Capítulo XIII

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~ ¿Enamorado? ~

Estaba sobre la cama y me resultaba imposible no sonreír. Me tapé hasta el cuello y me tumbé de espaldas, aunque sabía que tardaría en dormirme. Y eso me alegraba, porque así tendría más tiempo para pensar en Harry.

Se sentía como caer preso del amor, o del deseo; no sabía qué palabra lo describía mejor. Era como si mi barrera en contra del amor comenzara a romperse lentamente. Estaba orgulloso de cómo me había comportado con Harry. Había sido yo mismo, y eso le había gustado. También había conseguido controlar mi cuerpo durante todo el día, y ahora la posibilidad de sufrir otro ataque de pánico era casi nula.

Finalmente me ganó el sueño. Solo soñé con Harry, con su rostro, su sonrisa, su tacto en mi piel.

Al otro día, desperté sonriendo. Pero la felicidad me duró hasta la hora del desayuno. Cuando yo estaba sentado delante de un bol de cereales y leche, mi madre me sacó de mi estado de máxima felicidad.

-Recuerda tu trabajo de psicología

Me atraganté. Mi buen humor desapareció de inmediato.

-Pensé que lo habías hecho el día de ayer -añadió.

Asentí. -Sí, pero me distraje con otra cosa

-Eso no está bien

-Lo sé, lo sé

-No olvides que mañana tienes hora con el doctor Emmett

Esto terminó por desaparecer por completo todo rastro de buen humor.

-¿Ah?

-Te pedí una cita de urgencia. El viernes te oí llorar en tu habitación

Me sentí mal. Seguro ahora venía otra ronda de preguntas. Y como lo pensé, se sentó junto a mí y me tomó de la mano.

-¿Está todo bien, Louis? ¿Pasó algo?

-Mamá -dije entre dientes-. No pasa nada. Estoy bien

-Cuando las personas se sienten bien, no lloran

Entonces decidí contarle la verdad. Así dejaba de inundarme con preguntas una y otra vez.

-Ya que insistes, te diré que he estado mal por un chico

Eso de seguro era algo que no se esperaba. Se removió en su silla con una expresión sorprendentemente de alegría.

-¿Un chico?

Hice un gesto afirmativo y me puse nervioso.

-Creía que todos los chicos eran monstruos para tí -comentó.

-Sí, menos uno -Tomé de mi vaso de jugo de naranja. Mi mamá guardó silencio por unos segundos.

-¿Por qué te hizo llorar ese chico?

Intenté pensar una respuesta.

-Porque creí que no le gustaba. Pero ahora le gusto... eso creo. Así que puedes anular la cita con el doctor Emmett, ahora que sabes que estoy bien

Me miró con seriedad.

-Irás de todos modos

-¿Qué? ¡Es injusto!

-Necesitas ir a la sesión. La cobrarán de igual manera

Quería desaparecer por mil horas. Mi mamá se inclinó hacia mí y me miró a los ojos.

-Ahora me dirás quién es ese chico

-No

-¿Por qué?

Destinados » LarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora