8. Juego.

9.1K 541 34
                                    

Al salir por la puerta, encontramos a Hendry apoyado en su coche, fumando un cigarrilo. Va igual de guapo que siempre. Dios, juro que este hombre me va a matar de un paro cardíaco.

El chico, al notar nuestra presencia no tarda ni un segundo en dirigir una mirada hacia nosotras y esbozar una ligera sonrisa, a la que añade unas palabras:

-Vaya, vaya... vaya dos diosas del Olimpo.

Puedo notar como en ese mismo instante mis mejillas adquieren una tonalidad carmín.

-Tu no te quedas atrás, guapo.-Le responde Caroline, al mismo tiempo que los tres nos introducimos en el interior del coche, quedando Hendry en el asiento del piloto, mi amiga detrás y yo en el asiento contiguo al del chico.

Emprendemos el camino hasta la casa de Ray, el amigo de Hendry que organiza la fiesta. Mientras tanto vamos hablando de temas diversos e incluso gastando alguna que otra broma.

Tras unos cuantos minutos, Hendry estaciona su coche en una calle amplia rodeada de casas grandes y muy parecidas. Es el típico barrio encantador.

Al salir del coche nos dirigimos hasta la puerta principal de la casa más cercana, donde un chico del equipo de fútbol nos recibe.

Hay alrededor de unas veinte personas, ya que solo están unos cuantos chicos del equipo y algunas chicas. Caroline y yo nos dirigimos a la cocina a por unas bebidas.

Tras unos cuantos vasos de diversos licores siento que estoy entrando en calor, por lo que decido quitarme la chaqueta que llevo puesta, quedándome así en un ligero top a rayas negras y blancas.

Para cuando queremos darnos cuenta, en la pequeña fiesta solo quedamos tres chicos, incluidos Hendry y Ray, y nosotras dos.

Estando los cinco en el gran salón de la casa, a Frank, el otro chico, se le ocurre la idea de jugar a algún juego.

-Podríamos jugar al escondite.-Dice Ray bastante borracho.

-No tío, eso no tiene gracia.-Contesta Hendry al mismo tiempo que me pasa su cigarrillo para que le pueda dar un par de caladas.

-Chicos, deberíamos jugar a la botella.-Sugiere mi amiga.

-No, mejor a prueba o verdad.-Dice animadamente Frank.

Tras un par de minutos de indecisión, optamos finalmente por jugar al juego sugerido por Frank.

-Venga Cass te toca.-Dice Carolina.-Elige, ¿prueba o verdad?

Dudo unos segundos, pero al final me decido.

-Verdad.

-¿A qué chico de los que estamos aquí consideras más guapo?-Pregunta Ray divertido.

-Hendry.-Contesto sin pudor alguno, ya que estoy lo suficientemente ebria como para avergonzarme.

Cuando contesto, el resto del grupo empieza a reír y a dirigir sus miradas hacia el chico.

-No sé de qué os sorprendéis, todo el mundo sabe que soy irresistible.-Bromea Hendry.

Tras una serie de risas y tragos a botellas alcohólicas, Caroline queda en sujetador, Ray ha tenido que salir a la calle desnudo y Frank ha tenido que besar un árbol. A la única persona a la que aún no le ha llegado el turno es a Hendry.

-Va Hendry, te toca.-Comenta Caroline.-¿Prueba o verdad?

-Prueba.-Contesta Hendry muy seguro de sí mismo.

-Está bien.-Dice Caroline muy seriamente.-Tienes que besar a Cassandra, y nada de picos, un beso de verdad.

DIOS MÍO, mi amiga claramente se ha vuelto loca.

-No hay problema.-Contesta el chico mientras me rodea los hombros con su brazo tatuado.

En ese momento siento unos labios cálidos posarse sobre los míos, y enseguida un sabor a alcohol inunda mi boca. No tardo nada en corresponde, y dejo paso a su lengua que se introduce en mi boca buscando a la mía desesperadamente. Hendry pone su mano en mi mejilla, y yo poso las mías alrededor de su cuello, haciendo así que el beso se vaya intensificando más a cada segundo.

Estoy completamente perdida en sus labios, y por nada del mundo cambiaría este momento. Es un beso tierno y a la vez salvaje, decididamente es el mejor beso que me han dado en mis diecisiete años.

Al cabo de unos segundos escuchamos una voz masculina:

-Eh, parad ya o buscad un hotel.-Dice Ray, y en ese mismo instante nos separamos al oír las risitas de los demás.

Hendry sigue con su brazo rodeando mis hombros, por lo que hace que me sienta segura y cómoda. Antes de separar su rostro por completo del mío, deja un tierno beso en mis labios.

Las horas van pasando poco a poco y para cuando nos queremos dar cuenta ya son las cinco de la mañana.

-Chicas, es muy tarde, ¿por qué no os quedáis a dormir aquí? así no os llevaréis la bronca en vuestras casas por llegar tarde.-Nos propone Ray, a lo que mi amiga y yo asentimos decididas.

Decidimos que va siendo hora de dormir y distribuimos el salón para saber dónde vamos a dormir cada uno. Caroline escoge un amplio sillón, Ray y Frank optan por un sofá de tres plazas, por lo que a Hendry y a mí nos toca el pequeño sofá de la esquina del salón, el cual está alejado de todo lo demás, ya que se encuentra al lado de una pequeña chimenea.

Nos acomodamos en él, quedando yo apoyada en el cuerpo musculoso de Hendry, y nos cubrimos con una manta.

-Cass.-Me susurra el chico.-Lo de antes ha estado genial.

Al escuchar sus palabras me sonrojo, pero agradezco que la habitación esté completamente a oscuras por lo que él no puede notar mi reacción.

Antes de que pueda percatarme, siento unos labios, que podría reconocer en cualquier parte del mundo, sobre los míos. Dios Hendry, me matas.

Tras unos cuantos minutos besando mis labios, el chico decide romper el beso, para ir poco a poco bajando por mi rostro hasta llegar al cuello. Ahí, va dejando besos húmedos que alterna con pequeñas mordidas. "Esto me va a dejar marca" pienso pero me da igual. Decido ponerme a horcajadas sobre él, y ahora soy yo la que se divierte con su cuello.

Al cabo de un rato, decidimos parar y dormir un poco.

-Buenas noches Hendry.-Le susurro sobre sus labios.

-Buenas noches, preciosa.-Me responde antes de darme un tierno beso.


No me llames más.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora