Colapso

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La mirada de Sasuke se dirigió hacia la izquierda, buscando de quien provenía la voz de la persona que acababa de irrumpir su momento con Naruto.

– ¡Sai! – Fue todo lo que pudo decir Naruto, bastante alterado, zafándose del agarre del Uchiha, quien sólo fulminó con la mirada al chico de piel pálida.

– Sasuke-kun y tú se gustan. – Dijo con una sonrisa forzada, como si aquello no fuese obvio.

– Cá-Cállate-tteba... – Saltó Naruto, tapándole la boca a Sai de un movimiento, sin percatarse que ahora sus manos presionaban los labios de Sai y que Sasuke lo fulminaba con la mirada, sin decir absolutamente nada. En cuanto el despistado rubio se dio cuenta, apartó de manera rápida la mano de su pálido rostro.

– Oh, vamos Naruto-Kun, no hagas que Sasuke-kun se ponga celoso... – Susurró Sai, acercándose un poco al rostro ya colorado de Naruto. – Tranquilo Sasuke-kun, que si Naruto tuviese pene, ese sería tuyo... – Expresó, con su típica sonrisa.

– ¡¿PERO QUÉ...?! ¡CLARO QUE TENGO UNO-DATTEBAYO! ¡DILE SASUKE! ¡DILE QUE TU SABES QUE YO... – Se calló de golpe al ver lo que acababa de gritar a los cuatro vientos – Que... – Se rascó la cabeza, avergonzado.

– Siempre es desagradable verte. – Expresó ahora Sasuke, dejándoles ahí, mientras caminaba a la oficina de Naruto.

– El desprecio es mutuo, Sasuke-kun. – Sonrió aún más el extraño de Sai, mientras el azabache pasaba de él.

– Que desastre-dattebayo... – Dijo Naruto en voz baja, ladeando la cabeza. Mientras avanzaba a lado de Sai. – ¿Y a dónde se supone que vas tú-tteba? – Preguntó, girando su rostro a su derecha, pues Sai iba muy a gusto.

– Vine en busca de los hermanos Sabaku no. – Sentenció.

– Claro... – Respondió mientras su mente divagaba. – Gaara... – Recordó Naruto, estando consiente ahora de lo que el pelirrojo sentía por él.

Caminaron hasta toparse con Shikamaru, quien estaba justo en la puerta de la oficina, junto a Gaara y Temari, sin obviar que ya la oficina estaba abierta, pues Sasuke había entrado como si se tratara de su hogar.

– Naruto... – Susurró el pelirrojo con cierto brillo en sus ojos, viendo a quien recién llegaba, Shikamaru estaba agotado de tener que presenciar las conquistas de Naruto. – Quería hablar contigo. – Expresó Gaara, viendo al rubio a sus ojos, que expresaron sorpresa.

– ¿Co-Conmigo? – Tartamudeó Naruto, mientras Sasuke en silencio observaba la escena.

– Así es, los exámenes chunin no deben posponerse más, Shikamaru y yo estuvimos conversando sobre ello ayer en la noche, cuando por cierto te perdiste... –

Aghh... Sasuke... Quiero sentir tus labios... – Fue el pensamiento de Naruto, recordando dónde estaba desde que se había perdido, se le subieron los colores al rostro, lleno de vergüenza.

– Naruto-kun, estás tan rojo... – Dijo Sai, acercándose a Naruto – ¿A dónde te perdiste anoche que te pusiste así...? – Cuestionó Sai, con una mirada de pervertido.

– ¿Q-Qué? ¿De qué rayos...? – Intentó articular Naruto cuando notó como lo miraba Sai sin contar los ojos interrogantes de Gaara, que lo atravesaban sin piedad, y fue cuando se percató de todas las personas que estaban ahora en su oficina, Gaara y Sai observándolo, Temari y Shikamaru se mantenían al margen de todo, sin embargo allí estaban, entonces giró su rostro y se encontró con Sasuke, que estaba recostado a su escritorio, inmutable. – ¡Cállate Sai! ¿Y qué hacen todos aquí ahora? Joder, joder... – Susurró Naruto, colapsando poco a poco, era demasiada presión, por un lado Hinata y su drama de esposa engañada, Sasuke su gran amor ahora celoso por Gaara, Gaara enamorado de él y sin olvidar a Sai calando constantemente su cabeza. No podía más...

Kizuna |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora