Después de la clase de literatura, pasé a la cafetería a tomar un café y terminar un libro que me estaba encantando y tiene mucha esperanza en que el final siguiera a la altura, además de que el clima es perfecto, es un día nublado y ciertamente esos son mis favoritos, no es después de tomar unos cuantos sorbos a mi café que comienzo a sospechar que pusieron algo en mi bebida caliente.
¿Cómo es posible que Alec esté entrando a la cafetería y camine hacia el mostrador?
Algo no esta bien aquí, o mi mente me esta jugando una broma o en serio está pasando.
Entonces guardo mi libro en mi mochila, tomo mi café para acercarme y poder asegurar esta locura. Tal vez solo se le parece, tiene que ser así.
Pero no, es él, lo puedo ver de perfil y el parece no percatarse de mi presencia.
Entrega el dinero, mueve sus labios en lo que seguro debe ser un agradecimiento y finaliza con una sonrisa amable, luego por fin voltea hacia mi dirección y su semblante se torna serio.
Su reacción me toma de sorpresa y no tengo tiempo de pensar acerca de ello, el se voltea y camina hacia la puerta,
Corro para alcanzarlo y lo llamo una vez estamos fuera.
—¡Oye, Alec!
El para despacio y voltea con los ojos cerrados.
—¿Qué es lo qué quieres?
Frunzo el ceño, no se que esta pasando, su actitud me deja desconcertada.
—¿Qué te pasa?
—¿Que qué me pasa?
Él ríe.
—¿Qué estás haciendo aquí?
—No es algo que te importe.
—Alec, maldición, ¿qué demonios te ocurre?
—No te hagas la tonta, ¿qué es lo qué quieres? ¿Qué vayamos ahí dentro, tomemos un café juntos y luego me digas que tan bien manejaste lo de tu madre?
Primero no sé a que se refiere, pero luego comprendo todo y lo veo sorprendida.
—Lo sabes.
—¿Qué cosa? ¿Lo de tu novio? Oh, claro, su intercambio de saliva se hizo cargo de ello.
Así no es como debería haber sido.
—Las cosas no son así, Alec.
—¿Sabes de qué me di cuenta? Nunca me importaste, antes pensaba que eras especial, que eras diferente, y hoy me doy cuenta que no eres nada de lo que aparentas ser, y de una chica como tú jamas en la vida podría estar enamorado.
Siento un nudo en mi garganta, pero me fuerzo para decir.
—Si eso piensas...—no puedo acabar la frase, no me puedo permitir llorar.
El suelta un bufido, y mi estomago se revuelve al descubrir que es de decepción.
Comienza a alejarse y las gotas del cielo comienzan a caer, se detiene por un momento y voltea.
—Ni siquiera valías la pena, ni mi esfuerzo.
Y ahí no puedo más, un sollozo logra salir de mi garganta, él voltea y sigue su camino.
Lo que antes era una pequeña llovizna ahora se a convertido en algo mucho mayor. Yo, sin embargo, sigo aquí, y las lagrimas que dejo salir se mezclan con la lluvia.
Hice mal las cosas desde el principio, lo sé, y ahora no se que diablos hacer.
Me siento atrapada, y entonces llega de repente, en el momento que menos debería.
Siento muchas ganas de abrazar a mi madre, de que me diga esas palabras que de chica me decía, esas que solo ella sabía encontrar y hacia parecer que todo en el mundo tenía solución. Que me acariciara el cabello y me cantara hasta que durmiera, que despertara y ella todavía estuviera a mi lado. Que abriera los ojos, fuera a su habitación y no necesitara pararme antes de llegar al recordar que ella ya no esta más.
Entonces sé que no he podido superar su perdida, que las cosas que hacia hasta ahora solo eran para evadir mi triste y dolorosa realidad, y que eso solo duraría un tiempo antes de todo el peso que he dejado guardado me alcanzara y para cuando eso pasé, no tendré a nadie que me diga como salir de toda esa porqueria.
No alguien como mi mamá.
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Lo siento, pero...te amo
Teen FictionAlison. Una chica de 16 años emprende un viaje en vacaciones escolares con sus mejores amigos a los que ama, en especial a uno. James. Lo conoce desde que ambos tenían 4 años y han sido inseparables desde entonces. Pero el gran problema es que el...