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Brook.

Entramos a mi departamento. Prendí el foco principal y me volteé a ver a Harry. Él cerró la puerta luego de entrar. Dio una mirada discreta al lugar y después me miró a los ojos. Yo no podía estar más nerviosa. Creo que finalmente tengo los pies sobre la tierra. No es un sueño, él está aquí y vamos a afrontar las cosas.

— Toma asiento — le indiqué con mi mirada una silla de mi pequeño comedor. Harry se sentó y siguió viéndome.

Suspiré.

— Diablos, no sé cómo empezar — reí nerviosamente. Me senté sobre mi silla que estaba frente a él — ¿Qu-Quién empieza?

— Tú. — dijo secamente.

— B-bueno...— me reacomodé, podía escuchar el propio sonido de mis latidos — creo que estarás preguntándote muchas cosas, ¿no es así?

— Dejaste que me llevaran. Nunca hablaste en la corte, lo que hacía las cosas más fáciles para el abogado de tus padres, quedando yo como el maldito que te llevó a la fuerza a mi casa. ¡Cuando me llevaron, nunca apareciste en las celdas! Ni una puta visita me hiciste, Brooklyn. Te esperé todos los días, hasta que dejé de hacerlo — escupió con molestia. En su frente se marcaban las venas por la exaltación.

— No... podía...— dije con la voz rota — yo no podía hablar, estaba sumergida en mi dolor. Además, mis padres dijeron que hiciera lo que ellos querían. Yo no estaba de acuerdo, pero tampoco pude hablar con ellos debido a que tenía miedo de arruinar todo. Aunque no podía estar todo más arruinado. ¿Y-y por qué no te visité? Realmente quería hacerlo, pero además de mis padres me pusieron un guardia para que no me escapara, también tenía miedo, ya que sabía que tú me odiabas. Después de esa noche en la corte, seguí en el hospital durante dos semanas en lo que me recuperaba de mis heridas. Creo que las heridas no eran lo que realmente me dolía. Me dolía estar sin ti, me dolía nuestra situación.

Harry se quedó callado. Miró hacia otra esquina, sin siquiera verme. Limpié la lágrima que se me resbaló por la mejilla, y solté un sollozo.

— Después de esas 2 semanas — él me miró — me trasladaron en el instituto de monjas aquí en Liverpool. Tuve que repetir mi último año de preparatoria. Yo no tenía opción, el primer año estando aquí tuve un guardia que venía visitarme todas las mañanas para checar que no me había escapado... o hecho cualquier tontería. — limpié de nuevo mis mejillas — las chicas del instituto eran realmente malas. Se burlaban de mí, llamándome la chica "suicida". Nunca hablaba con ellas y ellas nunca hablaban conmigo. Pero eso sí, decían cosas a mis espaldas. La chica con la que compartía habitación solía tirar mis cosas por la ventana, porque no me quería con ella. ¡Eran una pesadilla! Sufrí estando ahí. Luego, finalmente acabé el curso y decidí no seguir ahí. Decidí entrar a la facultad. ¿Adivina de qué? Derecho. Mis padres me dijeron que si iba a salir, tenía que estudiar derecho. Entonces decidí que sí. Era mejor eso a que tener que estar ayudando a las monjas con limpiezas, estudios, entre otras cosas. Así que acabando la prepa, yo salí.

— ¿Quién es ese chico? — murmuró, distinguí su disgusto al mencionarlo.

— Kennedy. Kennedy era un maldito idiota que conocí el primer día de llegar a los departamentos. Me molestaba y me hacía sentir estúpida. Me trataba de lo peor — vi a Harry apretar sus puños — pero hace días... me confesó que le gustaba. Después de un año molestándome, se dio cuenta que le atraía. Yo iba a darle la oportunidad de que estuviera conmigo cuando se abrió a mí.

— No digas más.

— P-pero...

— No me hables de él, Brooklyn.

— No me llames así — fruncí mi ceño.

— ¿Cómo quieres que te llame, eh? ¿perra, puta?

— ¡No! ¿Por qué sigues llamándome así? ¡Te dije mis razones por las que no pude verte! ¡Entiende tan siquiera un poco! — le grité.

— ¡Me dejaste solo y herido! Te extrañé demasiado y creí que no querías verme jamás, pensé que me odiabas pero al mismo tiempo que estabas feliz sin mí — se paró de la silla al igual que yo. 

— Prometiste que hablaríamos, no estamos para reclamarnos — dije entre dientes, mientras seguía llorando.

Harry me colocó sobre la pared. Nuestros pechos estaban juntos. Su nariz chocaba con la mía. Sus manos seguían apretándome las muñecas. Lloré en silencio, las lágrimas solo caían por mis mejillas. No sentía que estaba con la persona que más amo, ni siquiera sentía que estaba con el verdadero Harry.

— ¿Por qué lo haces? — chillé.

— Me dañaste, hiciste un corte realmente profundo. ¡No tienes idea de cuánto sufrí! Si no hubiera aparecido, hubieras hecho tu vida con él, feliz y enamorada. Y yo iba a estar sin ti, sufriendo, mientras te olvidabas de mí — me apretó aún más.

— ¡Para! Dijiste que me contarías... Te di mis razones — cerré mis ojos.

— ¡Hablaré cuando yo quiera! ¡No me dirás que hacer! — me soltó, yo me deslicé por la pared, cayendo al suelo.

Miré a Harry, mirando alrededor. La puerta se oyó, alguien tocaba. Harry fue hacia allá y abrió la puerta. Vio a Kennedy y él gruñó.

— Necesito hablar con Brook, ¿puedo verla? — preguntó con seriedad.

— No, no puedes. Largo. — le cerró la puerta en cara.

Me levanté del suelo. Caminé hacia él y quise abofetearlo pero él es más rápido tomándome por la muñeca. Lloriqueé y me solté de su agarre con brusquedad. Harry toma mis caderas y me carga. Me suelta sobre mi cama y se sube encima de mí. Me abraza acostados, pero se aferra tanto a mí y siento su sufrimiento.

Me besa, sentí sus labios moverse contra los míos. No le seguí el beso, pero me debilité y le besé. Sus manos se movían por mi cuerpo. Tocó mis piernas y puso cada una en los costados de su cintura. Me separé por falta de respiración. Sus labios se pegaron en mi cuello. Cerré mis ojos y dejé que el placer y el dolor me llevaran al otro límite.

Me miró, sus ojos estaban tristes y casi oscuros. 

Desabrochó sus pantalones y se los quitó. Sus acaricias ya no son las mismas, siento que estoy con otro. 

— Te desconozco — mordí mi labio, cerrando los ojos.

Untouchable | Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora