Capítulo XI

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~ Tomados de la mano ~

Cuando desperté, al día siguiente, me sentí de una manera diferente. Tal vez era gracias al poder sanador de largas horas de sueño. Tal vez me había hartado y solo quería volver a ser el Louis de siempre. Como quiera que fuese, al despertar solo tenía un pensamiento en la cabeza.

Olvida a Harry.

Había llorado demasiado por él. Había derramado lágrimas y sufrido horas de humillación por un chico. Yo no era así. Recordé aquel día en mi lugar favorito, en el que me había prometido a mí mismo no enamorarme de Harry, y me sentía molesto por mi poca fuerza de voluntad. No logré expulsarlo de mi vida y ahora, estaba pagando las consecuencias.

Se me vino a la mente la imagen de él besándose con Elise, mi cuerpo reaccionó negativamente al recuerdo. Noté una presión en el pecho y se me humedecieron los ojos. Pero respiré hondo, exhalé y dejé que mis emociones desaparecieran.

-No permitiré que ese chico me haga sentir como una mierda otra vez -aseguré en voz alta.

Las cosas habían cambiado. Ahora estaba lleno de determinación. Sabía que si volvía a verlo mi cuerpo no experimentaría los mismos raros efectos que antes. Mi obsesión me había costado semanas de sufrimiento y llantos, pero desde ahora todo sería diferente.

Sintiéndome mejor que en mucho tiempo, bajé la escalera a saltos para desayunar con mis padres. Mi madre estaba removiendo algo en la cocina y mi padre ya estaba concentrado en la lectura del periódico dominical.

-Hum, los huevos huelen muy bien -dije anunciando mi llegada.

-Tu desayuno ya está listo -contestó mi madre.

-Qué bueno. Gracias

Saqué el jugo de naranja y me serví un vaso antes de sentarme junto a mi padre.

-Bueno, ¿qué hay de nuevo en el mundo? -pregunté y tomé un buen sorbo.

-Lo de siempre. Desgracias y... más desgracias

-¿Guerras?

-No, hoy no. Problemas políticos y corrupciones

-Lo normal

-¿Qué tienes pensado hacer hoy? -pasó una página del periódico.

-Quizá salga a dar un paseo. Luego tengo que escribir un trabajo para la clase de literatura inglesa -hice una mueca.

-¿Estás aprendiendo algo interesante?

-No mucho. La literatura romántica se me hace aburrida

Mi padre me miró por encima del periódico.

-Me temo que te quedarás soltero hasta que cambies tu opinión sobre el amor

Mi madre se acercó con unos platos cargados de huevos revueltos amarillos y apetitosos.

-Ya está bien -dijo, poniéndole un plato delante a mi padre-. Es demasiado temprano para ser tan pesimistas

Comió una cuchara de huevo y volvió a leer el periódico.

Después de ayudar a recoger la mesa, corrí a mi habitación para vestirme a toda prisa. Luego de eso alcé la voz para avisar a mis padres que iba a salir.

(...)

Sentado en mi banco favorito, la brisa fresca de la tarde me provocaba escalofríos. Me tumbé boca arriba, cerré los ojos y dejé que la tranquilidad se apoderara de mí. El sol calentaba lo suficiente, y pude escuchar el canto armonioso de los pájaros. No estaba seguro de cuánto tiempo llevaba ahí acostado cuando sentí frío en la cara. Abrí los ojos para ver quién estaba tapándome el sol. Por poco me caigo del banco por la sorpresa.

Destinados » LarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora