—2 entradas por favor- Marck recibe los 2 papelitos que no permitirán entrar y luego voltea a verme—Así que ¿Nunca has venido?
—No me gustan los animales—me justifico—ademas, no se me hacia una diversión venir, ni siquiera cuando era niña.
—¿Y por que lo haces ahora?
Me encojo de hombros. No quiero decirle que simplemente es porque quiero distraerme, entretenerme.
—Quiero probar nuevas cosas.
—Entiendo.
Caminamos hacia la entrada y Marck entrega las boletos, luego nos permiten pasar.
—¿No te gustan los animales en general? ¿Ni siquiera un perro?
—Específicamente los perros, les tengo miedo.
—Pero son una lindura, no te hacen nada.
Se me escapa un gemido de frustración.
—Lo se Marck, y no sabes las de veces que me han dicho eso. ¿Sabes? Eso no disminuye mi miedo en absoluto. Aunque es extraño, con lo perros callejeros no tengo problema. Ellos me dan lastima, odio a la gente que los bota.
—Eso si que es raro.
—Lo se, yo lo soy.
El me sonríe.
—Todos lo somos.
Yo le regreso la sonrisa.
—Cierto, tal ves tengas razón.
—¿Quieres llegar a una conclusión filosófica o quieres un helado?
—Me parece mas interesante el helado.
Nos acercamos a el señor corpulento y bajito que vende en su carrito de helados y que grita desesperadamente que le compren uno.
—Nos da 2 helados de vainilla por favor.
—Eh... Marck, a mi no me gusta la vainilla.
—¿Que paso con lo de probar nuevas cosas?
—El punto aquí es que ya probé la vainilla y la odie.
El me sonríe. Puedo notar que se le marcan unos hoyuelos como a James pero mas definidos
—Esta bien, ¿de que quieres tu helado, señorita cinofobica gustos raros?
—¿Cinofobica?
—Es el miedo a los perros.
Observo al vendedor ambulante y noto su cara de desesperación por nuestra platica. Me siento mal por su infelicidad.
—De chocolate, el mio que sea de chocolate—me apresuro a decir.
Marck entrega el dinero de los dos helados, pero yo lo detengo tomando su brazo.
—Yo pago el mio.
El me mira desconcertado. ¡Ja! Nunca le a tocado salir con alguien que quiera pagar su cuenta. Bueno, la verdad yo tampoco quiero, pero seré educada y lo haré, ademas aprovecho para darle una propina al vendedor.
—¿Que? Claro que no.
—Vamos Marck, tu ya pagaste la entrada, deja que pague por lo menos mi helado.
El no esta del todo convencido, pero acepta a regañadientes y entrega su parte. Yo entrego un poco mas de lo que cuesta el helado y le digo al vendedor que se quede con el cambio. Luego nos alejamos para ver a los demás animales, ¡Es decir! a los animales, no se porque pensé "demás", no hemos visto a ninguno, y mi intención no fue ofender al hombre, agh, olvídalo, solo nos dirigimos a ver a los animales.
Me encuentro nerviosa, si, ya se que los animales están encerrados y con la mínima posibilidad de que me ataquen, pero aun así lo estoy.
Marck se da cuenta enseguida, y me arroja una sonrisa despreocupada.—Oye tranquila, no te hacen nada.
Le lanzo una mirada asesina y me mira desconcertado, luego entiende que eso mismo me dicen de los perros y que lo odio.
—Oh si, lo siento, bueno, veras, hay una gruesa pared de vidrio inquebrantable que te protegen de los leones, una valla electrificada alrededor de agua que te separa de los osos y vallas resistentes que te resguardan de los demás animales menos inofensivos, y si todo eso no funciona, aun me tienes a mi para protegerte.
Yo río.
—Creo que me siento mejor.
El me sonríe. Ahora que lo pienso, se la pasa sonriéndome.
—Excelente, ahora vamos.
Toma mi mano y me dirige mas adentro del zoo.
Aquí vamos.
*****
Los dos estamos riendo a carcajadas por las fotos que no tomamos en el zoológico. Yo hacia caras chistosas, pero Marck me rebasaba, en cada foto imitaba al animal que estaba detrás de nosotros. Acabe realmente con un dolor estomacal, también con los ojos rojos de tanto llorar. No es de extrañar, siempre que me río tengo facilidad involuntaria por sacar lagrimas a mares.—Bueno, bueno, pero prometiste no enseñárselas a nadie.
—Si, no te preocupes. También no es que me beneficiaria si alguien las ve.
Vuelvo a reír al recordar su numerosas imitaciones animalescas.
—Me divertí mucho.
—¿Quieres repetir?
Este chico tiene demasiada confianza en si mismo, no le preocupa lucir desesperado, pero bueno, lo luciría si hubiese sido una cita, solo fue una salida de amigos, así que ¿por que no repetir?.
—Claro.
—¿Quieres mañana ir a un concierto? Mi amigo Calvin tocara con su banda y me dio 2 boletos. Son buenos ¿Sabes?, las entradas se agotaron.
—Me encantaría ¿a que hora?
—A las 8:00 p.m.
—De acuerdo, mi mamá de seguro me da permiso, el problema es mi padre, pero salio a un viaje de negocios.
Y así fue, pero me entere por mi madre, el ni siquiera se despidió, y tardara una semana. Mi mamá lo justifico diciendo que tenia prisa, pero a mi no me engaña, el no se quiso despedirse de mi y punto.
—De acuerdo, te recojo a las 7:30 p.m.
—Esta bien.
Bajo de su auto y camino a mi puerta.
—De las mejores citas que he tenido Alison, nos vemos mañana- grita y arranca su carro, desaparece de mi vista.
Me quedo ahí afuera desconcertada ¿Fue una cita?
No recuerdo haber notado señales de que lo fuera, siempre paso tiempos como este al lado de James y por mas que quisiera no eran citas. Tal vez el se confudio de palabra o no encontró otra para decir en ese instante. Si, eso debe ser.¿O no?
Marck en multimedia ❤ *-*
Nota interesante, o bueno a lo mejor no tan interesante: Soy cinofobica. 7u7
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Lo siento, pero...te amo
Roman pour AdolescentsAlison. Una chica de 16 años emprende un viaje en vacaciones escolares con sus mejores amigos a los que ama, en especial a uno. James. Lo conoce desde que ambos tenían 4 años y han sido inseparables desde entonces. Pero el gran problema es que el...