Capítulo 2. Un inesperado trabajo

149 13 0
                                    

El auto retrocedió y volvió a su camino, dejando trizas mi motocicleta. El conductor ni siquiera bajó a ver lo que sucedía, solo se fue. Ni siquiera volteé a ver si era hombre o una mujer que recién terminaba con su novio, a veces sucede, así que supongo que fue una mujer.

Me acerqué corriendo a mi moto, y esto iba a costar repararla. Si es que todavía funcionaba, esperaba a que si. La miré y dentro de mí crecía la desesperación, pero no dejé que venciera mi cuerpo. Respiré profundo, repetidas veces hasta que calme mis nervios.

-Llamaré a mi tío, tal vez pueda arreglarla-dijo Jace, su tío era dueño de una grúa y aparte tenía un taller.

-No tengo como pagar la reparación -dije poniéndome en cuclillas. Y con las yemas de mis dedos vi la parte más destruida- ¿Lograste ver al conductor?-pregunté.

-El muy imbécil llevaba gafas y una capucha negra-dijo en tono molesto.

-¿La placa?

-No tenía.

Di un pequeño grito poniéndome de pie, y le di dos patadas a la moto. No sabía que hacer, tal vez Jace llamé a su tío. Pero no puedo pagarlo, mucho menos ahora.

-Lo siento-dijo una señora de pronto.

-¿El que?-pregunté mirándola, era de aquellas miradas " no tienes nada que ver aquí"

-Soy la "encargada" del chico y prometo pagarte los daños -dijo con una voz fatigada, era como si estuviese escuchando a mi abuelo cuando se lamentaba por algo.

-Es lo que tenía que hacer -dijo, Jace molesto.

-Jace callate, llama a tu tío -ordené, a regañadientes lo hizo -, Lo siento mi amigo suele ser así...

-En serio te pido disculpas por esto-señaló la moto casi destrozada -, como una disculpa aparte del dinero, ¿me acompañas por un café?

Me dio una mirada suplicante, como si estuviese escapando de un mal momento. Supongo que no quiere encontrarse con el moustro que tiene como hijo, no obstante parecía cansada. Asumí que su hijo le da muchos problemas, recuerdo cuando en algún tiempo yo fatigue a mi papá...

-Esta bien-respondí, no quería ponerme melancólica con mis pensamientos.

[...]

La taza de café fue puesta frente a mí, miré al chico y parecía que no quería seguir trabajando ahí. Lo supuse por como nos dejo el café con desgano, y no entendía cual era la razón por la que "sufría".

-Lamento lo de tu motocicleta...-comenzó a disculparse.

-Esta bien-sonreí de medio lado, a pesar de que me sentía de alguna manera mal.

-Lo siento, es que ese chico es muy difícil -dijo haciendo círculos en sus sienés.

-¿Es su madre? -pregunté curiosa, y ella sonrío melancólica.

-Soy su nana-respondió-, hace aproximadamente media hora, me dijo que solo era una empleada por decirle algo que le disgusto.

-Es un idiota-cubrí mi boca con mis dos manos-, lo siento, es que no me gusta que traten mal a las personas-me justifique rápidamente.

-Tranquila...-le dio un sobro a su café, miré inconscientemente donde el chico-mesero parecía ser regañado por su jefe.

El chico salió de ahí con una sonrisa, al parecer lo despidieron y estaba feliz. Tal vez éste no debía ser un buen trabajo, donde te traten bien. Sin perder oportunidad, me levante de mi asiento en camino hacía el "Jefe". Quizá necesitaban una empleada ¿no?

[...]

Me senté refunfuñando en la mesa, las cosas no habían salido como esperaba. Pero necesitaba un empleo y apesar de mis virtudes el viejo rabo verde no quiso, al parecer no necesitaban a nadie. Y lo hizo de la manera más cortes. Nótese el sarcasmo.

-¿A donde fuiste?-preguntó la señora, a la cual no conocía el nombre.

-A pedir empleo, pero me dijo que: "niñas estúpidas no aceptamos" -dije molesta, ya tenía la edad suficiente para trabajar.

-¿Qué edad tienes? -preguntó curiosa.

-Tengo casi diecinueve años -respondí.

-¿Necesitas un empleo?-asentí confusa- Yo te puedo ayudar.

-¿Como?-pregunté interesada, era claro que ahora más que nunca necesitaba dinero para que no me desalojasen de casa, y menos con mi abuelo enfermo.

-Necesito ayuda en la casa en donde trabajo, necesitamos una niñera-dijo con una mirada esperanzada.

-¿Niñera?-pregunté-¿Del chico que atropello mi moto?

-Sí, de él y tres más -respondió nerviosa.

-¿Chicos?

-Dos niñas, una es de catorce años. Y el pequeño. También ésta el chico que atropello tu moto-hablaba nerviosa.

-No es mala idea...-hable pensando en que ahora, tenía que aceptar lo que sea. Claro que sea algo bueno, y aceptable.

-¿En serio? ¿Me ayudarías? ¿Trabajaras conmigo?-preguntó entusiasta.

-Si.

No sabía ni porque había aceptado, ni siquiera conocía su nombre o donde iba a trabajar. Solo hemos cruzado pocas palabras, y tampoco sé si hice lo correcto. Pero quería proteger a mi abuelo y su bienestar, mientras él éste bien yo lo estaré.

-Bueno, presentemonos-dijo sonriendo-, Soy Leticia, pero me dicen Lety. Trabajo para Cecilia Blanco, una de las grandes empresarias-parpadeé al ver que iba a trabajar para personas importantes-, la joven de catorce años se llama Abril, es muy difícil de ganársela. Lucy, la pequeña mas hermosa, ella te va a querer si estas con ella... Pero es muy tímida. Daniel, es mi pequeño travieso, siempre juega bromas a sus hermana... menos a Lucy. Y luego esta Jorge... el chico que atropello tu moto, con el casi ni cruzarás palabra ya que casi no esta en casa.

Me dio demasiada información que trataba de procesar, iba a trabajar de niñera. Asentí cuando ella me dijo que si podía empezar mañana, todo estaba yendo inesperadamente. Le conté lo primordial para poder darme el trabajo y accedió.

-¿Y qué piensas?-me preguntó al ver mi rostro aturdido.

-Es un trabajo muy inesperado... pero lo aceptó -sonreí, no parecía mala persona.

Ahora solo me quedaba conocer a sus hijos, y mantener la calma cuando vea a ese tal "Jorge" seguramente, él y yo no íbamos a llevarnos bien.

*****************************

Un Color Nuevo Para Tu Mundo | JORTINI |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora