Capitulo 12

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~27 DE MARZO~

-...¿No hay nadie?

-No... La espero afuera. -Asentí a pesar de que no me viera para colgar.

Cogí aire antes de salir del baño para dirigirme a la habitación de Damian. Ben estaba en la puerta y en cuanto me vió, me dejó pasar.

Entré a la habitación para sentarme junto a Damian.

-Hola, Dami. -Cogí su mano. -¿Sabes? Necesito hablar contigo cuando despiertes. Me enteré de... ciertas cosas que debes explicarme. -Suspiré para apoyar la espalda en la silla. -No entiendo como... como pudiste hacerme esto, pero... quiero que me expliques porqué lo hiciste. Necesito saber porqué no me lo dijiste...

-¿Por qué no me dejas pasar? -Me tensé al oír la voz de Mariam desde fuera. -¡Oye! Tengo derecho a ver a mi marido.

-Lo sé, pero no pue... -La puerta se abrió de golpe y la cara de la chica cambió al verme.

-¿Qué haces aquí?

-Vine a verlo. -Miré a Damian para volver a mirarla. -Creo que también tengo derecho a estar aquí...

-No. Te recuerdo que con quien está casado es conmigo. -Sonrió con suficiencia provocando que agachara la cabeza. -Tú solo eres su vulgar amante ¿Lo sabias? Y ahora quiero que te vayas de aquí ya.

Entonces sucedió algo inesperado que a ambas nos sorprendió. La mano de Damian se aferró a la mía como si no quisiera que me fuera.

-Dami...

-¿Qué? Hay que avisarle al doctor. -Mariam salió casi corriendo de la habitación para volver al rato con un doctor y dos enfermeras.

-Bien. Ahora necesito que se retiren para poder revisar al paciente.

Ambas asentimos y salimos del cuarto bajo la atenta mirada de Ben.

-Lo siento... -Murmuró para retirarse en cuanto Mariam se lo dijo.

Ninguna de las dos habló en todo el tiempo que estuvimos esperando a que el doctor saliera.

-¿Cómo está Damian?

-El señor Williams está mejorando mucho. -Suspiré aliviada. -Si sigue mejorando así, podrá despertar muy pronto.

-Gracias, doctor. Gracias. -El doctor asintió para volver a dejarnos solas. -Creo que ya no tienes na...

-¡Mami! -Giré hacia el pasillo para ver a un bello chico junto a un niño. El mismo niño que salía en la fotografía.

-¡Hola, pequeño! -Mariam lo cogió para abrazarlo. Mis ojos se llenaron de lágrimas. Extrañaba tanto a mi hijo...

-Hola. ¿Estás bien? -Aparté las lágrimas para mirar al chico y asentir. -No lo pareces. -Me encogí de hombros. -Soy Melvin ¿Tú?

-Kysha...

-Bonito nombre, guapa. -Me lo quedé mirando. Era alto de piel blanca. Lo más que me llamaba la atención era su pelo. Era de un color así rubio blanquecino. Y sus hermosos ojos celestes.

 Y sus hermosos ojos celestes

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-Melvin.

-Hola, hermanita. -¿Hermanita? Pues no se parecían en nada. El chico se acercó a Mariam para dejar un beso en su mejilla. -¿Haciendo amigas nuevas?

-No es mi amiga. -Dijo como si yo le diera asco.

-Yo... Creo que debería...

-Choy Delek.

-Hola, Derek... -Murmuré para sonreírle al niño. Mariam miró a su hijo algo sorprendida para luego mirar a su hermano.

-Llévalo a que se compre algo, Mel.

-¿Por qué?

-Porque te lo digo yo, venga. -Volvió a dirigirse a su hijo. -Vas a ir a la cafetería con el tío Melvin ¿vale?

-¿Y papá?

-Luego verás a papá, pero ahora vé con el tío. -El niño asintió y dejó un beso en la mejilla de su madre para despedirse de mi con la mano y comenzar a caminar junto a Melvin. -Tú y yo tenemos que hablar.

-Ahora tengo que llamar a alguien...

-No. Primero hablaremos. -Entró en el cuarto de Damian y yo no tuve más remedio que seguirla.

-No entiendo de que quieres hablar conmigo cuando está claro que no me soportas.

-Pero las dos tenemos a alguien en común. -Miró hacía Damian. -Por mucho que quiera creer otra cosa. La realidad es que Damian comenzó a mejorar desde ayer, o sea, cuando tu apareciste.

-Oh... -Murmuré para acercarme a él. -Yo no tengo la culpa de esto, Mariam. Yo no sabía nada.

-La verdad es que yo si y no lo detuve... -La miré sorprendida. -Intenté hacerlo. Intenté que entrara en razón, pero no quería. Él decía que tú eras mucho más importante que nosotros ¿Sabes?

-Yo no...

-Todos estos meses que pasó con nosotros creí que vuestra relación ya había acabado. Que tú solo habías sido una etapa pasajera en su vida que ya había pasado, pero veo que me equivoqué...

-Lo siento...

-¿Lo sientes? -Rió amargamente. -Tus los sientos no me sirven para nada. ¿Pero sabes qué? Gracias a ti estoy esperando a mi segundo bebé. -Sonrió para acariciarce la barriga.

¿Qué?

Doble TraiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora