Decisiones

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– Bueno, no es como si yo quisiera saberlo... – Intentó arreglar la pregunta, Boruto es considerado un genio, no obstante, comenzaba a demostrar por qué era estimado como uno. – Mi papá prefiere estar con usted que estar con mi madre... Es irónico, jé. No es como si me molestara, sólo que a veces me gustaría que pasara tiempo con nosotros. – Explicaba Boruto, mirando al frente. Sasuke lo miraba con los ojos muy abiertos.

–... – Intentó pronunciar palabra, pero prefirió callar el Uchiha.

– Me doy cuenta como él lo mira a usted y la forma en que lo protege, más que a cualquiera, a pesar que usted es tan fuerte como él. – Terminó de decir el pequeño rubio. – Gracias por escucharme, y por sus consejos, ahora me siento mejor, quizá después comeremos dango. – Le dijo, levantándose con una sonrisa en su rostro y entonces justo cuando se iba dijo – A propósito tío Sasuke... No sé qué haya entre mi padre y usted, pero lo único que le digo es que no se atrevan a lastimar a mi mamá, bajo ninguna circunstancia. De lo contrario, me tiene sin cuidado, nos vemos. – Se despidió el pequeño rubio, guiñándole un ojo a Sasuke, quién quedó completamente estupefacto.

Por unos segundos el Uchiha dudó si ese crío era hijo de Naruto, tenía genes Hyuga, no tenía duda, pues ese temperamento, orgullo y suspicacia era la de Hyuga Neji. Estuvo meditando por unos segundos y concluyó que realmente estaban siendo obvios, Boruto ya lo sabía y no estaba seguro si eso era un pro o un contra.

Ladeó la cabeza y se levantó, caminó hasta la oficina del hokage y como era su costumbre, sólo golpeó la puerta una vez y entró sin más. Unos ojos azul turquesa traspasaron al azabache, el cual no se inmutó, le regresó la filosa mirada, aquellos chakras se repelían a kilómetros. Naruto, quien permanecía sentado en su sillón de hokage, presenciaba la escena casi con temor, estos dos jamás se llevaron, Gaara estando frente a Naruto, rodó los ojos y dejó de mirar a Sasuke, aquellos intercambios de miradas simularon ser eternos para el rubio quien observaba todo desde su ángulo.

–Etto... ¿Dónde quedó Boruto? – Interrumpió Naruto.

– Si lo que quieres saber es si se calmó, sí lo hizo. Sin embargo, hay algo más complicado que eso. – Respondió el azabache, con su rostro neutro.

– Ya veo... – Pronunció el rubio, bajando la mirada.

– Bueno, ya es tiempo de retirarme. – Fue ahora el turno del pelirrojo de interrumpir. – Naruto.... – Pronunció suspensivamente mientras se levantaba y colocaba las manos sobre el escritorio delicadamente, la mirada de Naruto fue dirigida atentamente ante los ojos de Gaara, mientras Sasuke permanecía en silencio, observando.

– ¿Uh? – Susurró el hokage, esperando a que Gaara elaborara su pregunta.

– ¿Irás a la casa de los Nara más tarde, cierto? – Cuestionó, curioso. Sasuke sólo subió una de sus finas cejas, afilando un poco más la mirada, esperando la respuesta de Naruto, quién no se percató de la asesina mirada Uchiha que tenía el chico ahora.

– ¡Por supuesto-tteba! – Expresó, con una radiante sonrisa, mientras Gaara la observó con detalle, provocando que en su rostro igualmente se dibujara una sonrisa.

– Perfecto, nos vemos en un rato Naruto. – Dijo Gaara, disponiéndose a salir.

– Te acompaño a la puerta-tteba– Amablemente el hokage se levantó y entonces le abrió la puerta a su amigo, y en señal de despedida le colocó una mano sobre el hombro. – Espero que no necesites guardaespaldas-ttebayo – Bromeó, mientras Gaara cambió de colores literalmente ante el contacto físico con el chico.

– Eh... No, claro que no jaja. – Respondió, dejando escapar risitas nerviosas. Finalmente salió de la oficina, y cuando Naruto cerró la puerta y se giró a ver a Sasuke, notó como una vena se reflejaba en su cien y juró que casi notaba como palpitaba debajo de su blanca piel. Naruto sintió como un escalofrío recorrió su espina dorsal, realmente aquella mirada inspiraba terror y casi pudo ver como un aura negra rodeaba al Uchiha.

Kizuna |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora