Capítulo 10

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—Adiós Mikey —murmuró la chica.
—Nos vemos —contestó de mala gana, sin despegarse de la pared y dándole, distante, un beso en la mejilla.
La pequeña pelirroja agachó la cabeza y se dio la vuelta en dirección al auto de su madre.
Cuando se subió soltó un suspiro.
Michael las vio alejarse mientras sus labios, fruncidos, temblaban. Una única lagrima logró rodar por su mejilla.

Calum observó detenidamente a su amigo.
—¿Todo bien?
El chico pareció despertar de su letargo.
—Uh, sí —se frotó la cara.
—Vi que ayer se fue Lucy contigo —mencionó el castaño, cauteloso.
—Ajá.
Hood lo dudó un segundo, al parecer Michael no quería hablar de eso.
—No creo que esté contenta —al fin el chico prosiguió.
El moreno inclinó un poco la cabeza, invitando a su amigo a que continuará.
El de cabello verde soltó un suspiro.
—Me dijo que quería encajar y toda esa mierda —puso los ojos en blanco, fastidiado—. No la entiendo, tiene ese sueño de extrema popularidad y eso la hace sentir como que no encaja.
—Está tonta —Calum frunció el ceño.
Clifford se mordió el interior de la mejilla. Tal vez lo estaba, un poco.
Chasqueó la lengua y se encogió de hombros, intentando restarle importancia.

Lucy se mordió la lengua, nerviosa. Michael y Calum se habían sentado lo más lejos posible de ella en todas las clases y, ahora que se acercaba la hora del receso, lo más probable es que la abandonaran.
Y así fue; en cuanto la clase finalizó ambos salieron como relámpagos, dejando a la pelirroja atrás.
La estaban castigando.
Lucy tragó saliva y se preguntó si debería de ir por ahí, en busca de Luke.

Tal vez todo estaba ya escrito y ella estaba destinada a Luke Hemmings. Cuando la pequeña pelirroja puso un pie fuera del edificio, el rubio la detuvo, le guiñó un ojo y se la llevó a uno de los jardines de la escuela.

Luke abrió solo un ojo, mientras espiaba a la chica sentada a su lado.
—Azul —murmuró ella, aún con los ojos cerrados, mientras una ligera brisa le removía el cabello.
—Mi color favorito también es el azul —por fin el rubio abrió ambos ojos.
Se concentró en delinear el perfil de la chica con la vista; era preciosa, tan simple y hermosa que resultaba sublime.
Al fin ella expuso sus orbes celestes y le sostuvo la mirada.
Algo se removió dentro de él y, por primera vez no supo que más decir.

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