Capítulo 24.

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Maximiliano.

En la mañana me sentí como un completo imbécil por haberla dejado atónita y tan húmeda, joder sentía que me volvía loco al debatir si continuar o salir de inmediato de su habitación, no podía hacerle eso y quise evitar mal entendidos como los que sucedieron con Helen.

Fui su primer hombre y ella suponía que iba a hacer el último, yo no estaba para esas cosas no quería tener una novia solo fue de una noche y pudo haber sido de más pero se volvió como una loca, creía que era suyo y desde ese día hasta hoy trato de evitarla por completo, lleve a Alison conmigo a la reunión de mi madre para despistarlos a todos.

La noche que estuve en la Nuit se veía hermosa y sexy, desde el primer momento que la ví quise hablarle, besarla, tocarla, joder y sí que lo hice. Por la situación no le explique como debería el motivo por haberla dejado en su habitación, trate de ser lo más sincero ya no quiero joderlo todo, me agrada cuando estamos de amigos quiero ir y contentarla, mis pensamientos son una mierda.

-Eh tío ¿Qué tanto pensáis?

-Nada importante Mario. -¿Cómo van las cosas con Nati?

-Me ha dado una primera y última oportunidad. -Si no me hubiese aceptado hubiese preferido que me matarán esos imbéciles.

-No digáis tonterías. -Estáis obsesionado.

-Enamorado. -Cuando lo estés me entenderás.

-Ya es hora de ir a casa. Rodea a mi amigo por la espalda. -¿Te quedarás un rato más? Se dirige hacia a mi.

-Me voy también. Nos despedimos de los demás, estamos reunidos en casa de Evan.

-¿Con qué tía vas a liarte está noche?

-No tengo planes. Encojo los hombros. Fumo un cigarrillo antes de encender la moto.

Estando en el semáforo decido no tomar la calle que lleva a mi apartamento, sigo derecho y me acerco a su casa reduciendo la velocidad, la luz de la sala está encendida.

¿No podrá dormir? ¿Estará con alguien? El mecánico tal vez. ¿O está enferma?

Llega un mensaje de texto.

¿Estás espiandome?

¿Podéis salir o estáis ocupada?

Espero su respuesta y la puerta se abre, trae su cabello recogido, mono y sudadera negra.

-Hola. -¿Qué haces aquí? Su tono es neutral, al menos no está de mal humor.

-Pasaba por aquí y ví la luz encendida, entonces quería asegurarme de que todo estuviera bien.

-Me encuentro bien, gracias. -Estaba tomando agua para ir a dormir cuando escuché estacionar la moto.

Tengo que entretenerla o me echara ahora mismo, no quiero llegar a mi piso, quiero estar hablando con ella así sea en la calle a mitad de la noche.
Saco un cigarrillo de mi bolsillo y lo enciendo.

-Estaba con los chicos, han preguntado por ti. -Mario mejora rápido y está con Natalia.

-Me da gusto por ellos. -¿Qué les has dicho?

-La verdad, que han pasado días sin verte. Cinco días para ser exacto.

-¿Quieres pasar o te irás? Coloca sus manos dentro de los bolsillos del mono, parece tener frío.

Dejo la colilla de cigarro.

-¿Me dejarás dormir aquí está noche? 
Se tensa de inmediato y se queda viendo a otro lado, pensando.

-No creo que sea buena idea. Dice sin verme a los ojos y me acerco para que lo haga. Sus ojos se encuentran con los míos.

-Me has dicho si quiero pasar.

-Solo un rato, no para que duermas.

-Me iré, pero mañana voy a venir a visitarte. -Así no quieras recibirme.

-¿Qué te hace pensar que no lo haré? Sonrie, que bonita se ve.

-No lo sé, aveces pienso que me odias. 

-No lo hago, solo que aveces no estoy de acuerdo con algunas cosas.

-¿Cómo cuáles? Ladeó la cabeza.

-Como cando te comportas como un jodido imbécil.

-No sé cómo comportarme cuando te tengo cerca. -Aveces quiero ser tú amigo y otras. Me cayó, no puedo comportarme como un imbécil ahora joder.

-¿Qué es lo que quieres otras veces Max? Se muerde el labio y algo se está poniendo duro.

-Besarte. Se me ha salido.

-¿Por qué no lo haces? Su mirada es suplicante y su voz, apenas pude escuchar.

Doy un paso y la tomo rápido por la cintura para atraerla hacia mi, sus labios sobre los míos se sienten tan bien, sus dedos entre mis cabellos joder, maravilla.

-Ya es tarde. Sus labios se ven mucho mejor después de besarla.

-Hasta mañana pequeña.

-Trata de no morir en el camino. Otra vez está sonriendo.

-No lo haré, tengo que venir a verte mañana.

Me acerco a su boca para despedirnos y no coloca su mejilla, me responde el beso. Entra a su casa mientras subo a la moto.

Ya bañado, sin camisa y sentado en el recibidor mis pensamientos y recuerdos se pierden en el humo.


Juegos peligrosos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora