Capítulo 9.

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''Es un lugar distinto, un tiempo distinto. Pero mi amor es correcto, incluso con tú esencia que pasó con el viento. Sé que eres tu''.

Me quedé observando a Jade un tiempo para luego bajar a tierra y levantarme de encima de ella.

- Ven te ayudo- extendí mi mano para que ella la tomara así podría levantarse.

- Um, gracias- se sonrojó.

- Vaya..¿Pero dónde quedó la Jade atrevida y decidida que me obligó a vivir con ella?- bromeé.

- Es..bueno..- aclaró su garganta- sigue aquí- rodeé los ojos.

Luego de terminar de meter las galletas en el horno subí a la habitación que me había indicado Jade como mía. Tenía que ir a trabajar ya que había faltado toda la semana, con este asunto. Espero que mi jefe no se enfade conmigo.

Parpadeé al ver casi todas mis cosas en el armario del cuarto y varios muebles de la habitación. 

¿Cómo ella...? Bah, para qué me molesto.

Tomé mi uniforme y me adentré al baño para darme un merecida ducha. Dejé que la tibia agua cayera por mi cuerpo. Lavé mi cuerpo y luego mi cabello. Unos quince minutos después salí y me adentré de nuevo a la habitación, fijé mi vista al reloj de la mesa a un lado de la cama.

Abrí mis ojos, demonios iba a llegar tarde. Me vestí en tiempo récord y salí disparando hacia la oficina. Debía ir en taxi ya que dejé mi auto estacionado en mi antiguo hogar. Luego debía traerlo ya que no creo que Jade sea capaz de conducirlo.

Jade:

- Perrie- dije subiendo las escaleras, las galletas estaban listas y había preparado un bandeja especialmente para ella- Perrie te traje..- fruncí el ceño al darme cuenta de que ella no estaba.

¿Ella se fue? ¿sin avisarme? ¿sin dejarme si quiera una nota? ¿sin despedirse? Me senté sobre su cama, no me quedaré aquí, iré a llevarle las galletas.

Me levanté dispuesta a salir pero paré en seco ¿en dónde estaba Perrie?

Decidí llamar a Leigh, tal vez ella sabía en donde estaba. Al tercer pitido ella respondió.

- ¿Diga?- habló algo insegura.

- Hola Leigh- le sonreí al teléfono- soy Jade- pude escuchar como soltaba un suspiro, de alivio, supongo.

- Hey Jade ¿cómo has estado?

- Bien..- tragué saliva- um, Leigh, ¿tienes alguna idea de dónde pueda estar Perrie?

- ¿Pezza?- asentí. Golpeé mi frente con una de mis manos al darme cuenta de ella no podía verme- veo que sí- rió- seguramente esté trabajando- fruncí mi ceño.

- ¿Uh? ¿Ella trabaja?- la oí tragar saliva.

- S..Sí bueno, emh, me tengo que ir- colgó la llamada. Suspiré, no sabía que Perrie trabajaba.

Un recuerdo vino a mi mente como un flash. El día que conocí a Perrie ella salía de un lugar por lo que recuerdo apresurada y vestía un uniforme de secretaria, supongo. El problema era que no lograba reconocer la calle ya que estaba algo perdida. Al final opté por llamar a Niall, tal vez él sabía algo ya que había sido el quién me había dejado en esa calle.

- Hola- dije una vez que contestó- uhm..perdón por molestarte Niall- en estos momentos debía tener la cara como un tomate.

- Hola Jade, no te preocupes- pude sentir su sonrisa- dime ¿qué necesitas?

- ¿Tu recuerdas la calle en donde me dejaste hace unas semanas?- susurré, no estaba segura si el me había escuchado.

- Creo que sí- sonreí- ¿te mando un mensaje con la dirección?

- Sí, sí, sí- no hice esfuerzo por ocultar mi emoción.

- Vaya que hiperactividad, jeje. Está bien- colgué la llamada. Minutos después recibí un mensaje de Niall con la dirección de la calle, volví a sonreír.

Subí a mi habitación para darme una ducha. Unos minutos después salí envuelta en una toalla, me paré en frente del armario, tenía la sensación de vestirme algo formal.

Para Perrie.

Luego de unos largos minutos examinando mi guardarropas decidí ponerme un atuendo elegante, pero tampoco demasiado. Algo más casual. Opté por ponerme un pequeño top blanco, un abrigo de piel rosa pálido y una falda de tubo del mismo color que el abrigo y unos tacones de plataforma blancos para que combinase con el top. Arreglé un poco mi cabello y me maquille no tan exageradamente. Tomé otro abrigo extra por si refrescaba luego.

Salí del apartamento saludando a la portera. Ya afuera paré un taxi y le indiqué la calle.

Media hora luego ya había llegado, pagué y agradecí al taxista para luego bajar y doblar la esquina de la calle.

Bien, ahora piensa Jade. ¿En dónde podría trabajar Perrie?

Suspiré.

Exprimí mi cerebro lo más que pude. Observé mi alrededor; en la calle donde estaba ubicada sólo se podían apreciar edificios. Miré la acera de enfrente y vi que habían un par de edificios también. Sin embargo, uno colosal destacaba no sólo por su tamaño si no también por el gran letrero con letras brillando.

Oficinas Gregori's.

Sin decir más crucé la calle y con todo el valor del mundo paré enfrente al gran monstruo y abrí la puerta, con toda la esperanza de que ella se encontrara aquí.

- H..Hola- maldije. Mi voz había sonado nerviosa e insegura.

- Hola- la chica detrás del escritorio sonrió- ¿en qué puedo ayudarla señorita?

- Um..de casualidad Perrie Edwards, ¿trabaja aquí?- ella frunció su ceño. Perdí todas mis esperanzas.

- Disculpe ¿quién?

- Perrie Edwards- repetí.

- Ah..- ella sonrió- usted debe estar hablando de la señorita Louise- ahora yo fruncí mi ceño.

- ¿La señorita Louise?- pregunté confundida.

Hola pequeños, tanto tiempo. Aquí un nuevo capítulo, perdonen la demora.

Como iba vestida Jade en galería.

OJ.

Bajo la lluvia || Jerrie ThirlwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora