Capítulo XXIV: Parte II

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~ Contra el tiempo ~

Apenas se fijaba en lo que veía en el monitor. Sus ojos se habían acostumbrado tanto a él, que prácticamente había adquirido la habilidad de identificar una lectura de forma inconsciente. La doctora Smith le había dicho que eso ocurriría.

Como si pudiera leerle el pensamiento, ella apareció a su lado.

-Joe -dijo, en un tono exigente.

-¿Doctora?

Se puso a observar la pantalla del monitor para simular que estaba atento a todo lo que ocurría con los gráficos. Sin embargo, la pantalla se desapareció debido a una mochila grande, que cayó ante él con un golpe, asustándolo.

-Ya puedes empezar a guardar tus cosas

-¿Qué?

-Nos vamos a Inglaterra. El avión privado sale dentro de media hora

Joe, confundido, posó la mirada en la mochila, en la doctora y de nuevo en la mochila.

-¿A Inglaterra?

-

-¿De verdad vamos a viajar hasta allí?

-Sí. Tienes que empacar todo. Deprisa

-Pero sigo sin entender

Una expresión de impaciencia se formó en su cara.

-¿Qué es lo que no entiendes, Joe?

Él señaló los monitores con el pulgar.

-Las lecturas. Hemos recibido muy pocas y todo ha estado muy tranquilo

-Ay, Joe, ¿Es que no te he enseñado nada? -Se pasó las manos por el pelo-. ¿Has observado los datos?

-Sí, y todo está en orden

-Solo has observado los datos que se registran cuando están juntos. ¿No has leído sus niveles de energía por separado?

Él negó con la cabeza.

-No. ¿Por qué iba a hacerlo? Solo debemos preocuparnos cuando estén juntos

Maldito idiota!

Ella se inclinó y abrió los datos de los chicos correspondientes a las últimas veinticuatro horas. Joe vio de inmediato el gráfico que se apreciaba en sus lecturas de energía individuales.

Soltó un grito ahogado.

-¿Qué significa?

-Que acaban de decidir acostarse juntos

El corazón le dio un vuelco, y el miedo se apoderó de él rápidamente.

-¿Qué? ¿Cómo?

-Son almas gemelas, Joe. Están totalmente compenetrados, ¿lo recuerdas?

Él asintió enérgicamente.

-Tenemos que llegar hasta ellos cuanto antes

-Lo sé. ¡Pero ya!

Agarró la mochila y se alejó a toda velocidad de su mesa, pero en cuanto llegó a la puerta se detuvo y volvió la cabeza.

-Doctora... Será un vuelo de 3 horas. ¿Y si no llegamos a tiempo?

Ella perdió el poco color que le quedaba en la cara.

-Entonces yo habré cometido un grave error -dijo en un susurro débil.

Destinados » LarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora