Capítulo 11.

73 7 2
                                    

-No puede ser. Junto las cejas observando la pantalla de mi celular.

-¿Qué pasa Ali? Pregunta Pablo.

-En mis contactos tengo registrada a Gina.

-¿Y qué ocurre? Dice confuso.

-Que Maximiliano dijo que Gina quería mi número. -Lo anote en su móvil, pero ella lo tenía desde antes.

-¡Desde que se vieron en la universidad y te mando la dirección! Tapa su boca abierta con la mano. Ya le he puesto al tanto de todo.

-Exacto. -¿Por qué lo querría de nuevo?

-Esta claro que quería tenerlo para él.

-Tienes un cuerpo precioso y eres hermosa. -¡No te hagas la tonta!

-De acuerdo, se de mis cualidades. -Pero si le vieras. Lo recuerdo en la piscina cuando nos besamos, como se veía en el casino, en el estacionamiento, su apartamento y mi piel se ha erizado. Unas personas se acercaron y terminamos la conversación.

En toda la tarde a cada momento que pude ver la pantalla de mi celular, lo hice. Aunque no quiero aceptarlo se me hace curioso que Maxy haya pedido mi número de teléfono con la excusa de que era para Gina o así pienso. Ni en clase de contabilidad deje de chequear el móvil pasado más de cinco minutos.

Ahora es de noche, me encuentro en casa y decido tocar un rato al piano, cierro los ojos empiezo con esa letra que me enseño mi madre cuando era apenas una niña y como siempre pierdo la noción del tiempo.

Me detengo cuando escucho el timbre, no espero a nadie. Agarro el celular de la mesa hay dos llamadas perdidas de un número que desconozco y un mensaje de Alex preguntando que estoy haciendo, debe ser él. Escucho el timbre por segunda vez y abro la puerta.

-Hola. Tiene las manos dentro de los bolsillos de sus pantalones, trae puesta la chaqueta negra que le combina con el color de su cabello que esta peinado hacia atrás o debería decir despeinado.
Lo estoy observando sin pestañear, helada en el sitio mirándolo a los ojos, buscando que solo con su mirada me diga que hace aquí.

-¿Puedo pasar? Sonríe tímido o así parece pero ¿Maximiliano Franco tímido?

-Adelante. Entra e inhaló su perfume que es exquisito, se sienta en el sofá.

-Te he llamado dos veces y no habéis respondido. Se frota la barbilla con los dedos.

-Estaba ocupada y el celular en silencio. Me quedo de pie y cruzo los brazos. -¿Qué querías?

-Hablarte un rato y como no recibí respuesta, me tome el atrevimiento de venir. Se encoje de hombros, creó que ese es un gesto típico de el.

-No me sorprende lo atrevido. Alzo una ceja.

-He venido en plan de paz. -¿Cómo estáis pequeña?

De lo que estoy segura es que solo vino a robarme la paz.

-Estoy bien. -¿Y usted? Le digo con indiferencia, aunque quiera sentarme a su lado y preguntarle muchas cosas sobre él.

-Soy un hombre joven y con esa chorrada de formalidad me haces sentir un viejo. Mueve su cabeza a ambos lados negando.

-Me han educado así. -Para los que no son personas lo suficientemente conocidas. Me siento al otro extremo del sofá.

Se echa hacia atrás dejando salir carcajadas de risa, entorno los ojos en su dirección y se calma.

-Vale, vale no he venido a burlarme. -Tengo 22 años. -¿Y tú?

-20.

Maximiliano es gracioso aunque de vez en cuando sea arrogante, me ha dicho que antes de tocar el timbre se quedo escuchando dos canciones, cosa que me hizo sonrojar hasta sentir caliente las mejillas y le lance un almohadón. Ya no estamos sentados de extremo a extremo, ahora frente a frente yo con las piernas arriba del sofá cruzadas.
Estudia por las mañanas relaciones públicas, ayuda a un amigo suyo en un restaurante algunas tardes, le encanta cocinar. Al igual que él también dije lo básico de mi.

-¿Andabas con el tío que te drogo? Frunce el ceño.

-No exactamente. -Es un conocido de un amigo de Alice, con el que si andábamos. -Acepte bailar porque no parecía mal chico.

-Te equivocas, no puedes andar confiando en las personas así de primera vez. -Lo que te hizo y lo que quería hacer.

-Tienes razón. Le veo por el rabillo del ojo con duda.

Se echa a reír.

-No, no. -Yo no te hice daño, no lo haría. -Y te lleve conmigo porque te veías mal.

Llevo la mirada hasta la puerta, han tocado el timbre.

-¿Esperas a alguien? Ladea la cabeza.

-No, veré quien es.

Lo que me faltaba, Alex en mi puerta.

-Hola. Dice animado como siempre.

-Alex. Sonrió forzadamente.

-¿Estás ocupada? Se acerca y echa un vistazo hacia la sala.

-No, puedes pasar si gustas. Digo tranquila.

-No hace falta. -Solo venia a invitarte a cenar y si querías ir a dar un paseo. -Disculpa no pensé que estabas con alguien. Ya no esta sonriente.

-Alex yo vi el mensaje tarde y no...

-Esta bien, nos vemos luego. - Buenas noches. Me ha dejado con palabras por decir y se marcha.

Dios mío pero como es que se va así notablemente enojado, por mi culpa y más por Maxy. No hago nada para detenerlo, solo doy la vuelta y camino a la cocina a tomar un poco de agua.

-No fue mi intención que tu novio se molestará. Le miro y se encuentra en el mesón de mi cocina con su mano en la mejilla.

-No es mi novio y si lo fuera te hubiese sacado a patadas.
Y lo digo de verdad, deje ir a Alex quien ya me ha hecho saber que le gusto, por estar jugando a conocer al chico arrogante y a la vez agradable.

-No lo permitiría, así que deja de pensar cosas que no pasaran. Hace hincapié en el "no"

-Y vamos a comer una deliciosa pizza. -¿Qué te parece?

Siento una punzada en el estómago, lo escuche tan seguro y con una pizca de doble sentido que prefiero ignorar y concentrarme ¿Deliciosa pizza?

-¿Qué te hace pensar que quiera comer pizza? Alzo una ceja.

-Que tienes una franela que dice: Yo amo la pizza. -No me has dejado mucho a la imaginación. Me devuelve el gesto.

#Soy estúpida. Claro que la tengo puesta, la mande hacer junto con Alice.

-¿Y qué te hace pensar que quiero ir contigo? Espeté.

-Desde que nos conocemos es la primera vez que pasamos un rato completamente agradable, sin insultos o peleas. -Y se que piensas lo mismo, como también se que no podéis resistirse.

Juegos peligrosos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora