Se supone que no es así.

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—¡Tienes que ir más rápido!

—Voy rápido, tranquilízate Alison, seguro están bien.

Mis nervios no hacen caso a sus palabras.

Alec le pidió prestado su coche a un amigo que vivía cerca y ahora vamos camino al hospital.

Mis pensamientos están en desorden, no hay ni uno solo razonable, todos son acera de los peores escenarios y quiero escapar de mi propio cerebro.

Ni siquiera termina de detener el coche del todo cuando ya estoy afuera corriendo dentro del hospital.

Trato de orientarme lo mejor que puedo, nunca he venido a éste en particular porque esta cerca de el pueblo, mis padres estaban llegando cuando chocharon en la carretera con otro coche, no me dijeron nada más y yo me estoy muriendo por eso.

—Señorita—le digo a la recepcionista—¿me podría decir como están mis padres?

—Deme sus nombres.

—Patrick Sauther y Teresa Sauther.

—Aquí están, el paciente Patrick esta en revisión, no tuvo ningún daño físico, solo quieren cerciorarse si no hubo un daño interno.

—¿Y mi mamá?

—De ella no me han llegado informes, tendría que esperar al Doctor Robert para que le proporcione información.

Asiento con la cabeza y me siento en la sala de espera, Alec llega a la habitación y me busca con la mirada, una vez que me ve se sienta aun lado de mi.

—¿Que ha pasado?

Le digo exactamente lo que la recepcionista me dijo.

—No te preocupes, solo hay que esperar a que llegue el doctor, seguro todo esta bien.

—Si, yo...eso espero—recargo los codos en mis piernas y pongo la cabeza entre mis manos—¿Podrías hablarle a alguien para que le avise a James? Lo necesito aquí, el también le importa mi mamá.

Volteo a verlo al no obtener su respuesta.

—De acuerdo—se levanta repentinamente y se va.

Me desconcierta su actitud, pero solo puedo fruncir el ceño antes de que el doctor diga el nombre de mi madre.

—¿Qué le pasa doctor? Soy su hija.

—¿No ha venido nadie más contigo?

—No, soy la única, por favor, dígame que le pasa.

El doctor suspira y se toma su tiempo para contestar, pareciera que intenta medir las palabras que dirá.

—La señora Sauther llegó muy grave, hicimos todo lo que pudimos, lo siento mucho, en serio.

—¿Qué?

—Su madre ha muerto señorita.

**************************

Se supone que no es así.

Se supone que una hija tiene que ver a su mamá morir envejeciendo, se supone que tenía más tiempo con ella.

Si lo hubiese sabido, si tan solo lo hubiese sabido.

Pero siempre es mi culpa, primero mi abuela y ahora ella. Pareciera que lo hago propósito.

—¡Alison!—grita Alec detrás de mí—Hasta que te encuentro, ¿qué haces aquí en el parque? Ya es muy tarde, el lugar esta desierto, pudo pasarte algo.

—Vete

—¿Qué? Estas loca, yo no me muevo de aquí sin ti...

—¡Que te vayas! ¡Déjame en paz! ¡Lárgate, quiero estar sola, entiende!

—No, no lo voy a hacer.

Comienzo a acercarme a el, con los puños cerrados y con una furia que nunca había sentido antes. Sin embargo, él sigue siendo Alec, y se que no puedo lastimarlo. Solo lo empujo fuerte para que se vaya y me deje.

—¡Lárgate!

Lo empujo de nuevo.

—¡Vete de aquí!

Lo empujo otra vez, pero él toma mis manos y me rodea con sus brazos. Yo sigo golpeando su pecho mientras digo:

—¡Déjame, suéltame!

Mis golpes paran definitivamente y mi llanto comienza a fluir.

—Lo siento, lo lamento, yo no quería. Si tan solo no fuera tan débil no hubiera pasado nada de esto, yo no la hubiese llamado y ella seguiría aquí.

Alec me aparta de sus brazos y toma los míos con ambas manos, me sacude.

—Escúchame, escúchame bien. No lo hagas de nuevo, no te culpes. Tú no sabías que esto iba a pasar. Nada de esto es tu culpa.

—Siempre lo es.

—No, no es así. Solo deja de decirlo, es ridículo, mírame—toma mi barbilla y la sube para que lo vea a los ojos.—Nada, nada es tu culpa. ¿Entendido?

Asiento.

—Ahora ven, tienes que descansar.

Él me levanta en sus brazos y me lleva cargando hasta el auto, yo solo descanso mi cabeza en su cuello.

************************
Estoy acostada en la cama de un hotel, tratando de descansar de todo esto. Alec está en la habitación de a un lado.

Me volteo un millón de veces y ni aun así encuentro ninguna posición cómoda.

Busco entre mi bolso y encuentro mi mini vela aromática, siempre la uso para relajarme, tomo un encendedor y la enciendo.

En pocos minutos ya estoy durmiendo.

<¿Por qué? ¿Por qué siempre tienes que lastimarnos Alison? Siempre a las personas que más te queremos, no mereces nuestro cariño, jamas lo has merecido>

Despierto llorando, eran ellas, era mi mamá y mi abuela hablando al mismo tiempo entre susurros, aun tengo sus palabras en mi cabeza, una y otra vez suenas.

Y es que es cierto, yo no merezco su cariño, el cariño de nadie en realidad, siempre acabo dañándolos de una forma o otra.

No puedo dejar que eso pase, ya no más, ya estoy cansada de todo esto.

—¡Alison! No lo hagas por favor.

Volteo a ver a Alec.

De repente me doy cuenta donde estoy, sentada en la ventana, estaba a punto de hacerlo, a punto de acabar con mi vida.

—Alec—las lagrimas comienzan de nuevo.

Me siento un niña indefensa que no puede dejar de llorar, tan débil, tan vulnerable, y me doy asco por eso.

Él corre hacia mi y me aleja de la ventana mientras me abraza.

Estamos así por un tiempo, asimilando lo que estaba a punto de hacer.

—¿No ibas a hacerlo, verdad? No ibas a dejarme.

—No lo se, yo...no se que pensaba.

—Solo descansa.

—No puedo, mis pensamientos me matan.

—Trata. Ven, acuéstate.

Lo hago, él me abraza y acaricia mi cabello.

—No puedo, no sola. Si me dejas con mis pensamientos sé que lo haré otra vez. No puedo sola.

Él besa mi cabeza.

—Si puedes, yo lo se. Pero no te voy a dejar sola, ni hoy ni nunca. Voy a estar en el sillón, no te pasará nada, lo prometo.

Asiento, con su sola compañía mis párpados comienzan a sentirse más pesados, no se porque, pero se que con él estoy segura.

—Gracias por todo—le digo ya a punto de sucumbir al sueño.

Él acaricia mi cabello y dice:

—Está bien, todo está bien. Te amo, te amo mucho, descansa.

Y eso hago.

Lo siento, pero...te amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora