Cool Kids

Capítulo 14

Lucy apretó los ojos y dejó escapar el aire que estaba reteniendo; contó mentalmente hasta que sintió su pulso normalizarse. Abrió nuevamente los ojos y miró la hora en su teléfono, iba cinco minutos tarde a clases, tal vez ni siquiera valía la pena hacer el esfuerzo de intentar entrar.
Se mordió el labio y dio unos pasos al frente, se asomó discretamente y pudo observar al rubio; seguía sentado en el mismo lugar de hace casi media hora, ya no reía si no que escuchaba atentamente a un chico castaño sentado en la banca a su derecha, asintió una vez y luego pronunció unas cuantas palabras seguidas de una pequeña sonrisa.
La pelirroja abrió la boca y tomó una pequeñísima bocanada de aire, se volvió contra la pared y se llevó ambas manos al pecho. Las piernas le temblaban y su corazón volvía a acelerarse.

Michael golpeteó el bolígrafo contra la libreta; no sabía si era por la frustración de no saber cómo resolver el ejercicio de cálculo o por la ausencia de Lucy. Se llevó el artefacto a la boca y comenzó a mordisquear la parte superior mientras miraba hacia la ventana. Ni siquiera estaba en dirección al lugar donde había visto antes a su amiga.
—Eh, olvídalo no vas a verla pasar por allí —le susurró Calum desde el pupitre de atrás.
El chico de cabello verde meneó ligeramente la cabeza, vacilante.
—No esperaba verla.
El moreno hizo una mueca y luego asintió.
—Claro.
Mike puso los ojos en blanco y volvió a intentar concentrarse en el montón de letras, signos y números escritos en el papel.
Miró por el rabillo del ojo nuevamente hacia la ventana y se imaginó la imagen de Lucy, caminando por el pasto, tomada de la mano de Luke. Arrugó instintivamente la nariz y sintió una terrible presión sobre el pecho.

Era la tercera vez que lo hacía; estaba nuevamente con la espalda pegada a la fría pared de concreto y se mordía el labio, tenía tantas ganas de acercarse y hablarle al chico, pero su timidez no la dejaba.
«—¿Y si sus amigos me ignoran de nuevo? ¿y si él lo hace? ¿qué tal que se ríen de mí? —pensaba».
Volvió a apretar los párpados y se dio ligeras palmadas en la frente, recriminándose mentalmente lo estúpida que era. No había llegado a su clase y ni siquiera se acercaría al chico, eso lo sabía demasiado bien.
—Ya le hablas, tonta —se dijo en voz baja.
Gruñó ligeramente.
—Lucy, Lucy, no te conformes con sólo verlo, ve y háblale. Anda, hazlo ya —habló para sí misma nuevamente.
Se mordió la lengua y soltó un suspiro. Se aferró a la esquina del muro y volvió a asomar su cuerpo, esta vez chocando contra un duro pecho. Se maldijo en voz baja.