Capítulo 7

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El par de chicos se dirigió a la barra donde les entregarían las bebidas; después de unos minutos una chica apareció con el par de malteadas, se veían deliciosas.
—De vainilla para ti, de galleta para mí —dijo el rubio mientras le pasaba el enorme vaso de cristal a la chica; sin soltar su mano. Luke se sentía cómodo así.
—Gracias —murmuró la pelirroja, mientras observaba al chico tomar su malteada. Él le hizo una seña con la cabeza y lo siguió en dirección al fondo de la cafetería.
Lucy se llevó la pajilla a la boca mientras caminaba con él, giró la cabeza ligeramente y pudo ver a Michael y Calum en una de las mesas escrutandola con la mirada; ambos estaban de brazos cruzados.
La chica soltó la mano de Luke e hizo como si se arreglara el cabello; el chico alcanzó a ver el semblante amenazador del de cabello teñido.
Frunció el ceño y tuvo que aguantarse las ganas de alzarle el dedo medio ¡¿qué problema tenía con él?!
Hemmings suspiró y, solo por el gusto de hacer a Michael rabiar rodeó a Lucy por los hombros y la atrajo hacia sí.
Mike tragó saliva y apretó los puños, mientras los veía alejarse hacia el fondo de la cafetería.
Bufó y miró a Calum. Definitivamente, a este último, Luke ya no le parecía cool.

Lucy sorbió lo último que quedaba de la malteada mientras bizqueaba.
El chico rubio la observaba fascinado.
—Te lo voy a compensar —habló la pelirroja, mientras utilizaba la pajilla a modo de cuchara y se llevaba un poco de crema batida a la boca.
—No, no te dejaré —rió el alto.
La chica negó con la cabeza.
—No, de verdad.
Hemmings abrió los ojos como platos, mientras apretaba los labios y arrugaba la nariz, en una simpática y tierna mueca.
—No.
Lucy tomó un poco de crema con el dedo y la esparció por la nariz de su acompañante.
—Sí —sonrió con suficiencia.
Él se limpió mientras sonreía.
—No, lo digo en serio.
Ella meneó ligeramente la cabeza, mientras sonreía y ponía los ojos en blanco. Luke estiró su mano sobre la mesa y rozó sus dedos con los de la chica; de verdad comenzaba a disfrutar eso.

—No quiero ser una mala influencia, pero —Luke vaciló brevemente— ¿por qué no te quedas aquí conmigo?
Lucy inclinó la cabeza, mirando hacia el interior del edificio.
—Tengo clase.
—También yo —se encogió de hombros.
La pelirroja suspiró.
—¡Eh, Lucy! —gritó Calum, unos metros atrás— apresúrate o iremos tarde.
Michael no se dignó a voltear a verla.
La chica se giró lentamente hacia Luke; él la observó, suplicante.
Se mordió los labios, pensándolo.
—Está bien —accedió.
El rubio sonrió ampliamente.

—No apareciste —murmuró furioso Calum.
Se cruzó de brazos mientras inspeccionaba a su amiga con la mirada.
Ella negó con la cabeza, en silencio.
—¿Dónde estuviste?
Lucy se encogió de hombros.
—Por ahí.
Hood puso los ojos en blanco.
—Iré a ver dónde está Michael.
La pelirroja resopló y esta vez sí le siguió el paso al chico.

Mikey estaba en uno de los jardines; recostado contra un árbol, bebiendo un jugo. Simplemente miraba a los demás estudiantes pasar.
Calum se sentó junto a él; Lucy lo imitó.
—Hey —dijo el chico sin mirarlos. Estaba de mal humor.
La chica bufó.
El de cabello teñido se giró y la miró mal.
Hood suspiró.
—Tengo que ir a cualquier otro lado —el castaño se levantó y salió a trote de ahí, dejando a Lucy con la mano estirada, intentando detenerlo.
Resopló.
—¿Qué tal tu pequeña cita con el idiota de Hemmings?
La pelirroja puso los ojos en blanco.
—Supongo que las malteadas estuvieron muy ricas —Michael se cruzó de brazos.
—¿Cuál es tu problema el día de hoy? —la chica frunció el ceño.
Clifford se quedó callado, como si no la hubiera escuchado.
Ella negó con la cabeza, se levantó y se fue.

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