Encerrada

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Escucho un quejido, pero no es de un humano, sino de un animal, me acerco lentamente y descubro que no es un humano si no u pequeño ciervo, esta tumbado y con mi flecha clavada en una de sus patas, el pobre animal se asusta e intenta moverse pero con la flecha no puede , intento sacársela pero está muy nervioso, le doy un poco de agua y empiezo a acariciar su pelaje, cuando veo que está más tranquilo, agarro la flecha y la saco de un tirón, logrando sacarle un grito de dolor-Tranquilo ya está, ya paso, estarás bien, no te preocupes- con sorpresa escucho mi voz, ronca, no he hablado desde que llegué aquí así que esta es la reacción-pienso. Después de un rato veo que el ciervo se ha dormido, y aprovecho para admirar su belleza:

Era un ciervo de un pelaje blanco y puro como la nieve de las cimas de las montañas. Era largo y sedoso, su forma era esbelta como la de un ciervo adulto, sus patas eran esbeltas y cuanto más se acercaba a sus pezuñas se volvía de un color que se la acercaba más al crema, su pelaje era tan brillante que se asemejaba a cuando el sol resplandecía sobre la nieve. Sus cuernos grandes y hermosos eran de un color blanco al igual que su pelaje, los mismos no tenían ni rastro de alguna deformidad o rasguño. A mediación de los cuernos, colgaban unas hermosas plumas de varios tonos morados y azules que reflejaban la luz haciendo que su belleza llegara a su máximo potencial. Los ojos de aquel animal eran del color de las avellanas y de la miel recién hecha. Mientras estaba dormido busque algún material u hoja con la que pudiera vendar su pata herida busco en los árboles y en los arbustos de alrededor y encuentro una especie de hoja muy alargada lisa y brillante así que fui y me senté con cuidado a su lado, levante su pata para ponerla en mi regazo y empecé a enrollar la hoja sobre su pata, cuando termino me acuesto y empiezo a acariciar su pelaje hasta quedarme profundamente dormida.

Al despertar de mi repentino sueño, el ciervo se había ido sin dejar rastro alguno, salvo unas gotas de sangre a unos cinco metros de donde estaba sentada, en ese momento me quedé reflexionando en los hechos del día anterior, de cómo no me había dado cuenta de que un ciervo estaba atrás de mí, ¿Y si no hubiera sido un ciervo? ¿Y si hubiera sido un hombre armado? seguramente estaría muerta pues es la primera vez que había agarrado un arco y la había acertado al ciervo por pura suerte. Reflexionando sobre eso último , decidí que si quería sobrevivir en este bosque, tenía que saber cazar y defenderme, así que, me levanté, comí un poco de frutos secos de mi bolsa y recogí mi arco, mis flechas, las dagas y mi mochila, tenía que encontrar algún claro en el bosque en el que pudiera practicar, así que me puse en marcha, como me sentía muy nerviosa en la intemperie, saqué mi arco y una de mis flechas, la coloqué sobre el cuerda del mismo y puse mi mano preparada en caso de que tuviera que disparar, caminaba despacio, observando cada una de mis pisadas e intentando que mis pies no se trabaran en rocas o grietas producidas por las raíces de los árboles. Eso significaba doble trabajo, mirar donde pisaba y buscar algún lugar en el que pudiera tirar cómodamente. Después de un par de horas de buscar me topo con dos árboles que forman un hermoso arco , paso por ahí, pensando que es una trampa, y estando más en guardia por si las dudas. El arco conducía a un túnel y ese túnel a un enorme claro, rodeado de unos frondosos árboles con hojas de color vino o uno parecido , maravillada veo que el césped es de un color dorado y pareciera que tuviera miles de virutas de oro espolvoreados y, que a cada pisada que daba soltaba una pequeña nube de polvo dorado ,en el centro del claro, había un árbol, enorme y hermoso, esta, a diferencia de los demás, tenía el tronco más grueso y de un color más oscuro al igual que sus hojas , que eran de un color más carmesí que brillaba a la luz del sol, asombrada, me acerco al magnifico árbol , extiendo mis dedos hacia la corteza, la rozo y veo que es más blanda que a la de un árbol normal , me quedo ahí, enfrente del árbol , imaginándome que , por más remota que fuese esa idea, parecía que ese claro estuviese hecho para mí, para que yo practicara y mejorara mis habilidades. Así que me alejo unos cuantos metros del tronco, me pongo en posición y tenso la cuerda del arco llevándola nuevamente a mis labios, estabilizo la flecha, apunto y tiro. la flecha viaja por el aire pero se va unos metros más alejado del tronco , y veo que rebota en algún punto que no veo y produce una pequeña onda que me hace dar un paso atrás, no sé con qué ha chocado que pueda producir tales ondas, me acerco y veo que no hay nada de por medio, sorprendida voy a recoger la flecha, la pongo de nuevo en el arco, la tenso y disparo al otro lado del claro, observo a donde se va la flecha y revota en algo que no puedo ver produciendo las misma ondas, recojo la flecha y la guardo en el carcaj. recojo unas cuantas piedras y las voy lanzando a las orillas del claro, observando el mismo fenómeno y al final descubro que estoy encerrada en un especie de cubo por una fuerza que mis flechas no pueden traspasar, pensando ,veo cada detalle del cubo, buscando alguna grieta o algún agujero por donde salir pero nada más veo que arriba del gran árbol, las ultimas ramas más altas están conectadas de alguna forma con el campo de fuerza formando unas ligeras chispas, se me ocurre una idea, me pongo enfrente del árbol, saco otra flecha, tenso apunto y disparo, y así sigo intentando disparar el tronco del árbol hasta que sacando la última flecha del carcaj logro clavarla en grueso tronco, una chispa sale de las ultimas ramas y veo como si todo el cubo se rompe como un fino cristal, cayendo pequeños pedazos encima de mí, como si fuera una lluvia, pero de cristales, me intento proteger la cara con los brazos, sintiendo miles de punzadas en mis brazos y una grande en la mandíbula, al no sentir nada más me levanto y veo que el campo de fuerza a desaparecido, pero al voltear la vista hacia mis brazos , descubro que están llenos de pequeños cortes unos un poco más profundos que otros produciendo que los brazos me doliesen y me ardieran como si los estuviera exponiéndolos a las brasas de una hoguera, siento otra punzada de dolor en la mandíbula rozo el área con las dedos y al retirarlos veo sangre, miro mis manos llenas de sangre y pequeños cortes , sin darme cuenta caigo de rodillas y me tumbo dejando caer algunas lágrimas por el ardor de los cortes y el dolor de mi cara, después de quedarme totalmente seca por dentro, me levanto con cuidado, recojo todas mis flechas y saco mi bote de agua derramando un chorrito en mis brazos para que laven las heridas, eso me produce más dolor y me calma momentos después lo mismo hago con mi cara produciéndome un alivio instantáneo, después de tranquilizarme , me doy cuenta de que los cristales ya no están, como me da igual, me tumbo y dejo que el aire fresco me calme el ardor de los cortes.

Hola, ojala que les guste la imagen que esta anexa al capitulo es del ciervo y les aconsejo que pongan la cancion mientras lo leen.

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