Capítulo XXVII

2.1K 211 51
                                    

~ Almas gemelas ~

Suspiraba una y otra vez, moviéndome en la cama e intentando despertar. Deseaba descubrir que en realidad estaba en mi casa, pero cada vez que abría los ojos para obligarme a despertar, lo que veía no era mi habitación, sino una especie de celda. Había un lavamanos y un retrete en el rincón, y una pequeña ventana en la pared. Noté un dolor palpitante en la cabeza, parecido a una resaca producida por el emborrachamiento. Intenté recordar cómo había llegado allí, lo que empeoró mi jaqueca. Había corrido bajo la lluvia con Harry. ¿Cuándo había sido eso? ¿Hace algunas horas? ¿Días? Me acordé del departamento, de las velas y del sofá. ¿Y Harry? ¿Dónde estaba? Entonces el pánico comenzó. ¿Adónde se habían llevado a Harry? Paseé la vista en torno a la habitación, intentando determinar dónde estaba y por qué estaba allí. No lo supe. Tumbado boca arriba, intenté impedir que mi cuerpo se dejara llevar por el pánico. Inspiré y espiré, con las manos en el pecho. Millones de preguntas invadieron mi mente. ¿Dónde estaba? ¿Qué había pasado? ¿Corría peligro? ¿Saldría de allí? ¿Iban a matarme? ¿Volvería a ver a mis padres, a mis amigos, a Harry? Entonces me faltó el aire. Traté de seguir respirando, pero no lo lograba. Intenté gritar pero solo conseguí soltar un jadeo. No había nadie allí que pudiera ayudarme, ni mis amigos ni médicos. Me ardía la garganta y lo veía todo muy borroso. Unas lágrimas húmedas me rodaron por las mejillas. Quise gritar, con la esperanza de que alguien me ayudara, pero finalmente, el cuerpo me falló y terminé desmayándome.

No sé cuántos segundos, minutos y horas estuve inconsciente, pero cuando desperté, incliné la cabeza hacia delante, me vino una arcada y vomité. Alguien me acariciaba la espalda. Me eché a llorar. Las lágrimas me resbalaban por la cara y caían al suelo, mezclándose con el vómito.

-¿Louis? -Preguntó una voz masculina con acento irlandés. ¿Cómo sabía mi nombre? Agaché la cabeza entre los brazos, intentando esconder mi rostro-. Louis, ¿te encuentras bien?

Claro que no me encontraba bien. ¿Qué persona se siente bien cuando termina secuestrada? La cama emitió un crujido y noté que el hombre también se había sentado en ella.

-Louis, tranquilo. Aquí no te haremos daño

No dije nada.

-¿Te importaría abrir los ojos? Estoy aquí para ayudarte

No tenía ganas, pero los abrí muy despacio y esperé a que enfocaran. En la punta de la cama había una persona de raro aspecto. Llevaba una bata de laboratorio sobre unos pantalones muy descuidados. Tenía el pelo lacio y usaba anteojos.

-Hola, Louis

Le lancé una mirada asesina.

-Mi nombre es Joe -añadió.

-¿Dónde estoy? ¿Por qué estoy aquí?

-Por desgracia, no puedo explicártelo. Pero la doctora Smith quiere hablar contigo. Ella aclarará todas tus dudas

-¿Van a matarme? -Pregunté. Cuanto antes lo supiera, mejor.

Joe pareció horrorizado.

-No. Tú y tu novio estarán a salvo

¿Harry estaba allí? El corazón empezó a latirme a toda velocidad. ¡Harry estaba allí! ¿Allí mismo? Tenía que verlo. ¿Qué le estaban haciendo? El pánico se apoderó de mí otra vez.

-Quiero verlo -grité-. Tengo que verlo

-Eso no es posible

El pánico se convirtió en furia.

-¡TIENE QUE DEJAR QUE LO VEA! ¡POR FAVOR!

-¡Silencio! -Me frenó una voz femenina. Noté que una mujer se acercaba con paso enérgico hacia nosotros. Era bastante guapa. Alta, delgada, con gafas oscuras. Llevaba el cabello peinado hacia atrás y recogido en un moño apretado. ¿Esa era mi secuestradora?

Destinados » LarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora