Capítulo 19

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Narra Rubby:

La mentira es como una pelota, a ti te toca y a mi me rebota.

De pequeña, mi madre me contaba siempre el mismo cuento.
Todas las noches, era el mismo.

Yo no me quejaba, ella estaba enferma y escuchar su voz una vez más me hacía sentir la niña más feliz del mundo.

Sabía que después no volvería a hacerlo.
La historia trataba de una joven princesa que se enamoró terriblemente de una bestia.

Al final, él volvió a ser humano y vivieron juntos para siempre.

No me gustaba esa historia. ¿Por qué tiene que cambiar? ¿Por qué no puede ser siempre "la bestia"?

- Rub, Rubby - escucho entre las profundidades de mi mente.
Enseguida abro los ojos y me encuentro con la mirada ansiosa y penetrante de Castiel.

Él me sonríe sin dejar de toquetearme el pelo. Odiaba que hiciese eso aunque él no parecía percibirlo.

- Por fin, despertaste. Llevas toda la clase de física durmiendo como una puñetera marmota. La profesora no te miró de muy buena forma - me explica poniéndose a mi altura sin dejar de observarme.

- Ayer no dormí muy bien - me rasco la cabeza frunciendo el ceño.

- Oye, Annie lleva días sin venir a clase. ¿Sabes algo?

- Nada de nada. Según su madre, está acatarrada. Será otra de sus excusas para saltarse todos los exámenes finales - murmuro irguiéndome y dirigiéndome a las taquillas para guardar mis cosas.

- ¿Probaste a llamar a su hermano? - me grita para llamar mi atención.

- ¡Lo haré! - doy por finalizada la conversación y me dirigo a mi lugar favorito de todo el campus. Sí, debajo de las gradas es el lugar más lindo y tranquilo que he visto en toda mi vida. Era mi búncker cuando me apetecía desconectar y no hablar absolutamente con nadie.

Me sorprendo al ver que esta vez está ocupado.

Veo a Miller, sentado al fondo leyendo el libro que le presté. Bien, pensé que lo ignorara como a mí. Eso me reconforta un poco.

Nada más dar un paso, él alza la mirada hacia mí y se levanta.

- Emm... Lo siento. Pensaba que no había nadie - intento justificarme mientras muestro mis enormes ganas de irme de allí volando.

Siento como mis mejillas comienzan a teñirse de rojo.

- No, la culpa es mía. Yo ya me iba - dice entre dientes pasando por mi lado.

Ante un acto reflejo, le agarro de la manga de la camisa. Noto como su corazón se vuelve loco, late con más fuerza queriendo salirle del pecho.

Le suelto ya que me intimida y tampoco es que quiera parecer una violadora en serie.

- No te vayas... Enserio, hay sitio para los dos - susurro tomando asiento y me quedo mirándole desde abajo.

- Si no te importa... - dice frío y distante sentándose lo más lejos posible y retomando su lectura.

El ambiente entre los dos se vuelve distante, insostenible y muy silencioso.

Le observo detenidamente por primera vez.

Es muy atractivo, fuerte y bastante frío.  Aparenta ser un rarito de estos que le gusta estar sólo y no tener amigos.

Miller nota mi mirada clavada en él y levanta de nuevo la mirada poniéndome más nerviosa.

Roja ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora