Atacante nocturno

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Muestra de poder.... ¿Cual muestra? Ohh las cenizas...claro. Me pongo la cadena en el cuello y empiezo a trepar de nuevo el árbol rama por rama hasta llegar a la rama donde puse las cenizas, estas están intactas por que no ha hecho ni una pequeña brisa, acatando el mensaje, saco el bote, deslizo mi dedo para abrirlo, lo pongo en la orilla de la rama, pero cuando estoy a punto de echar las cenizas veo que se me van a volcar y pocas quedarán en el bote, entonces arranco una hoja, echo las cenizas ahí, enrollo la hoja y vierto las cenizas al bote. Me siento y me quedo observando el bote con las mismas– Si me enviaron el bote y me mandaron ese mensaje quiere decir que me están observando sin duda alguna-susurro-pero ¿Cómo lo hacen?- Levanto la cabeza y observo detenidamente cada detalle del bosque: cada hoja, tronco, piedra, por último me quedo viendo hacia arriba y no encuentro nada más que las frondosas copas de los árboles. Cómo no tengo nada que hacer, me levanto y salto, ya en el suelo agarro mis cosas, arco y flecha en mano y vuelvo a ponerme a cazar- mejor que sobre a que falte- pienso, segundos después agudizo mis sentidos y me pongo lo más alerta posible, camino a paso lento, observando cada planta y arbusto, pero en cierto momento me sorprende encontrar un arbusto en específico, me acerco, arranco una hoja y la acerco a mi nariz, no soy una experta en botánica pero mi madre si y de pequeña me enseño algunas plantas curativas y sus usos y esa en especial era una de esas plantas, no me acuerdo del nombre pero creo que aliviaba el dolor si las masticabas y las ponías sobre la herida o el área afectada, entonces decidí agarrar algunas, busco a mi alrededor y encuentro una planta de hojas largas, anchas y brillantes, del tamaño de mi brazo, son gigantes, me doy cuenta de que son parecidas a las que usé para vendar la pata de aquel ciervo, arranco una y vuelvo al arbusto, extiendo la hoja en el piso y empiezo a arrancar hojas del mismo, paro hasta tener el puño lleno, lo pongo sobre la hoja y lo envuelvo. Me levanto y voy a por más de esas hojas para poder llevarme más, solo por si acaso, vuelvo con cinco, me agacho, sigo arrancando hojas y envolviendo, al final tengo tres paquetes de hojas bien llenitos, los guardo en mi mochila, y sigo con la caza, al final de la tarde acabo con dos ardillas y un especie de pavo, creo , las ardillas me las encontré cerca de un pequeño río, del que rellené mi bote y al pavo lo encontré siguiendo la corriente del río, como voy con las manos llenas, decido parar, al igual está anocheciendo y la noche se está volviendo más fresca que los día anteriores, voy por ramas que me encuentro, las apilo todas, busco una hoja, la pongo pegada a la madera, cierro los ojos y pienso en calor, fuego, llamas ardiendo, cuando abro los ojos la hoja arde y el fuego se propaga por todas las ramas hasta crear una fogata, despellejo como puedo al pavo con una de las dagas, coloco una capa de hojas sobre las llamas y pongo al pavo encima, mientras se cocina, observo la daga, - ¿no me van a servir mucho las dagas en la mochila si me atacan o sí?- pienso, lo siguiente que hago es arrancar un pedazo de tela de un bolsillo de la mochila que no me sirve con una de ellas, hato la tira en mi muslo y de alguna forma logra fijar la funda de la daga a mi pierna, me levanto y corro un poco, como veo que no se me cae decido sacrificar el pedazo de tela que quedaba del bolsillo para hacer lo mismo en la otra pierna, cuando acabo, compruebo que el pavo ya está listo lo saco con unos palos y dejo que se enfrié un poco después , me lo voy comiendo a pedazos pequeños que voy arrancando con los dedos hasta quedarme llena, como me queda medio pavo aún, pienso en como lo puedo guardar, de repente se me ocurre una idea. Las mismas hojas que usé con los paquetes los puedo usar con el pavo-pienso, así que voy por más de las hojas y de paso me traigo unas cuantas más para guardarlas por si las necesito más tarde, envuelvo el pavo con algunas y lo guardo en la mochila junto a las ardillas, aprovecho y también las despellejo, las cocino y las envuelvo. Como me quedan unas cinco hojas las guardo para más tarde- que bueno que la mochila es grande-digo, saco la botella y le doy tragos pequeños, y al acabar la guardo, como estoy agotada voy a por unas ramas más prendo otra hoja para que las llamas se aviven e intento dormir en suelo duro. Escucho un ruido, como de una rama partiéndose, me despierto sobresaltada, y busco el lugar de donde provino, la fogata ya no es nada más que unas pocas llamas, así que no creo que haya sido eso, agarro mi arco y el carcaj y con cuidado trepo un árbol para tener mejor vista, cuando veo que no hay nada, veo unos ojos amarillos, veo que se acerca y cuando pasa al lado del árbol, saco un flecha, y la coloco en la cuerda, ni siquiera sé que es eso, parece un especie de leopardo o pantera, pero mucho más grande, a pesar de que mido uno sesenta y siete, creo que esa cosa me llegaría al hombro, asustada no sé si esconderme o matarlo, cuando me voy a poner bien, mi pie se resbala y casi caigo, en ese tiempo el animal se da cuenta y empieza a aullar- que no haya más por favor, que he hecho- digo, con los brazos temblando saco de nuevo la flecha la coloco bien, respiro, tenso la cuerda, apunto bien, jalo la cuerda más de lo normal y disparo dándole en el pecho hasta el fondo provocando le otro aullido de dolor después de quedar inconsciente. M e quedo viendo a el cadáver de esa cosa, llena de terror por dentro, mi reacción me recordó el aullido que escuché el primer día que estuve aquí, ¿habrá sido el mismo animal que el que tengo debajo de mí?¿si hay más? estoy perdida. Tengo que salir de aquí , como me siguió si estoy en otro lugar, no es igual, - pienso, desesperada, mi instinto me gana, salto recojo todo, saco la flecha del animal, pero lo que no me esperaba es que seguía vivo, cuando saco la flecha, abre los ojos y me da un arañazo en el brazo, me caigo, y antes de darme cuenta se pone de pie de nuevo y se acerca a mí con las fauces abiertas, saco otra flecha y a pesar del dolor del brazo le disparo en la cabeza, eso lo hace morir casi al instante, de nuevo me pongo de pie, agarro todo y echo a correr.

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