Narra Jake:
Mi hermana se mantenía encerrada en su habitación todos los santos días.
Desde hace una semana, se queja de tener dolores inferiores. Aunque le recetaron pastillas y diversos antibióticos más, ella sigue quejándose de ese dolor tan profundo.Al principio, yo me creía ese cuento pero ahora ya no.
Ayer, entré en su cuarto (sin llamar lógicamente) para llevarle la cena. Esta, hablaba completamente sóla. Decía cosas sin sentido y sin lógica.
Dejé su comida en una mesa cercana y volví a mi habitación.
Una vez allí, me puse a investigar sobre las palabras que había recitado Annie.
No sabía muy bien su escritura pero aún así el ordenador pudo identificármelas y me llevó directamente a una página gótica que estaba extrañamente escrita en latín.
Pude traducirla sin problemas y me sorprendió su contenido.
Era como una especie de ritual para alejar a las almas impuras de tu alrededor. Fantasmas, espíritus, demonios y demás.
¿Enserio podían existir esas cosas? Y lo más raro de todo, ¿enserio a mi hermana le interesaban eses temas?
No estaba muy seguro pero la verdad es que no sé lo que le pasa a mi hermana por la cabeza.
Narra Rubby:
Hoy el misterioso chico nuevo no había venido a clase.
Como siempre, Dory estaba en su propia nube voladora. Ayer, fue el entierro de su abuelo y la verdad es que en el funeral se mantenía distante y callada aunque no parecía ni sentir una misera gota de pena por él.No hablaba con nadie y se mantenía lo más alejada de mí posible.
Decidí darle espacio por su bien y como Annie seguía sin venir a clase. Pasé el recreo con Castiel que intentaba por todos los medios no encontrarse con Carol ya que el día anterior la había dejado plantada en el cine.
- Es que me habla de cosas anormales. ¡Enserio! ¿Cómo le puedes hablar a un tio de la mierda que se echa en la cara o de cuanto tiempo le lleva ponerse un puñetero trapo? Por no hablar del tiempo que tuve que esperar por ella. Eché más tiempo esperándola que a lo largo de la noche en el cine - se quejaba sentando a mi lado detrás de las gradas del instituto.
Nos encantaba este lugar, era tranquilo y nadie percibía su existencia. Supongo que cada uno tiene sus preferencias.
- Ya sabemos como es Carol. Le gusta la moda, el maquillaje... Es muy presumida y siempre habla de ello. No sé porqué te extraña, Cas... - susurro bajo mientras cotilleo mi móvil. Mi padre sigue sin dar señales de vida. Ayer fue a una entrevista de trabajo y no volvió. No sé que puede significar eso.
- Pensé que tal vez sería diferente - aclara con voz alta y a la vez con cierto sentimiento en ella - Tú no me hablas de lo que te pones cada día o de lo que hiciste el fin de semana. Te limitas a contarme cosas sin sentido o a hablarme de las clases y eso me gusta. Me sigues el rollo. Pero Carol y yo... No somos de la misma onda y no pienso volver a escuchar más su charla barata - se cruza de hombros y ladea la cabeza.
Sonrío y me acerco a él para cogerle de la mano. Me gustaba darle consejos, siempre pensé que Carol y Cas hacían una muy buena pareja y no pienso rendirme. Esto tiene que terminar en matrimonio.
- Cas, a Carol le gustas, muchísimo y te aseguro que aunque pienses que no coincidís totalmente en nada siempre hay algo en lo que sois totalmente compatibles. Dale tiempo, solo fue vuestra primera cita y no debe de ser la última - le animo acariciando su mano izquierda.
Él alza la mirada y pone su mano derecha sobre la mía repitiendo mis movimientos.- Tienes razón. Le daré una segunda oportunidad. Todo el mundo merece una - me sonríe brillante y apoya durante unos segundos su cabeza en mi hombro.
Aunque a veces sea un rebelde sin causa, lo que más adoraba de él era los momentos en los que se ponía en modo romanticón.
No creo que Carol estuviese enfadada. Con una disculpa y una buena recompensa esta claro que le perdonará sin duda alguna.
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Todos habían salido escopeteados de clase. Yo me tomaba mi tiempo para recoger mis cosas y ordenar mi pupitre. Justo cuando iba a desaparecer por la puerta, la señorita Cambell me pilló por sorpresa.
- ¡Oye Hurley! ¿Te importaría llevarle los deberes a Gabe Miller? Son bastantes y debería de ir haciéndolos - pregunta la profesora mirándome fijamente por encima de sus gafas de media luna.
- Me encantaría pero no sé donde vive. Lo siento - vuelvo a emprender mi camino.
- Yo tengo la dirección. Está muy cerca de aquí. Te la escribiré junto a los deberes - apunta llamando mi atención.
Me volteo después de hacer una pequeña mueca. Esta tarde quería hacerle una visita a Annie para saber como estaba. Tendré que aplazarlo por culpa de llevarle los deberes al nuevo.
- Está bien. Se los llevaré.
Narra Gabe:
Ayer por la noche, había enterrado a mi sobrino Tyler en la parte trasera del patio.
No podía levantar sospechas. Nadie podía saber el verdadero paradero de Ty.
Solo tenía que usar mis agallas para ocultar la verdadera verdad.
Diría que se había ido a trabajar a Las Vegas y que no volvería hasta dentro de unos años.
Me siento en el sofá de la mansión mientras me sirvo una copa de Tequila bien cargada. Me hundo en mis pensamientos hasta que percibo sobre la mesa del salón aquel pequeño libro que me había prestado la chica rara. Aún no había leído ni una sola página.
Me decido a comenzar la lectura mientras silbo coordinadamente.
De un momento a otro, escucho un ruido extraño. Al levantar la vista solo puedo ver las cortinas del salón moverse con rapidez de un lado a otro.
Río para mi mismo, flojo pero río.
Me levanto del sofá y camino por el salón.
- Vamos Sheila, no estoy para jugar al escondite. Sabes que odio perder - la desafío gritando a los cuatro vientos.
Al ver que continua moviéndose de un lado a otros sin atender a mis llamadas. Vuelvo a aclamar su nombre y miro a los alrededores.
- ¿Tienes miedo a que te retuerza el cuello? La verdad es que nunca se me pasaría por la cabeza tratar así a una dama. Sobre todo a ti - continuo el juego sin dejar de sonreír.
- Hola Gabe. Parece que 200 años no le sientan bien a cualquiera. Menos a ti - susurra la última frase cerca de mi oído.
Escucho su voz fina y tierna a la vez detrás de mis espaldas. Me volteo encontrándome con sus oscuros ojos mirándome con detenimiento.
- Sheila - murmuro mientras mis ojos se nublan por momentos y ella sonríe maliciosamente...
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Roja Obsesión
ParanormalÁngeles, demonios... Monstruos sin piedad Que actúan como Dios Sin ninguna muestra de bondad Vampiros, lobos... Se suman a la maldad Siguiéndoles como completos bobos Esa es la cruda realidad. ¿Es qué nadie les salvará de la verdad? ~ Gabriel Mille...