Capítulo 22

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El alto chico se miró la mano; aún tenía los números escritos con tinta morada. Abrió la pantalla de contactos de su celular y añadió el número de Lucy.
Hola.
Escribió.
Sintió su corazón acelerarse y se debatió varios segundos entre si enviar o no ese mensaje.
Se rió de sí mismo; nunca le había pasado eso.
Pulsó sobre la flecha y el texto fue enviado.

La pelirroja no había vuelto a clase, se había quedado fuera del aula, sentada en el suelo y con la espalda apoyada en la pared.
Sintió su teléfono vibrar en su bolsillo.
Hola.
Ponía una cintilla a lo largo de su pantalla.
Frunció el ceño e inspeccionó el número; no lo conocía. Deslizó el dedo y abrió la pantalla de mensajes; observó la fotografía del contacto y sus manos comenzaron a sudar mientras su ritmo cardiaco aumentaba.
—Ay por Dios —murmuró.
Luke le había escrito, eso quería decir que no estaba enojado con ella, o eso era lo que Lucy quería creer.
Hola Luke.
Escribió la chica, pulsando inmediatamente sobre el icono que enviaría el mensaje.

Lucy caminó de un lado al otro de su habitación; había estado texteando con Luke durante casi toda la tarde, inclusive antes de verlo en la salida uno de los profesores había estado a punto de confiscarle el celular. Ahora ella se debatía entre si abrir de una buena vez o no el último mensaje que el chico le había enviado.
¿Sigue en pie lo del viernes?
Se leía en su pantalla; la chica sentía que a cada segundo que pasaba las letras se agrandaban y que llegaría un momento en el que simplemente desaparecerían.
—Ah, demonios —murmuró.
Tomó nuevamente el teléfono, lo desbloqueó y le contestó a Luke.
El rubio pasaría por ella el viernes a las seis e irían a la pista de hielo.

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