16. Cabaña. *(Maratón)*

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Seguimos nuestro trayecto en coche. Hendry conduce más rápido de lo habitual, se nota que está ansioso por llegar a nuestro destino. No tengo ni idea a qué lugar me está llevando, pero tampoco me importa, mientras sea con él me da igual el sitio.

Las carretera está muy oscura y no hay rastro de ningún otro vehículo. Hendry acaricia mi muslo con su mano tatuada. Ambos estamos deseando llegar.

Al cabo de unos minutos, Hendry apaga el motor del coche y me ordena que salga de éste y le siga. Inspecciono la zona y me llevo una grata sorpresa al encontrar una pequeña cabaña muy acogedora rodeada de numerosos árboles.

-¿Dónde estamos?-Le pregunto con curiosidad.

El chico agarra mi mano dulcemente y me invita a entrar por la pequeña puerta que acaba de abrir.

-Esta cabaña se la regaló mi abuelo a mi abuela en su 25 aniversario de bodas. Es un lugar perfecto para aislarte del ajetreo de la ciudad.

Echo un vistazo al interior y quedo realmente sorprendida al percatarme de que a pesar de su tamaño reducido, la cabaña cuenta con todos los elementos típicos de una casa. Sin dudar es un lugar mágico.

-¿Te gusta?-Pregunta Hendry mientras se posiciona detrás de mí y rodea con sus brazos todo mi cuerpo.

-Es un sitio precioso, ojalá pudiera vivir aquí.-Le contesto al mismo tiempo que me deshago de su abrazo y giro quedando así, mi rostro a pocos centímetros del suyo.

-Bueno pues se me ocurren varias ideas para que te guste más aún.-Me responde él y guiña su ojo izquierdo.

-A mi también... de hecho creo que deberíamos seguir con lo que empezamos en el baile.-Comento y puedo ver como una sonrisa comienza a dibujarse en su rostro.

En cuestión de segundos me encuentro besando a Hendry apasionadamente, mientras él me agarra de los muslos y eleva así mi cuerpo hasta posicionarlo alrededor de sus caderas. No puedo evitar sonreír cuando él comienza a dar pequeños besos en mi cuello.

-Mejor vamos a una habitación más tranquila.-Me contesta mirándome fijamente a los ojos, y de un momento a otro, comienza a andar llevándome sobre él.

Al llegar a un pasillo, me bajo de su agarre y Hendry saca una pequeña llave de su bolsillo. Enseguida se dirige hasta una puerta, la cual abre con la llave que anteriormente sacó. Al abrir la puerta, descubro una pequeña estancia compuesta por una cama de matrimonio y una pequeña ventana en el techo con vistas al oscuro bosque. En la pared, sobre la cama descansa una pintura de un bosque y en el fondo de éste se encuentra una pequeña cabaña. Rápidamente me doy cuenta de que ese bosque es en el que nos encontramos, y que esa cabaña, obviamente, es esta.

Doy un par de pasos hasta que quedo dentro del cuarto, y Hendry me imita cerrando consigo la puerta que nos rodea del resto de la construcción.

-Dios Cassandra, no te puedes imaginar lo que te quiero.-Dice antes de lanzarse desesperadamente a mis labios, que tan bien buscan con desesperación los suyos.

En unos segundos, nos encontramos devorándonos mutuamente y Hendry me empuja lentamente hasta la cama. Lentamente, Hendry va bajando la larga cremallera de mi vestido. Al cabo de lo que parece un siglo para mí, al fin se desprende de él. Por mi parte, le quito la chaqueta del traje y comienzo a desabotonar cada uno de los botones de su camisa entallada. Al acabar con el último, arrojo la prenda a una parte de la habitación. Sigo con su pantalones, que no tardan ni unos segundos en desaparecer.

Los dos quedamos en ropa interior. Hendry toma la iniciativa, y decida desabrochar mi sostén. Al hacerlo, no puedo evitar mirar sus ojos, que brillan desesperados por encontrar algo más. Sin dudarlo, el chico se lanza sobre mi pecho y besa cada rincón de éste. No dudo en soltar algún que otro gemido, provocado por la excitación del momento.

Cuando acaba de divertirse con esa zona, baja poco a poco besando todo mi abdomen. Al llegar al elástico de mis bragas de encaje, no duda nada en ir bajándolo poco a poco, hasta que al fin quedo tal y como vine al mundo. Rápidamente, Hendry comienza a besar la nueva parte que ha quedado descubierta, no puedo resistir y pego un enorme grito, provocando así, que el chico inicie a recorrer todo mi cuerpo con sus manos.

Al cabo de un rato, vuelve a ocuparse de mis labios, que ya echaban en falta sus magníficos besos. Esta vez, decido que soy yo la que debe tener la iniciativa, y me posiciono justo encima de él. Despacio, voy bajando desde su cuello hasta su abdomen, recorriendo con mis besos todos y cada uno de sus numerosos tatuajes. No sé cual de ellos me gusta más ahora, ya que son perfectos.

Decido deshacerme de su bóxer, dejando así una nueva parte de su cuerpo libre y que estaba ansiosa por salir de la apretada prenda que ya se le estaba quedando pequeña. Quedamos así, los dos completamente desnudos.

Antes de que pueda darme cuenta, Hendry se vuelve a posicionar encima de mí, y vuelve a besarme desesperadamente. En unos minutos, rompe el beso para poder hablar.

-Te quiero Cassie.

-Yo también te quiero Hendry.

Justo al salir mis palabras de mi boca, el chico comienza a besarme al mismo tiempo que me acaricia suavemente la cadera. 

Lentamente voy notando como una parte de su cuerpo comienza a fundirse con la mía, haciendo así que nos convirtamos en una sola persona. Su cuerpo hace un vaivén con el mío y pasados unos cuantos minutos, llegamos juntos al éxtasis.

Tras finalizar, nos volvemos a besar y esta vez noto que el beso es totalmente distinto a todos los que nos hemos dado antes, refleja otro tipo de sentimientos. Ahora puedo decir sin ninguna vergüenza que estoy demasiado enamorada de Hendry Thomas.


Después de un rato, comenzamos a hablar y Hendry no puede parar de decirme cosas tiernas, sinceramente ahora es totalmente distinto al chico que me gritó el primer día de clases. 

No puedo evitar mirar sus tatuajes, por lo que decido preguntarle sobre ellos.

-¿Qué representan tus tatuajes Hendry?

-Mmm, son demasiadas historias y cada uno tiene un significado muy importante para mí. Este por ejemplo, -me señala la enorme imagen de una diosa hindú que adorna su perfecto abdomen-representa la cultura hindú. Me lo hice porque creo demasiado en el Karma, creo que tarde o temprano, la vida nos devuelve los malos actos, así como los buenos.

Sus palabras me dan que pensar. Su pasada parece muy tormentoso y es algo que me preocupa, no quiero que sufra por ello.

-Hendry... si te atormenta algo, no dudes en contármelo. Estoy aquí para todo, y para ti.-Le digo al mismo tiempo que le miro a sus fríos ojos azules.

-Tranquila Cassie. Ahora no es momento de pensar en eso. Estamos tú y yo solos, alejados del resto del mundo.-Me responde y tras ello, deposita un dulce beso sobre mis labios.

Sus palabras son ciertas. Al fin y al cabo, él es la única persona con la que me siento cómoda y que hace que me olvide del resto del mundo.

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Chicas, hasta aquí el último capítulo del maratón. Espero que os haya gustado y si queréis que más adelante haga más no dudéis en comentar y votar. ♥

Alexia.

No me llames más.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora