Lo siento, pero...te amo

Sorpresa.

—¿Te he dicho cuánto te amo?

Le sonrío.

—Un millón de veces.

—De acuerdo, con eso basta, no quiero ser empalagoso.

Le golpeo en el hombro.

—¡Oye!

—¿Qué? No quiero que te hartes de mí. A veces uno se tiene que hacer el difícil.

—Eres un idiota, quiero que me lo digas otras 2 millones de veces.

Se acerca y me rodea con su brazos por detrás mientras me habla al oído.

—¿Segura?

Yo solo puedo asentir, me sigo poniendo nerviosa cuando estamos muy cerca y mi corazón palpita considerablemente rápido.

Acerca su boca a mi oído.

—Te amo Alison, estoy completamente enamorado de ti y me traes loco.

Besa mi cuello y luego volteo a verlo.

Lo beso, porque ya no puedo más, porque las palabras que me dijo demandaban en mi interior que lo hiciera, y ¿por qué no? Llevaba mucho tiempo queriéndolo hacer y ahora puedo cada que quiero.

—Dios, te amo.—dice cuando nos separamos.

A penas recupero aire y lo vuelvo a besar.

Es como estar en el paraíso, o en el infierno. En ambos se siente bien.

Aun sigo pensando en como las cosas cambiaron, en otras ocasiones no hubiera aceptado salir con nadie en estas condiciones, antes diría, "no estoy para estas cosas."

Pero, demonios. ¿Por qué no? Me he cansado de tanto lío.

Todo el tiempo antes de que todo pasara, estaba completamente enamorada de James, después de lo de mi madre, el no se separaba de mí en ningún momento.
No paraba de decirme que era hermosa y cuanto me amaba, le dije que no era justo que me pidiera que le correspondiera estando yo así, él me dijo que no buscaba en lo absoluto que así fuera. Aún me causa una gran sonrisa pensar en sus palabras, dijo que solo lo iba decir las veces necesarias para que le creyera y para que supiera a ciencia cierta que había alguien en este mundo que estaba totalmente perdido por mi y que no estaba sola, que el siempre iba a estar conmigo, aún cuando no quisiera.

Dude por mucho tiempo, hace un mes le dije que si, porque yo sabía que el me sacaba del infierno en el que estaba y de solo verlo, ya tenía una boba y enorme sonrisa en el rostro.

No pido que me entiendas, pero ojalá trates.

Él me hace sentir estupendamente bien.

Caminamos por un rato en el jardín de la escuela y regresamos a los casilleros para ir a nuestra clase.

—Te dejo aquí, amor.

Le doy media sonrisa, me parece un poco raro esos apodos, llevamos años hablándonos por nuestros nombres o derivados cariñosos como Al, que aún no me acostumbro.

Pero él entiende mal mi gesto.

—¿Qué pasa? ¿Aun no quieres que me vaya?

Se acerca y con una mano levanta mi barbilla cariñosamente.

Le doy una sonrisa más completa.

—Nunca quiero que te vayas.—le contesto.

—Nunca lo haré—responde.

Me besa y yo paso mis dedos por su cabello y me quedo pensando en lo sedoso que es.

P.O.V Alec

Espero que se sorprenda, aunque apuesto a que lo hará, espero más bien que le agrade la sorpresa, verla sonreír ya sería suficiente regalo.

Es algo loco viniendo de mí, pero moría por verla, hice que me dieran todos lo papeles de la escuela y arreglé todo para estar aquí lo antes posible. No asistí a mi graduación, faltaba tiempo para eso, y yo no iba a esperar tanto.

Digamos que si mi yo de hace unos meses me viera, se reiría de mí.

Le hablé a Elena para preguntarle donde estaba Alison, me dijo que en la escuela y tuve que decirle que había venido, pero le supliqué que no le dijera nada.

Voy entrando y por primera vez me encuentro nervioso en una situación como esta.

A ver, ¿qué puedo decir de entrada si quiero lucir pretensioso pero tierno, sin parecer ansioso?. Supongo que debería haber planeado eso antes, pero no se me ocurrió.

Busco por todos lado y rondo los pasillos.

No es hasta que doblo uno que los veo.

Primero no los reconozco, es decir, hay muchas parejas besándose en todos lados. ¿Por qué necesariamente tenía que ser ella?

Pero maldicion, era ella.

Estaba besándolo, era una escena de película, y seguro yo era el fracasado que se quedaba mirando y se retiraba con la cabeza gacha y con el alma destrozada.

Y eso era.

Entonces, ahí me di cuenta que estaba enamorado de ella.

Porque por primera vez, sentí como mi corazón se rompía, y no lo podía controlar, los pedazos ya estaban en el suelo, ahí donde mi esperanza se había ido.