadas como si fuera unos zapatos de marca rebajados.
Evito mirarles, el contacto físico y psicológico.

- ¿Algo que decir Gabe? - se voltea mirándome fijamente.

- No, creo que ya lo ha dicho usted todo. ¿No? - le observo a los ojos penetrante.

- Siéntate donde te plazca... - susurra bajo.

Camino entre las mesas aguardando ver un sitio que no esté ocupado.

La gente ha dejado de observarme. Ya no soy el centro de atención.

Alguien interrumpe mis pensamientos...


Roja ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora