Epílogo

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~Años después~

●DAMIAN●

-¿Por qué no te quedas aquí a dormir?

-No puedo, enano. Sabes que mamá no me dejaría.

-Mamá si te dejaría, papá. -Volvió a insistir Jude y yo sonreí.

-Bueno, lo consultaré con ella ¿si? Pero no te prometo nada.

-¡Vale! -Lo arropé con la manta para dejar un beso en su frente.

-Te quiero.

-Y yo a ti, papi. -Sonreí para caminar hacia el interruptor de la luz para apagarla y cerrar la puerta.

Suspiré para buscar a Kysha con la mirada hasta que la divisé sentada en la terraza.

●KYSHA●

-¿No tienes frío aquí fuera?

-No. -Dije sin moverme ni un milímetro. Sabría que vendría.

-Bueno, solo vengo a decirte que ya Jude está acostado y que ya me voy.

-Puedes quedarte un rato. -Murmuré para mirarlo a los ojos. Primero hubo confusión, pero después se relajó. Yo volví mi vista a las luces de la ciudad. -¿Cómo están Derek y Cielo?

-Bien. Derek está deseando venir a visitar a su hermano al igual que Cielo, con esta última tendría más problemas pero espero que Mariam se lo permita. -Asentí para que supiera que le estaba escuchando.

Cielo era aquella hija de la que Damian no estaba seguro de que fuera suya, pero que terminó siéndolo.

-¿Y tú?

-¿Yo qué? -Volví a mirarlo. A pesar de los años, seguía siendo muy atractivo.

-¿Tú como estás?

-Supongo que como siempre. -Esquivé su mirada sintiendo las lágrimas. No podía llorar ahora.

-Está bien. -Lo oí suspirar a mi lado. -Mira, Kysha. Tengo que decirte algo importante...

-¿Qué?

-Me voy.

-Siempre te vas a Nueva York, Damian.

-No, no, me voy a Europa. -Lo miré confundida. -Pronto cumpliré los cuarenta y uno y me gustaría irme a vivir a alguna ciudad como París, Roma o Dublín.

-No puedes...

-Si te preocupa la manutención de Jude, no debes de hacerlo. Seguiré pasandotela e incluso seguiré hablando con él por Skype y vendré a visitarlo.

-No puedes, Damian. -Dije ahora más segura de mis palabras.

-¿Por qué no? Creo que es lo mejor para nosotros. Comenzaré una nueva vida en la que...

-No, ¡no! No puedes irte. ¡No quiero perderte dos veces! -Sin pensarlo, lo rodeé con mis brazos para abrazarlo. -Te amo. No puedes separarte de mi, Damian.

-Llevamos casi ocho años separados, Kysha...

-Yo no quiero estar más separada de ti, por favor. Fue un error. -Lo miré a los ojos. -Creí que si nos separabamos, iba a estar mejor. Sin nuestras peleas por tonterías, sin nuestros enfados que duraban por días, pero no. No pude olvidarte ni una sola vez.

-Kysha, yo... -Más lágrimas caían por mis mejillas al saber lo que me diría. -Yo no sé si... esto volvería a funcionar...

-Por favor... -Murmuré poniéndome de rodillas para abrazarlo por los pies. Si tenían que arrodillarme para que me perdonara, lo haría.

-Levántate, Kysha.

-No lo haré hasta que no me perdones, Damian. Sé que lo que hice estuvo mal, pero por favor... Sólo... Sólo quiero que todo esté como antes, como cuando nos conocimos. ¿Te acuerdas? Todo estaba bien. Eramos felices.

-Tú misma lo has dicho, éramos. -Sollocé más fuerte al escucharle decir eso. -Un día te dije que yo no tenía tú edad, que me cansaría de tus boberías de niña caprichosa. -Logró ponerme de pie en cuanto vió que mi agarre había perdido fuerza. -No quiero que vuelvas a humillarte así. ¿Qué hubiera pasado si yo no llegaba a decirte que me iba? Todo hubiera estado como siempre.

-No, iba a decírtelo. Llevo meses intentando encontrar las palabras adecuadas para expresar mis sentimientos. Estaba intentando buscar una manera de conseguir que volvieras conmigo. Con nosotros. -Dije refiriéndome a Jude. -¿Tienes a otra?

-Yo no tengo a nadie, Kysha.

-¿Entonces?

-Simplemente pienso que si lo nuestro no funcionó en su debido tiempo, ahora tam...

-¡No lo digas! -Grité exasperada. -No digas eso, por favor. Me haces daño... -Caí al suelo de rodillas llorando aun más. Realmente parecía una niña de cinco años.

-Lo siento, Kysha. -Se puso de rodillas frente a mi para agarrar mi cara entre sus manos. -No me gusta verte así, no quiero verte así.

-Y-yo... Te necesito a nuestro lado. -Sus labios se estamparon contra los míos tomándome por sorpresa.

Cerré los ojos sintiéndome la peor persona del mundo pero a la vez la mejor. Rodeé su cuello con mis manos para sentirlo más cerca.

Llevaba años sin besar estos carnosos y dulces labios que no dejaban de moverse sobre los míos. Quería que descubriera lo mucho que lo extrañaba y echaba de menos, porque lo había hecho.

De repente, se separó para pegar su frente a la mía y mantenerse con los ojos aun cerrados.

-Sigues volviendome igual o más loco como la primera vez que te besé. -Sonreí tímidamente al descubrir que ahora me estaba mirando. -Quiero que sepas que no me arrepiento de todo lo que hice, princesa. Sí, sé que está mal pero gracias a eso estoy ahora aquí contigo y no en aquella casa.

-Dami...

-Ya no tenemos la misma edad que antes, pero sigues siendo la misma chiquilla de veinte años de la que me enamoré aquel día. -Las lágrimas que había conseguido parar volvieron a salir. -Y... A pesar de que dije que quizás ya no era nuestro momento... Quiero intentarlo. Quiero volver a empezar desde cero, lejos de todo y de todos.

-¿Que quieres de...

-Que se vayan a vivir conmigo, Kysha. Podemos comenzar una nueva vida Jude, tú y yo. ¿Qué dices?

Lo miré por un rato en silencio. ¿Irnos a vivir fuera? ¿Lejos de Jordan, de Angi y de mi hermosa sobrina de tres años? ¿De mi tía Johana? ¿De Albert...?

-Princesa...

-Si. -Dije para sonreírle. -Nos iremos a vivir contigo.

Doble TraiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora