Capítulo 25.

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Ordene la habitación, el vestidor, limpie ambos baños, lave mi ropa y ordene cada libro del estante, durante el trascurso del día trate de ocuparme lo más que pude para evitar enviar un mensaje preguntando si era cierto que vendría y a qué hora. 

Después de un baño se me antoja comer algo sabroso, termino de hacer la llamada y esperaré hasta que el servicio a domicilio venga con mi pizza. Alice irá al cine con unos amigos de su clase y no acepte su invitación porque tengo planeado ir al casino está noche, ayer traje una bolsa de dinero me fue muy bien, pude conversar con algunos empleados y todos son nuevos no queda ninguno que pudiera conocer desde hace años. Llegue a media noche y noté la presencia de Maximiliano al escuchar un ruido de moto, eche un vistazo por la ventana y estaba él.

Tocan la puerta, este servicio si que es eficiente pizza en menos de 10 minutos. 

-Buena noche Ali. Me sonríe un hombre que no trae una pizza pero si que provoca comérselo. 

-Hola Maxy. Le devuelvo la sonrisa y miro detrás de él, no hay nadie más. 

-¿Esperáis a alguien? Mira hacia atrás. 

-Si, pizza a domicilio. -Ven, pasa. 

-Entonces he llegado en el momento adecuado. Se sienta en el sofá. 

-No estaba segura de que vendrías. 

-Te dije que lo haría. -Y me cuide de  tener un accidente por estar aquí. 

Su cuerpo se ve tan bien en sweater blanco, le hace resaltar más sus ojos. 

**

-Esta buena la pizza. -La próxima vez me lleváis a comer a ese lugar. 

-Me parece bien. 

Alguien toca la puerta, me levanto para abrir y al ver me dan ganas de agarrar el carro y huir. 

-Alex, que sorpresa. 

-Hola linda. Saluda con un beso en la mejilla y se da cuenta de una tercera persona. -Tienes compañía. 

-Si, no esperaba que vinieras sin avisar. -¿Todo bien? 

-Era una sorpresa, quería invitarte a cenar. Se le ve decepcionado, tal vez deba pedir otra pizza y decirle que se quede. «Que idea tan brillante»

-Como podéis ver ya hemos comido y no ha quedado nada más. Dice Maxy y se levanta para tirar la caja a la papelera.

-Ya que habéis terminado podríamos salir un rato. -¿Qué dices Alison?

-No va a hacer posible porque todavía estoy aquí. -Ella está conmigo. 

-Tu eres quien decide. -Podrías despedir a tú amigo ya que cenaron e ir conmigo a dar un paseo.

¡Help me! Observo a ambos esperando por mi respuesta, quisiera quedarme con los dos pero tengo que ser justa. 

-Gracias por la invitación Alex pero estoy con él y no me parece correcto decirle que se vaya por salir contigo. 

-Ya la escuchaste tío, podéis marcharte. 

-Solo quiero escucharla a ella. Dice con una leve molestia, se acerca y me toma de las manos. -¿Estáis segura que quieres quedarte con él?

Digo que si con la cabeza. -Luego hablamos, buena noche. Me da un beso en la mejilla y se va.

-Que insistente, sabia que ibas a preferirme. Su arrogancia es casi palpable. 

-No le dije que se marchara para elevar aún mas tú ego, si Alex hubiese llegado primero te habrías ido tú. 

-Y para celebrar que he sido yo él que se ha quedado, vamos a salir. 

Opte por un jersey, jeans y botas con cuello de lana, ha dicho que haría un poco de frió. Llevamos las ventanillas de la Jeep abajo, me gusta ver el paisaje mientras suena say something de Justin Timberlake en la radio y lo curioso es que la letra dice que a veces la mejor manera de decir algo es no decir nada en absoluto y eso es lo que hacemos, no decimos nada. Pasado unos veinte minutos ya tengo una idea de a donde vamos. 

-¿Habéis venido a este mirador antes?

-No recuerdo bien que edad tenía tal vez 11 o 12 años. -Fue de día, pero esto de noche es otra cosa. 

-Hay cosas nuevas ahora, me gusta lo que veo.

-Se ve hermoso desde arriba, las luces son mágicas. Y realmente hace frió, la primera vez que vine fue con mis padres, eramos un familia feliz. 

-Aveces cuando no tengo días tan buenos, vengo aquí. -Es un buen lugar para pensar. 

-¿Si logras controlar y aclarar tus pensamientos? Me burlo genuina. 

-Tus ojos y tú cabello se ven más claros.

-Es por la iluminación supongo. Me rodeo el cuerpo con los brazos después de un escalofrio causado por su mirada. 

Sigo observando la majestuosidad del mirador del Valle, los edificios emblemáticos, entre ellos la Catedral de Toledo, las murallas, el Puente de San Martín y el rió Tajo que bordea la ciudad, mientras Maximiliano me abraza por la espalda señalándome y nombrando lo que vemos, me encuentro muy cómoda. 

-Que bueno que llegue primero que él tío que fue a tú casa.

-Me alegro de que haya sido así. 

Nos damos vuelta para vernos el uno al otro, ya no quiero aguantar las ganas de tocarle el rostro y besarlo,  parece que fuera un imán en este momento.  

-Venir aquí si me hizo poder aclarar mis pensamientos. 

-¿Cómo cuales? Me muerdo el labio de pura ansiedad. 

-Que siento una atracción desde el momento en el que te sentaste en esa mesa del casino y ahora me gustas.

Juegos peligrosos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora