Juegos peligrosos.

Capítulo 20.

-Ya me estaba preocupando. -¿Cuántas horas piensas dormir mujer?

Me arropo la cabeza cuando Alice entra en la habitación.

-Has perdido tu clase de la una.

Me levantó rápidamente, empiezo a buscar una toalla como loca y mi amiga empieza a carcajearse, me paralizó.

-¡Te voy a matar! Agarró una almohada y empiezo a golpearle.

-¡Auxilio, me quieren asesinar! -Perdón, perdón.

La dejó quieta.

-Eres como el demonio de Tasmania.
-No te has perdido nada porque han llamado que el profesor aún esta enfermo. -Pero si son la una.

-Genial. -Tu porque te has dormido antes de terminar la película.
Casi me da algo del susto. Voy a ducharme más tranquila.

Preparó el almuerzo mientras yo dormía y ahora estoy comiendo.

-Me tengo que ir, yo si tengo clase. Hace un puchero.

-Que te vaya bien, gracias por venir.

-Cuidate pequeña. Me guiña el ojo.

-Adiós cosita. Me muestra su dedo medio y me burlo, le molesta porque es una frase que le decía su ex.

Después de terminar me encuentro algo aburrida y una idea se me acaba de ocurrir.

**

Cumpliré lo prometido, él no merece mis desplantes, hasta ahora se a mostrado paciente y comprensivo. Me coloco el kimono por encima de mi camisa azul rey, llevo jeans y zapatillas negras, me sugirió ropa cómoda, espero acertar, no menciono a donde iremos pero pronto lo sabré.

El timbre suena y es hora de salir. Me encuentro con unos ojos azules.

-Hola Alex. Le sonrío con entusiasmo.

-Hola. Estampa un beso en mi mejilla. -Estáis preciosa.

-Gracias. -Tu estas muy bien. Digo orgullosa y el sonríe. 

Vamos camino al centro comercial, iremos al bowling. 

Llegamos al local se encuentran algunas personas jugando y espero al rubio sentada mientras va por algunas cosas. 

-Vamos linda, creo que podéis hacerlo mejor. 

Lo miro con mala cara, no es mi culpa ser debilucha delante de él, apenas derribe tres bolos y el siete. Es mi turno de nuevo. 

-Creo que te puedo ayudar a mejorar ese tiro. 

-Ah si. ¿Cómo? Lleva las manos a cada lado de mi cintura. 

Se viene conmigo hasta la posición de tiro con la bola en sus manos, la agarro y se sitúa detrás de mi, me inclino y llevo una pierna hacia atrás, mientras el imita mi postura y queda más erguido. Me tenso un poco. 

-Relájate, solo vamos a tirarla juntos. Y dicho esto, sujeta la bola por lo bajo y coloca su brazo por debajo del mío. 

-A las tres, lanzamos. 

Realmente esta muy cerca, pero no me molesta. 

-Uno, dos, tres. Decimos al unísono y la tiramos, va con fuerza. 

Nos quedamos viendo como se derriban todos los bolos y volteamos a vernos, levanto ambas manos en señal de victoria y me agarra desprevenida, estoy en el aire dando vueltas, me sujeto con fuerza de su cuello y entierro la cabeza por los destellos de luz en mis ojos, me he mareado. 

-¿Estáis bien? Me deja en el suelo y coloca sus manos en mi mejilla. 

-Si, muy bien. -Buen tiro. Vuelve la sonrisa a su semblante. 

-Lo lograste. 

-No hubiese podido sin ti. 

-Eso quiere decir que juntos hacemos las cosas mejor. 

Oh, creo que me sonroje. -¿Tomamos algo? Sugiero. 

No solo tomamos algo, fuimos a un pequeño restaurante donde disfrutamos de una rica cena y de una mini caminata por una plaza cercana. 

Estamos llegando y nos detenemos frente a mi casa. 

-Gracias por esta tarde-noche. Le causa gracia el comentario. 

-Fue un placer Alison, pero bajemos, te acompaño. 

Bajamos del auto y caminamos hasta la puerta en silencio. ¿Me pasa a mi o a todo el mundo cuando la cita termina y no sabes como despedirte? 

-Bueno, ya en casa. 

-Si, gracias Alex, me divertí mucho. 

-Me alegro, yo igual. -Espero verte de nuevo muy pronto. 

-Si. Sonrío como tonta seguramente. 

-Que duermas bien. Se acerca y no volteo el rostro, me quedo esperándole, nos damos un beso casto y le veo mientras se marcha.

El beso fue muy diferente al de la vez pasada, quizá el decirle que no quería ir de prisa hizo cambiar toda su perspectiva, fue muy tierno y eso me gusta. Creo que lo he dicho antes pero sí, Alex me gusta.