Epílogo

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Las flores se marchitaban con rapidez. Por más que Rubby se empeñaba en cambiarlas todas las semanas, continuaban secando continuamente.

Esa tarde, tenía muchas ganas de visitarlo. Normalmente, siempre acudía al cementerio cuando tenía un rato libre o simplemente le apetecía pero esta vez era muy importante.

No hacia un mal día a pesar de las pequeñas nubes que cubrían el cielo.

El cementerio estaba muy vacío como todos los días, no era de extrañar.

— Esta beca la llevo esperando durante años y ahora que acabé el ultimo curso, podré irme a la universidad. ¿No es fantástico? — sonríe brevemente. Sus piernas están echadas sobre la verde hierba y su cabeza reclinada sobre la tumba — Lo malo es que no podré venir a verte tan a menudo pero me las apañaré.

Hablarle a una tumba había sido lo más normal del mundo para Rubby en estos meses.

Habían pasado tres meses de la muerte de Annie, su hermano y Gabe.

Los echaba terriblemente de menos pero acudir a visitarlos habitualmente le ayudaba a sentirse llena de nuevo. De alguna forma, le hacia sentir que los tenía cerca de alguna forma.

— Estos meses han trascurrido... Como decirlo... Normales — brama añorando su voz — Te echo de menos, Gabe. Tu sonrisa forzada, tu cara de estreñido y tu facilidad de leerme la mente. Creeme, son cualidades muy especiales.
Por cierto, mi padreahaa accedido a que Dog, el perro de tu sobrino pueda quedarse con nosotros. Tranquilo, lo cuidaré bien...

—Ru, debemos irnos o llegaremos tarde —exclama Castiel desde pocos metros de distancia.

— ¡Voy! —le responde ella al poco tiempo levantándose no sin antes depositar un beso en la tumba de Gabe— Te prometo que pronto volveré a visitarte. Te quiero, Gabe.

Deja las flores sobre la tumba y se marcha corriendo a donde Castiel, el cual la aguarda impaciente.

Ella le coje de ganchete y ambos caminan hacia el auto de él sin decir ni una sola palabra.

Castiel besa su cabello y ella le responde con una sonrisa tierna.

— A veces, la vida puede resultar una verdadera locura pero eso es lo fascinante. Eso es lo que te hace vivir... —susurra en un murmullo.
Castiel la observa con el ceño fruncido.

- ¿Qué?

Rubby le coge de la mano con fuerza y le observa mientras sonríe.

— Nada.

Castiel ladea la cabeza y la observa con ojos brillantes.

¿Siempre es así de dulce?

Roja ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora