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Brook.

Abrieron la puerta y sus sonrisas se extendieron. Ambos estaban frente a mí. Les dediqué una pequeña sonrisa y mi mamá no dudo en darme un abrazo. Un abrazo que se sintió incomodo.

— ¡Brooklyn! ¡es bueno verte! — me miró aún con una sonrisita en sus labios — Mira lo que te hemos comprado — desapareció de mi vista por un momento hasta que salió nuevamente pero esta vez cargando unos libros gigantes que decían "Law" y "Management". Abrí mis ojos, ella me dio los libros y juro que casi caigo al cargarlos. Pesaban más que yo.

— Mamá...— miré los libros.

— ¡Estamos emocionados porque ya pronto comenzarás la facultad de derecho! — dijo mi padre, al igual que mi madre, emocionado.

— Es que...

— Te vamos a comprar un nuevo departamento en Liverpool. Uno más caro y lujoso. No quiero que vivas en el cochinero que estás viviendo — avisó mi madre.

— ¿Me ponen atención? — giré mis ojos.

— ¡Ah! E hija, ya hablamos con el director de tu próxima facultad. Te van a dar los mejores lujos allá, gracias a nosotros. Para que disfrutes tus cuatro años de derecho — nuevamente dijo mi madre.

— Oigan...

— Y te vamos a comprar un auto. No quiero que andes en bus. Son de muy mal gusto — continuó mi padre, mi madre le miró de acuerdo.

— ¿Pued-...

— ¿Tus tarjetas las v-...

— He dejado la facultad. He hablado esta mañana para darme de baja. — me vieron como si un fantasma fuera — Lo siento, yo no estudiaré algo que no quiero.

— ¡Brooklyn Richard! — mi madre grita, su cara se vuelve roja del coraje.

En eso, sale Harry de su escondite. Se para junto a mí, viendo a mis padres con una cara neutra. Juro que mis padres abren tanto los ojos que casi se les salen. La primera en arrugar su cara es mi madre, quien mira horrorizada a Harry. Pronto, soltó un grito.

— ¡¿Qué hace él aquí?! — me mira, las venas de su cuello se salen.

Estoy aterrada.

— Mamá, papá. Les presento a Harry, mi novio. — murmuré, mi estómago se retorció. Sentí la mano de Harry tocar mi hombro en forma de apoyo.

Mi padre me estaba viendo con cara de decepción mientras mi madre estaba roja de la rabia. Ella no dijo nada, sólo se fue a pasos rápidos hacia el teléfono de la sala y empezó a marcar.

— ¡Mamá! No llames a la policía — solté los libros y corrí hacia ella para poner mi mano sobre los botones.

— ¡Quita tu mano!

— Dale una oportunidad.

— No voy a darle una oportunidad. Nunca en la vida. — dijo entre dientes.

— No lo conoces.

— Y ni quiero.

Nos miramos fijamente, ella me miraba con frialdad mientras que yo sentí mis ojos picar. No iba a llorar, he llorado lo suficiente como para que ellos vuelvan a verme como la "débil".

— Pam, tranquilízate y veamos sus intenciones. — dijo mi padre con toda la calma, mi madre y yo le vimos sorprendidas.

Me era extraño que mi padre dijera eso, es como si estuviera de acuerdo en conocerlo. Aún tengo en mi memoria la cachetada que me dio cuando me descubrió hablando con Harry por teléfono. ¿En serio está dispuesto a escucharnos? Era muy raro.

— ¿Estás loco, Richard? Sus únicas intenciones es ser un bueno para nada — escupió.

— Intenta escucharlo.

— Cierra la boca, no quiero oír tus consejos. ¿Qué no recuerdas que ese drogadicto casi mató a esta mujer? Él ni siquiera tiene futuro, sólo es un parasito más en este mundo. — miró muy molesta a mi padre.

— Pasa, chico — miró a Harry, éste entró.

— Bien, que pase. Pero no me convencerá, más tarde llamaré a la policía y créeme que regresarás a las rejas, joven — se cruzó de brazos.

Me acerqué a Harry y entrelacé mi brazo con el suyo.

Harry.

Estábamos sentados en el comedor, nadie hablaba. Podía sentir aquella mirada de odio por parte de la señora loca mas no quise verla.

— Señora y señor, quiero que sepa que amo a su hija. No tengo nada para ofrecerle pero le estoy dando un amor sincero.

— ¿Para qué? De amor no se vive y come — rió sin gracia aquella loca — Mi hija tiene un futuro por delante, Styles. En cambio tú, sólo ocupas un espacio en el mundo. No sirves para nada, no tienes tus estudios terminados, eres un bueno para nada. ¿En serio quieres estar con mi hija o quieres comer? Por lo que veo, sin ella tú serías un muerte de hambre.

Apreté mis puños.

— ¡Mamá! Ten respeto — chilló.

— No tengo ni tendré respeto por él, Brooklyn. — le miró.

— Cálmense — ordenó el padre de Brook.

— No. Ese joven sólo está con nuestra hija por dinero. ¿En serio nos creeremos ese cuento de que la amas? ¿por qué exactamente te enamoraste de ella cuando sabes que tiene dinero? Eres un interesado. Y qué casualidad que perdonaste a mi hija después de saber que por ella estabas en la cárcel. Ni un loco lo haría, pero si un interesado.

Ella no tiene ni idea.

— Señora, quiero que me escuche. Estoy enamorado de Brook desde que tenía 14 años. Era un chiquillo pero tenía en cuenta mis sentimientos por ella muy claros, tal vez nunca quise admitirlo pero estaba seguro que jamás me había sentido así. Y me sentí así durante un tiempo y en ese tiempo jamás supe de la economía de ella. No me enamoró su dinero si usted piensa eso. Me enamoró su manera de ser, su forma de sonreírle a la vida cuando estaba hecha en pedazos. Yo era el hombro en el que ella lloraba, yo era los abrazos que necesitaba. Siempre permanecimos juntos. Y si, pasó lo que pasó pero de todas maneras nos amamos con la verdad. Estoy enamorado de ella, incluso si usted vuelve a separarnos, seguiré enamorado de ella. Puede mandarme a las celdas nuevamente, y cuando salga, seguiré luchando por ella. ¿Por qué? Porque la amo.

Pam frunció su ceño, aún desacuerdo.

— Es lo mismo que siento yo. Somos dos piezas de corazones rotos que encajamos perfectamente — cogió mi mano. Con su dedo pulgar acarició mi mano.

— No quiero saber su historia porque no me interesa. Más arreglada por él no puede estar. Te está siendo tonta, Brooklyn — me miró — Y tú, largo.

Me levanté, era imposible con esa señora. No tengo que probarle lo que siento por su hija porque estos sentimientos sólo se los pruebo a ella. No voy a pelear con una mente cerrada. Brook me llamó a gritos, yo me giré a verla y la señora apuntó la puerta.

Ella no tiene ni idea. Esto no será el fin.

Abrí la puerta y me largué. 

Untouchable | Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora