CAPÍTULO 25

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Narra Elena

Por Merlín, qué sueño.

Ayer estuve hasta tarde con Bella, Sky y Hermione charlando en los baños porque Sky estaba depre por culpa de una de las fotocopias Weasley. Eso me hizo pasar toda la noche pensando que tal vez lo que se muestra en los libros no sea cien por cien verídico. Por ejemplo, Fred parecía un chico divertido y amable y ha resultado ser un controlador celoso al que le pierde cualquier cosa que lleve falda. Cedric, al cual siempre había considerado un egocéntrico niño mimado, está resultando un gran chico que hace muy feliz a una de mis mejores amigas. Y Draco... No tengo nada que decir de él, la verdad. Todos decían que era un cabronazo y a mí me traía de cabeza, y ahora todos dicen que es un cabronazo y a mí me trae de cabeza. La única diferencia es que ahora existe, pero como me da miedo hablarle al final no resulta mucho cambio. Sin embargo, eso me hace pensar que tal vez las cosas no ocurran igual que lo que Rowling escribió. Con algo de suerte Harry no será escogido, Lord Voldemort no regresará y no hará falta que salvemos a Cedric. Ojalá. Lo tendré que hablar con Sky y Bella, tal vez si evitamos que Ojoloco meta el nombre de Harry en el cáliz de fuego logremos evitar que todo ocurra. O quizá creemos una realidad alternativa terrorífica y debamos viajar en el tiempo para arreglarlo. Sería como en la peli de "Regreso al futuro" sólo que en vez de tener un coche que te lleve al pasado y al futuro usaríamos un collar con un reloj de arena con el que sólo se puede ir al pasado. Molaría mucho. ¿Pero qué digo? ¡Elena, céntrate!

Como ya he dicho tengo sueño, por lo que no me concentro. Luna ha pasado veinte minutos tratando de despertarme, y me ha vuelto ha despertar cuando me he dormido lavándome los dientes, lo cual ha sido una suerte, pues casi me trago el cepillo. Ahora estoy en el comedor lavándome la mermelada de la cara con ayuda de mi compañera de habitación. Y sí, acertaste el porqué. Me he dormido encima de la mesa, justo en una tostada.

-Leni, rápido, tenemos que ir a clase de...-Bella está detrás mío mirándome con una mezcla de asombro y burla.-¿Puedo preguntar?

-Tengo sueño. ¿Algún problema?-resoplo molesta.

-Lleva toda la noche escribiendo en su librito con notas de música-la voz aflautada de Luna suena a mi lado.

-¿Estabas escribiendo historias? ¿En la situación en la que estamos?-arquea una ceja con algo de molestia.

Me muerdo el labio para pensar como explicarle lo que hacía sin hacer peligrar nuestra misión, pero lo que digo me hace sentir un poco estúpida:

-He estado escribiendo un fanfic de nuestro libro favorito en el cual tu personaje preferido continúe vivo.

Vale, Isabella me ha entendido, pero los estudiantes que hay a nuestro alrededor me miran como si estuviese loca.

-¿Y tienes algo?-parece esperanzada, a lo que yo asiento.

-Oye, esta tarde quiero repasar unas cosas de otros años. ¿Nos juntamos las tres?

Ella asiente ilusionada.

-Vamos, se lo decimos a Sky de camino a clase, que ahora hay Historia de la Magia.

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Ya hemos terminado las clases del día. Me siento algo más descansada, pues me he dado la siesta de mi vida en historia. Resulta que la mágica es igual de aburrida que la muggle, y en ambas realidades los profesores son tremendamente soporíferos. En estos momentos estamos caminando por los pasillos, buscando un lugar para hablar en privado.

-¿Y qué se supone que estamos haciendo?-pregunta Sky.

-Tratamos de entrar en la sala de menesteres-digo golpeando mi cabeza contra la pared desesperada.

Me he pasado al menos treinta minutos andando de un lado a otro del pasillo tratando de entrar, pero al parecer hay algo en mi deseo que no está bien formulado y la puerta no aparece.

-¿Puedo intentarlo?-pregunta Bella, y yo me encojo de hombros sin dejar de darme cabezazos: tengo sueño, tengo hambre pues no he cenado para poder venir aquí directamente, me he perdido la comida organizando el plan para explicárselo a mis amigas y me he dormido encima del desayuno, no he hecho los deberes para mañana...

Bella anda de un lado a otro frente a la pared junto al tapiz de los trolls con tutú haciendo ballet, el cual da más grima del que me imaginaba. Y para su suerte, una puerta aparece justo en donde yo me encuentro, y me hace caer por ella al interior de cabeza.

-¡Qué guay!-exclama Sky.

La habitación es ancha, con varias butacas y sofás alrededor de una mesa con papeles y bolígrafos. Me pongo en pie y me desplomo en una de las butacas, con mis amigas acomodándose en los asientos cercanos.

-Bueno, pues manos a la obra-se frota las manos la leona.

Y comenzamos a hablar. Les explico lo que he pensado y trazamos planes. Ideamos, organizamos y nos preparamos para evitar esta guerra mágica. Cuando terminamos, tomo uno de los portafolios y repaso lo decidido:

-Perfecto, entonces vamos a hacer una guardia esta noche para evitar que Crouch Junior ponga el nombre de de Harry en el cáliz. Bella, tú le robaras la capa de invisibilidad a Harry por si vemos a Filch o a la Señora Norris-ella asiente confiada.-Sky, te toca pedirle a George que te lleve a las cocinas de los elfos. Una vez ahí, consigue cantidades industriales de café. Si te preguntan, di que necesitamos mantenernos despiertas para estudiar-alza el pulgar convencida de su papel, mientras juega con su corbata amarilla.-Mi trabajo-suspiro-será lograr robarle la varita al mortífago pata evitar que nos mate esta noche. Pero que conste-añado-que la próxima vez, hacéis lo de sacar la pajita más corta entre vosotras dos.

Sí, tomamos las decisiones importantes de forma muy madura. Cruzamos miradas, asustadas. Aún si el plan funciona, no sabemos en que puede afectar esto a la historia.

-¡Pues en marcha!-exclama Skyler dando una palmada para bajar la tensión.

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Llegamos a tiempo para el postre. Auque no comemos. Bella se asegura de que el trío de oro se encuentra a la mesa y desaparece deslizándose por la puerta, todo su ser siendo elegancia y discreción, de camino a los dormitorios masculinos de Griffindor como hemos planeado. Sky es más drástica: entra, agarra a George del brazo y se lo lleva a rastras. Ahora me toca a mí. Camino a la mesa de los profesores e intercambio unas palabras con el profesor Dumbledore. Es una charla insulsa y falsa, centrada en trabajos de otros cursos que debemos hacer. Él, sabio como pocos, comprende que estoy ganando tiempo. Cuando veo al falso maestro de Defensa ponerse en pie, me despido de los profesores. Ahora he de cumplir mi deber. Dios, a la mierda mi amor propio. Doy unos pocos pasos, hago que se enreden mis pies entre ellos y con un grito caigo al suelo, tirando conmigo a mi objetivo.

-¡Dios mío, lo siento muchísimo, profesor!-le ayudo a levantarse rápidamente, ignorando las carcajadas del resto de los alumnos. Sólo escucho a mi cerebro repetir las mismas palabras: es por una buena causa, es por una buena causa...

-Cuidado, pequeña-me regaña.-Recuerda, ¡alerta permanente!

-¡Sí, por supuesto, no volverá a ocurrir!-comienzo a andar hacia la salida.-¡Alerta permanente!

Y tanto que iré con alerta permanente. En la salida, antes de echar a correr por los pasillos, alguien me sujeta el brazo. Mierda, no estaba alerta.

-¿Estás bien, Montero? Menudo golpe te has dado.

¿Enserio, Dios, enserio? Llevo semanas deseando que me hable, ¿tiene que ser en plena misión?

-Estoy bien-me giro arqueando las cejas.-Aunque eso no debería importante, soy una sangre sucia, ¿recuerdas?-y girándome de la manera más engreída posible para que no intente seguirme, me alejo.-Hasta otra, Malfoy.

Me va a odiar... Pero al menos lo he logrado. De la manga de mi túnica saco una varita. La de Ojoloco.

Vuelvo a guardarla y me alejo a mi habitación. Aún tengo tiempo para ponerme ropa más cómoda antes de reunirme con Bella y Sky. Al fin y al cabo, nos espera una noche bastante dura.

Sueño PotterheadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora