Capítulo 13. "Lindo uniforme"

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POV TINI:

Me dejó con la palabra en la boca, no es posible. Dejarme a mi con la palabra en la boca, muy mal hecho. Infle mis mejillas de puro estrés... Que se creía él.

Salí en busca de él, recordando la discusión y de como comenzó. Lo divisé golpeando el muro del jardín, sus golpes se intensificaban. Por un momento temí a que se lastimase las manos, pero no le quise dar importancia. Caminé hacía él con paso decido, quería seguirle gritando y yo dejarle con la palabra en la boca.

—Jorge.—mi voz salió tierna. No sabía porqué.

—¿Qué? —dijo, dejando de golpear el muro.

—Lamento haberte gritado —¿Qué? Yo no quería decirle eso—, no debí obligarte a hacer algo que no quieres.

—¿Hablas enserio? —se giro a verme, con incredulidad.

Asentí, un poco avergonzada, pensándolo bien... yo tuve la culpa de todo. Iba a decirle algo más, pero me detuve al fijarme en sus manos. Jadee al ver sus manos llenas de sangre y lastimadas, no podía creer que no sintiera dolor.

—J-Jorge t-tus manos...—señalé.

—Ah, eso. Da igual—abrí mis ojos por sorpresa.

—¿De qué hablas? Están sangrando ¡Dios! Tienen que dolerte —me acerqué a él.

—No es nada...

—Vamos a dentro, te voy a curar esas heridas —le dije tomándolo del brazo, con temor a lastimar sus manos.

Lo lleve por las escaleras hasta llegar a su habitación, estaba un poco asustada por sus manos y porqué al él no le preocupara. Entré sin pedir algún permiso y sin respeto, sólo quería vendar sus manos o hacer algo.

—¿Donde esta el botiquín? —me miro dudoso— ¿Primeros auxilios? ¿Acaso no hay?

—Hablas de esa cosa llena de medicinas, creo, que nunca he usado y está arriba de mi armario —contestó señalando el armario.

Camine apresuradamente hacía el armario. Divisé el botiquín, pero estaba muy alto como para alcanzarlo. Me puse en puntas de pie queriendo alcanzar mi objetivo, tuve que dar un brinco para poder alcanzarlo.

—Lindo uniforme —dijo con voz roca, Jorge desde el borde de la cama donde se había sentado.

Me giré con las mejillas sonrojadas, incluso sorprendida del hecho que pudo haberse levantado mi uniforme al brincar. Estaba un poco avergonzada, pero era una falta de respeto que Jorge se quedara viendo.

—Cállate—fue lo único que logré articular. Me acerque a él, con mucha dificultad, mis piernas temblaban por acercarme a él.

Comencé a limpiarle las manos, para finalmente vendarlas. Cuando termine levante mi rostro quedándome a centímetros del suyo. Lo miré a los ojos, sin poder decir algo. Estábamos cerca y está vez sentía que algo nos estaba envolviendo, era algo loco, pues no hacía mucho tiempo que lo conozco. Si, era guapo, pero no sabía nada de él. Sin embargo, es como si quisiéramos algo ahora.

—Gracias —dijo en susurro ronco.

—D-De nada —me alejé con dificultad—C-Creo que iré a ver a los niños.

Comencé a caminar hacía la puerta con la mirada baja, pero sin darme cuenta de un portazo la puerta se cerró. Levanté mi mirada al encontrarme a Jorge en la puerta, con los ojos encendidos.

—Dime que lo sentiste —habló como si fuera algo loco lo que sucedió.

—S-Sí —susurré, estaba nerviosa de estar sólo con él.

—Martina quiero besarte —dijo con firmeza.

Parpadee repetidas veces, tratando de entender sus palabras. ¿Quiere besarme? Con esa loca idea, mi corazón se aceleró como nunca antes, incluso temía que podía morir por la rapidez de mi corazón. Entonces recordé lo que me dijo en la sala.

—T-Tú tienes n-novia.

—Te mentí, yo quería salir porqué quería hablar con alguien de algo importante —confesó acercándose—. Martina ahora lo que quiero hacer es besarte.

Asentí, ya no confiaba en mi voz. Podía tartamudear como lo estaba haciendo hace unos segundos, sólo quería terminar con esto. Jorge con una mano tomó mi cintura acercandome a él, su toqué hizo que mis nervios estuvieran al máximo. Eleve mi rostro hacia el suyo.

Con manos temblorosas las deslice por su pecho hasta sus hombros, con una mano acaricié su mejilla. Su rostro se acercó un poco más, sus labios rozaban los mios. Estábamos a centímetros de lo que él quería, y lo que en el fondo yo deseaba. Sabía que esto iba a poner las cosas tensas entre nosotros, después me arrepentiría o tal vez no.

—¡Martina! —gritaron desde abajo.

Suspiré, me alejé de Jorge mordiendo mi labio con nerviosismo—: Tengo que irme —dije, mi voz sonando aliviada.

—Quisiera que no —dijo, antes de de dejarme salir.

Salí de su habitación con el corazón en la mano. Trataba de ignorar el cosquilleo que sentí al escuchar lo que dijo en respuesta a mí, quizá esto no se vuelva a repetir. Sé que Jorge es un tipo frío, pero tal vez pueda cambiar eso. Si él es oscuridad, trataré de iluminar lo que pueda. Y para eso necesito acercarme a él.

—¿Qué sucede, Lety? —pregunté, cuando estuve frente a ella.

—¿Por qué pareces un tomate? —negó con la cabeza—No importa. La Señorita Blanco ésta en el comedor, quiere hablar contigo.

Dios Mio. No...

Un Color Nuevo Para Tu Mundo | JORTINI |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora